Los gases y la teología de San Agustín

Por el singular blog Nomesploraria pude saber de la existencia de Joseph Pujol, Le Pétomane, artista injustamente olvidado. Dice de él la wikipedia: "Famoso por su singular habilidad para controlar sus músculos abdominales lo que le permitía soltar gases a su voluntad. De esta forma realizaba números como tocar Au clair de la lune con un flautín". Espectacular.

Pero mucho antes, alrededor del año 414, San Agustín de Hipona ya apoyó sus argumentos teológicos nada menos que sobre la existencia de pedómanos equiparables a Joseph Pujol. Quisiera arrojar un poco de luz sobre este aspecto tan desconocido del pensamiento Agustiniano. Seguir leyendo...

Cada época de la humanidad tiene sus preocupaciones. Así como nosotros nos inquietamos por saber que haremos cuando se termine el petróleo y tratamos de entender donde está el dinero que han ganado los bancos durante tantos años, San Agustín encara en su obra magna Civitas Dei algunos de los principales temas de su época: la paradoja del caníbal (de la que me ocuparé otro día) y el problema de la concupiscencia en el paraíso, que paso seguidamente a exponer.

La cuestión es: ¿Gozaban Adán y Eva durante el trato carnal imprescindible para poder multiplicarse?. Después de considerar todas las posibilidades y opiniones de eruditos anteriores, San Agustín encontró finalmente la respuesta: la cópula era algo puramente mecánico puesto que Adán controlaba su miembro viril a voluntad. Del goce de Eva el Santo no nos dice nada, a pesar de que a causa de su juventud pecadora cabe suponer que conocía el tema en profundidad. O tal vez no.

Del mismo modo que nosotros podemos mover todas nuestras extremidades vertebradas, Agustín razona que a Adán le fue concedido poder voluntario sobre la extremidad invertebrada. Y cuando era necesario, procedía a levantarla para la cópula, sin ningún placer especial.

Pero aquí San Agustín vaciló, se le nota un poco flojo. Y se preguntó ¿Hemos de decir que el Creador no pudo dar esa facultad a los vivientes que quiso?. En soporte de su explicación enumera una serie de ejemplos (algo innecesario, creo yo, siendo Dios omnipotente). Laborioso, cita los casos del hombre que sudaba a voluntad, el del que podía mover sus cabellos, el del sorprendente Presbítero Restituto que dejo para otro día, y el del pedómano.

Dice el Santo: No faltan algunos que, sin fetidez, emiten por el fondo sonidos tan armoniosos, que se diría que cantan por esa boca. Esta frase singularísima, auténtica piedra Rosetta de los gases, relaciona la pedomancia con la armonía y con la capacidad de erección de Adan, sin ensuciar el texto con la fea palabra culo. Es un ejemplo que permite demostrar que a algunos les ha sido concedido poder mover a voluntad las partes sin hueso. Y confirma, anticipa y magnifica a Jospeh Pujol, Le Pedomane, que murió en 1945 probablemente sin saber que un caso como el suyo fue utilizado para construir Civitas Dei, uno de los pilares de Occidente.

(Quien pudiera ser empresario del show business, vivir en un carromato y tener en un circo ambulante a todos los prodigios que cita Agustín, como en aquella deliciosa película freaks pero con buen rollo. El texto completo de San Agustín ya lo colgué otro día, es este, pero me pareció necesario insistir sobre este tema. Esta entrada está dedicada, con todo el cariño, a Alan Greenspan y a los padres Escolapios)