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Mostrando entradas de junio, 2017

Una historia sentimental de las calculadoras: HP-35

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Hace años, muchos años, el objetivo fundacional de algunas empresas no era ganar la máxima cantidad de dinero posible con la mínima inversión, incluso a costa de engañar a los clientes. Naturalmente, se trataba de empresas rentables, y que debían seguir siéndolo. Pero había algo más: un orgullo por la calidad y el trabajo bien hecho. Cuenta la leyenda que Bill Hewlett, uno de los fundadores de Hewlett-Packard, se planteó en 1970 la posibilidad de construir un aparato de bolsillo capaz de calcular funciones trigonométricas y logaritmos. Es decir, una calculadora científica. Entonces no existía nada parecido, la única alternativa eran aparatos enormes y carísimos como el HP-9100. Incluso los astronautas que por aquel entonces seguían viajando a la luna debían usar las engorrosas reglas de cálculo para realizar operaciones vitales. No obstante, los estudios iniciales de mercado mostraron que no habría demanda para el nuevo producto. Hewlett, indiferente a los malos augurios, dio máxim

El relevo

A medida que la información fluye más y más rápido de un punto a otro del planeta, el tiempo parece acelerarse. Lo que antes tardaba un siglo, pasó a tardar una década y ahora parece que pueda suceder en un solo año. Recuerdo un documental estremecedor de un orfanato en China donde acogían niñas abandonadas: era la imagen de un país que solamente hace 15 o 20 años nos parecía terriblemente pobre. Y ahora, la misma China, aspira a ser la primera potencia mundial. La insólita retirada de Estados Unidos del acuerdo de París puede haber sido el punto de inflexión, el definitivo principio del relevo de Occidente como motor del mundo. Primero Europa, después Estados Unidos, ahora Asia y China en particular.

De nuevo, primavera

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Esta mañana he salido a dar una vuelta por el monte con la cámara y he podido fotografiar a esta pareja (ignoro la especie, aunque es muy común en nuestra zona). La fotografía de mariposas tiene su intríngulis: hay que reptar por el suelo hasta colocar la cámara a pocos centímetros de los animales, perfectamente paralela a las alas, enfocar, componer la escena, elegir el diaragma y la sensibilidad, contener la respiración y disparar. Normalmente las mariposas se asustan y las fotos salen mal, hay que armarse de paciencia y volver a empezar una y otra vez. Independientemente de los resultados, es una experiencia muy gratificante con la que puede conseguirse una gran paz interior.