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Mostrando entradas de enero, 2019

Jabalíes

Me fui de noche a espiar a los jabalíes con unos prismáticos de visión nocturna. Desde un rincón del campo les pude ver salir de estampida, asustados por algún ruído. Después de haber estado escondido durante mucho rato, fue estupendo verles correr como salidos de una pintura rupestre. Me gustaría ser capaz de explicar bien el momento: el miedo que da oírles y no saber donde estan, atinar a apretar el botón de grabar video, explorar el campo rápidamente y finalmente verles corriendo y tratar -en vano- de mantener el pulso firme. Ya liberado de la necesidad de generar imágenes de calidad, me quedo con la emoción del momento y subo este recuerdo.

Ñoqui en claroscuro

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Nuestro beagle Ñoqui hace poco que ha cumplido un año y medio. Después de habernos puesto literalmente al borde del colapso nervioso, ahora se ha tranquilizado un poco. Ya podemos sentarnos a ver la tele un rato sin necesidad de vigilarle para que no salte a la mesa a comerse los restos de la cena. Podemos sentarnos, pero no en el sofá, porque Ñoqui se lo comió hace ya cosa de un año. Cuando la gente dice que el perro se les ha comido el sofá, se refieren normalmente a un arañazo o dos en la tela, que dejan ver (impúdicamente) las tripas de los cojines, o tal vez a un desperfecto en la madera. No es nuestro caso: Ñoqui ha reducido literalmente a astillas el sofá y una mecedora, entre otras muchas cosas.  Cada tarde al llegar a casa había que invertir un buen rato en recoger los trozos del anorak de plumas (abrió el armario), de un libro apreciado o de una figura de madera que estaba en una estantería. Ñoqui movía las sillas para trepar y comerselo absolutamente todo, vomitarlo y vol

Todavía cantan los cárabos

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Después de tantos años, me siguen gustando las sensaciones de la noche en el bosque. Ultimamente, con la excusa de pasear al perro solemos salir de la ciudad después de la puesta de sol. Los senderos que de día nos resultan casi aburridos de tan bien conocidos, recuperan su misterio con la falta de luz y con la niebla. Ñoqui , loco de alegría, quiere seguir los rastros frescos y debemos sujetarle bien para evitar problemas con los jabalíes.  No puede entender que nosotros no vamos de caza. Ayer, la niebla era especialmente densa y se hacía realmente difícil seguir el camino a pesar de las linternas. Inesperadamente, en un recodo del camino, el cielo se abrió por un momento para dejar paso a una luna espléndida. Ahora casi nunca hago fotos "de verdad", con la cámara y un trípode, pero no pude evitar sacar el teléfono y de cualquier modo llevarme a casa el recuerdo de la noche. Me vinieron a la memoria las primeras fotos digitales, de hace ya 16 o 17 años y la mirada as

Kafka, oficinista

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Un dibujo que hizo Kafka cuando trabajaba en Seguros Generali. Si vais a Praga merece la pena pasar por el museo.