Que no digan que he vivido en vano
Orión, al otro lado del río.
"¡Que no digan que he vivido en vano!", dijo el astrónomo Tycho Brahe cuando estaba próximo a morir. Brahe, inmensamente rico y protegido del emperador, había pasado gran parte de su vida observando los astros y disponía de las más fiables mediciones de las posiciones de los planetas. Pero no era capaz de descifrar el gran enigma de las órbitas planetarias por si solo, aunque por aquellos tiempos empezaba a sospechar que el modelo heliocéntrico de Ptolomeo era demasiado complicado e impreciso para ser cierto, y había incluso propuesto un efímero modelo propio.
Cada vez era más evidente que su ayudante, un tal Kepler, pobre y corto de vista, era excepcionalmente inteligente. Tal vez hubiera podido encontrar la respuesta, pero los científicos (como los cantantes, los dictadores y tantos otros) son grandes ególatras. "¿Y si con mis datos, el resultado de una vida de trabajo, este Kepler descubre algo realmente importante?", pensaba Brahe. De modo que en lugar de pasarle las observaciones competas se las iba cediendo con cuentagotas. Brahe, además de astrónomo, era un hombre de mundo (¿un poco vividor?) que perdió la nariz en un duelo y que disfrutaba de los placeres terrenales. Pero en el momento de morir le entró el pánico a no dejar una obra. ¡Qué no digan que he vivido en vano! Y finalmente consintió que Kepler accediera a los datos.
Kepler resultó ser un gran físico y matemático, casi a la altura de Newton o Einstein. Y resolvió el enigma, que además de no ser sencillo tenía una solución inaceptable para el hombre medieval: los planetas se mueven en elipses con el sol en uno de los focos.
Las leyes de Kepler fueron un enorme paso adelante. Pero fue Newton el que entendió y demostró las causas de este movimiento. Se debe a que dos cuerpos cualesquiera se atraen con fuerza proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional cuadrado de su distancia. Y con su demostración, Newton se puso punto final a la edad media. Es tan importante que debería explicarse cada domingo en todas las Iglesias.
Pero ¿todos aspiramos a dejar una obra, por modesta que sea? ¿Es ese el objetivo de la vida?
Comentarios
...o transmitir otras de generación en ya generaciones.
Si no existiese la figura del relator,...
...no habría vidas vividas en 'no vano',... :)
Me encanta esta fotografía.
Besos.
B.T.C.M.
Pero por si acaso, por si al morirnos no hay nada ni nadie esperándonos al otro lado, muchos sienten la necesidad de asegurarse al menos un sucedáneo de vida eterna en forma de "memoria". Hacer algo que sea recordado, que pase a la historia, conseguir que se nos conmemore durante todo el tiempo posible, morar una tumba que sobreviva a los tiempos ... todo ello es lo mas cerca que podemos estar de ser eternos.
Y en cierto modo, si la vida es una gran acumulación de información, de entropía negativa, la pervivencia de nuestro legado, sea material o espiritual, es en sentido estricto la pervivencia de nuestra vida.
¿Alguien piensa que Newton calculaba cuanto y como iba a ser su trascender?
Adivinarán que soy ateo.
¿No habrá otra cosa por la cual vivir. O más bien: ¿Cual será el sentido de la existencia?
Tampoco es fácil ser ateo.
Qué bueno!
Me hacía falta.
B.
Desde luego que puedes usarlo, si es para enseñanza es un honor. Pásales el enlace si quieres, pero piensa que no puedo garantizarte que todo lo que cuelgo en el blog sea educativo.
A todos,
Siento mucho no participar en la conversación que yo mismo he empezado. Estoy preparando mis charlas de fotogenio, además de tantas otras cosas, y voy desbordado de trabajo. Pero les agradezco sus comentarios, que jamás dejo de leer.
Uy! Explicar eso en las iglesias, no sabe usted lo que dice, sacrilegio!!!!