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Mostrando entradas de febrero, 2008

El agua que se está perdiendo en el mar

Yo no sigo mucho la actualidad, pero el caso es que me pareció oír por la tele que el agua del Ebro se está perdiendo en el mar. ¿Era en serio? ¡Qué desperdicio! Y el Sr. Rajoy parecía dispuesto a resolverlo, mediante la resurrección del trasvase que permitiría que hubiera agua para todos. Que equivocado estaba Manrique: Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar, que es el morir. En realidad, los ríos fueron creados para desembocar en los campos de golf ( el cultivo más rentable ) y a los complejos turísticos, como el que se va a edificar en los Monegros. Aquí se cuentan algunas cosas algo más en serio. Quien quiera verlas de cerca, puede pasarse por el Delta del Ebro, donde se ve como año a año el mar va ganando terreno (y de paso, hará un viaje memorable a un lugar único). De lo que parece que no hablan ni el Sr. Zapatero ni el Sr. Rajoy, es de la (¿previsible?) construcción de nuevas centrales nucleares. Estos temas es siempre más práctico decidi

Andar sobre las aguas

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Al amanecer casi cualquier cosa parece posible. (Pinchad para ampliar). Con la D70, el sigma 50-500, y la poquita luz que había, fue complicado pillar a este joven flamenco que fue a aterrizar justo delante de mi. Todavía no tiene el color rojo característico de la especie. Un día de primavera fui con mi padre a dar un paseo por un pequeño humedal junto al mar, cerca de Tarragona. De forma completamente inesperada, vimos emprender el vuelo a una pareja de flamencos, fue algo inolvidable. Desde entonces es uno de mis favoritos. Ahora el humedal por el que tantas veces había paseado se ha convertido en una parodia: por una parte, está acosado por las urbanizaciones y reducido a la mínima expresión, por otra, tiene el acceso prohibido excepto unos pequeños miradores. Como tantos otros lugares.

Amanece en la laguna

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La luz del sol se abre paso entre las nubes. Son escenas con un contraste de luz brutal, excesivo para la cámara e incluso para los ojos. Esta maravilla de amanecer en la laguna, que fue como un estado de gracia, duró apenas unos minutos que me pasaron como si fueran segundos. Cuando todo terminó, al ver las fotos en la pantalla, me gustó alguna toma de una cigüeña que ya subiré. Pero me pareció claro que en las tomas de paisaje había fracasado, no eran más que una sombra de lo que yo había visto. Y además, no se como lo hubiera podido hacer mejor: los filtros degradados neutros no hubieran servido más que para oscurecer todavía más las nubes y el HDR no vale con todos los pájaros moviéndose. De modo que los paisajes de esa mañana se quedaron arrinconados en el disco duro. Pero un día, cuando ya no recordaba la escena original , los encontré por casualidad. Y no me parecieron tan mal, de modo que he subido uno. Dije el otro día que no me gustaba el trabajo de proceso de fotos (aunqu

El caso de la furgoneta blanca

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Fue en un pueblo en el que solamente viven cinco personas. Según me han dicho, los vecinos estaban conversando a media mañana cuando vieron subir por la carreterita una furgoneta blanca con una escalera en el techo. Ya en la plaza, se apearon tres tipos desganados. Sin decir más que buenos días, dos de ellos descargaron la escalera, y la arrimaron a la pared, como para colgar un cuadro. El tercero pidió agua para el mortero y sacó la hormigonera. Cuando estuvo todo a punto, colocaron una placa de cerámica que ponía “CALLE LAS ERAS”, en letras azules muy esmeradas. La pusieron al lado de la antigua placa, que ya tiene casi un siglo, y lleva escrito el nombre que la calle ha tenido siempre, “Calle Baja”. Así, en silencio, fueron colocando todas las placas nuevas. Algunas coinciden con el nombre que la calle ha tenido de toda la vida, y otras no. No quitaron las placas antiguas. Alguien les preguntó si eso significaba que el Gobierno había decidido cambiar algunos nombres. Se encogieron

Ejercicios de macrofotografía: el tenedor

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Acabo de hacerla ahora mismo, en el comedor. Mientras en la tele daban una película malísima de santos griales y templarios, yo me he puesto un ejercicio de macrofotografía: el tenedor de punta (pinchad para ampliarla). Es una foto interesante para ver el puñetero problema de la poca profundidad de campo, o para sobrellevar una película aburrida en caso de tener tele. Se trata de desenfocar el fondo pero al mismo tiempo dejar las cuatro puntas del tenedor nítidas. Cerrar exageradamente el diafragma no ayuda demasiado. Pero seguro que se puede hacer mejor, o conseguir una imágen más interesante (la luz da mucho de si). La única norma del ejercicio es que el tenedor debe ser de un tamaño normal, debe estar de punta, y deben verse todos los pinchos ¿alguien se anima? Actualizaciones: -Nomesploraría acaba de subir su versión del tenedor , en formato vertical, y añade una cuchara. -Le Mosquito aporta una imagen de un tenedor, en tonos cálidos y también vertical. Y deja como ejercicio enc

A Orígenes, que tanto dio

En la medida de mis humildes posibilidades, creo necesario dar a conocer la vida y obra de Orígenes (185-254), uno de los hombres que más ha dado por la fe cristiana. Todo ello, como siempre, sin ánimo de ofender a nadie. ¿Qué puede haber de malo en recordar la vida y el ejemplo personal de tan eminente teólogo? Es cierto que el Santo Padre Benedicto XVI publicó el pasado Abril un doctísimo resumen de la vida y obra de Orígenes, uno de los padres de la Iglesia. Pero olvidó mencionar un pequeño detalle. Dice el Evangelio según San Mateo 19,12: Porque hay eunucos que nacieron así del seno materno, y hay eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los Cielos. Quien pueda entender, que entienda . Orígenes fue de los pocos que realmente se atrevió a entender. Y, ya siendo adulto, procedió a castrarse a si mismo. Una pregunta me inquieta ¿Es posible la auto-castración? Parece ser que si, había incluso una página web con fotos muy claras para los interesados, del estilo do it y

Boix grèvol, acebo, ilex aquifolium

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Boix grèvol, acebo, Ilex aquifolium. Seguro que todo el mundo lo conoce. Antes se usaba de adorno de Navidad, por sus vistosas frutas rojas de invierno. Por lo menos en mi pueblo ahora ya no se hace: por que está protegido, por que queda poquísimo y sobretodo, por que no está de moda. En cualquier caso, siempre es una alegría encontratse con uno de estos arbustos, que en algunos lugares llegan a ser árboles. El otro día, después de fotografiar las vidrieras , vi un ejemplar joven (de menos de un metro de altura) y me propuse regresar con más tiempo. Pero al regresar, me di cuenta de que estando dentro del bosque no había forma de que fotografiarlo para que destacara. Entonces me decidí por este infante de acebo, realmente pequeño, fijaros en el tamaño de la hoja seca de pino (las fotos se pueden ampliar). Por lo que me pareció, se puede reproducir lanzando tallos que después sacan raiz, como las fresas. No pude evitar un cierto optimismo al verlo. Espero regresar aquí en diciembre para

El ojo de la bestia

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Ya están las primeras lagartijas corriendo por los montes, completamente ajenas al devenir de la precampaña electoral. Que maravilla de animales, no me canso de observarlos. Con esta no pude desarrollar una relación basada en la confianza y me tuvo mucho tiempo esperando (en vano) frente a la puerta de su torreón, como las tarántulas . Si pinchais para ampliar la imágen vereis que parece como si tuviera un poco de conjuntivitis, lo he observado varias veces y no se si es normal.

El caso de la mariquita naranja

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En un alarde de creatividad, nuestro mundo nos ha obsequiado con muchas otras mariquitas , además de la convencional roja y negra. Esta es la halyzia sedezimguttata , con 16 puntos blancos sobre fondo naranja. Cuando tomé esta foto, las circunstancias hacían que estuvieramos en un deplorable ressort del pirineo. Se supone es un lugar elegante y ese valle en algún tiempo fue muy bonito. Ya era tarde cuando la vi mariquita naranja en el cesped del parque infantil. Hice estas fotos, pero me pareció que con la luz de la mañana saldría más favorecida. De modo que la metí en una caja de cerillas y me la llevé a la habitación (quiero aclarar que esto es algo que no suelo hacer, y que tomé todas las precauciones para no lastimarla). En la recepción del hotel los niños insistieron en verla. Por desgracia, al abrir la caja trepó por el cartón con gran determinación y salió volando hasta una columna metálica. Traté de capturarla pero la halyzia sedezimguttata subió hasta el techo enmoquetado. E

Otros mundos

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Nebulosa Rosetta - reproducida con permiso. Ya hacía tiempo que tenía ganas de acompañar a mis amigos a una de sus sesiones de astrofotografía. Aquel día el tiempo fue muy malo, pero en las fotos del satélite se veía un claro en el frente de nubes que se dirigía justamente hacia nosotros. De modo que decidimos probar suerte. Para poder ver algo en el cielo hay que alejarse de la luz de las ciudades. En nuestro caso, hay que conducir más de 100km entre ida y vuelta, abonar los correspondientes peajes y tener un entusiasmo a prueba de bomba. El entusiasmo es esencial: esa tarde el cielo no parecía despejarse por ningún sitio. Al llegar, además de las nubes, había una niebla muy espesa, que predisponía más a la ufología que a la astronomía. Pero a pesar del mal tiempo, allí estaban todos los aficionados, hablando de telescopios, galaxias y un montón de cosas más que yo no entendía (por que de astronomía yo no se nada, quiero dejarlo claro: yo solamente he fotografiado planetas en la coc

Las vidrieras y la fruta prohibida

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Hoja de arbutus unedo mordisqueada y algo putrefacta. Ahora recuerdo que de pequeñito, estando en misa, yo siempre miraba las vidrieras. Un día al llegar el momento de la transubstanciación oi la palabra pan y pregunté a todo pulmón si nos darían pan con mantequilla y mermelada. Tenía unos tres años y esto me lo han contado, yo solamente recuerdo que lo recuerdo. Pero el verde de las vidrieras y el rojo trans-lúcido del sol detrás de la fruta prohibida si que me han quedado grabados. Y me siguen gustando las vidrieras, el verde del sol que atraviesa las hojas y la mermelada prohibida de fresa. Por ahora, eso es todo.

Libélula azul, libélula roja

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El principal objetivo en la vida de una libélula es la reproducción. Los machos se desviven por encontrar una hembra y poder fecundarla. Defienden su territorio como los gallos, y si otro macho entra, tratan de expulsarle. Los combates aéreos son espectaculares. Son tan agresivas que llegan a atacar a machos de otras especies, tomándoles por rivales. Esto es absurdo, por que cada uno de ellos está esperando a una hembra de su propia especie. Pronto se dan cuenta de su error y regresan a sus posiciones. Pero para mi, que solamente quiero fotografiarlas, estas peleas son molestas. Yo tengo que acercarme a pocos centímetros de la libélula para hacer la foto. Con paciencia puedo llegar a ganarme su confianza. La libélula (creo) interpreta que soy un animal grandote y pacífico que bebe tranquilamente en el río. Pero, a veces, cuando ya estoy muy cerca, el macho sale volando. ¿Qué habré hecho mal? A veces nada, es simplemente que ha pasado un macho de otra especie y mi modelo ha salido tonta

El ritual del almendro

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Cada año procuro dedicar un rato a fotografiar almendros en flor. Es algo bastante parecido a una ceremonia personal de adoración a la naturaleza. Me conmueve el esfuerzo que estos árboles dedican a las flores (es decir, a la reproducción), estando como están sin ninguna hoja que les proporcione sustento. Por no hablar de su optimismo y su precocidad, que suele ocasionarles disgustos si hiela. Hoy ha sido el día del ritual del almendro. Pensaba montar el trípode y con toda la parsimonia del mundo hacer una foto de las flores de almendro sobre un cielo azul inmaculado. Pero el caso es que me he encontrado con un montón de insectos libando de los almendros. Abejas, abejorros, un atareado macroglossum stellatorum (que me ha sorprendido mucho ver en febrero) y otro bicho que no se que es. Es cierto, el almendro proporciona alimento a los insectos de forma interesada. Pero que magnífica es la escena del viejo árbol dando de comer a centenares de criaturas. No he podido resistirme y he ido

Evora, capela dos Ossos (reposición)

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Tengo un poco olvidada la sección de teología para ateos, de modo que con el permiso del respetable voy a reponer una entrada de septiembre del 2006. Con aire melancolico miro algunas fotos de hace años que tengo por aqui. Si os acercais a Portugal, no debeis dejar de visitar la capela dos Ossos en Evora. Impresionante edificio del siglo 16, con las paredes interiores tapizadas de huesos humanos y alguna momia mal embalsamada colgando por alli. En un claro derroche de materia prima, los fémures estan puestos perpendicularmente a la pared. Para rellenar los huecos, alguna calavera de niño. Huele a hueso. Un cartel pone algo asi como "NOS OSOS QUE AQUI ESTAMOS PELOS VOSOS ESPERAMOS", que debe querer decir mas o menos, "nosotros huesos que estamos aqui, esperamos a los vuestros". Una cordial forma de recordar al visitante que tarde o temprarno morira y que entonces sera juzgado por sus pecados. Uno se puede imaginar al promotor de la obra esperando terminarla antes de

Smilax aspera y la luz de invierno

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En invierno el sol entra en el bosque con un ángulo bajo. Al atravesar la vegetación forma interesantes combinaciones de luces, sombras y transparencias. Visualmente, estas escenas son muy vistosas, pero resulta complicado plasmar estos contrastes tan grandes. Encuentro especialmente bonita la smilax aspera , arítjol o zarzaparrilla. Es una trepadora con espinas que supuestamente purifica la sangre. En verano hace unos frutos rojos que parecen apetitosos pero que yo nunca me he atrevido a probar. Al parecer, fue usada como remedio contra los venenos y contra la sífilis. A mi, la fotografía de plantas me parece muy difícil. Es cierto que los insectos se escapan, pero por lo demás son más fáciles que las plantas. Tienen ojos, patas, cabeza, cosas que podemos interpretar fácilmente y aceptar como correctas incluso si una parte no está en foco. Pero ¿cuales son los centros de atención de una planta? ¿donde se dirige en primer lugar la mirada del observador? No se la respuesta. Esta foto la

Guillermo Tell y la fotografía de mariposas

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Pontia daplidice, 60 F16 Algunas acciones reflejan inevitablemente el estado de ánimo e incluso la personalidad del autor. Por ejemplo, escribir con rotulador grueso sobre un gran papel en blanco. Manchar el papel es un acto irreversible que puede hacernos dudar. Si dibujamos las letras muy lentamente, con trazos cortos, tal vez podremos conseguir un aspecto aparentemente bueno, pero una mirada un poco más detenida enseguida revelará nuestra inseguridad. Si optamos por trazos largos, sueltos y decididos, conseguiremos proyectar esta seguridad en el papel, a riesgo de cagarla. No es nada fácil tener un buen trazo. Se mejora con la práctica pero, por más que hayamos ensayado, si solamente tenemos un papel (y supongamos que se trata de un papel realmente valioso), el momento de la escritura será peliagudo. Lanzar una flecha a una manzana puede hacerlo cualquiera (no digo acertar), pero si la manzana está sobre la cabeza de tu hijo, la cosa se complica. Para nadar no hay que temer al agua