Sobre la reencarnación en vida. El fotógrafo que fue astrofísico

Creo que es universal el deseo de vivir más de una vida. Poder volver atrás y ser, por ejemplo, equilibrista en lugar de empleado de banca. O al revés, cansado de las caídas, buscar sosiego en la vida familiar y en un trabajo idiotizante.

La doctrina de las reencarnaciones asegura que después de muertos volveremos a vivir siendo otra persona, o tal vez un animal. Esto, en mi opinión, aunque fuera cierto, sería totalmente irrelevante puesto que los recuerdos de la vida anterior se desvanecen después de la muerte a causa de la putrefacción de los tejidos cerebrales. Más interesante me parece el caso de la cigarra, que vive durante años bajo tierra, excavando túneles y chupando raíces, pero en unas pocas horas se transforma irreversiblemente en una criatura alada, sin perder los recuerdos de su etapa subterránea.

¿Es posible reencarnarse en vida, como los insectos? Hablaba el otro día del caso de la monja budista que había sido veterinaria y hoy quisiera presentaros a Jordi Busqué, el fotógrafo que publica a doble página en el National Geographic, pero que antes fue astrofísico. ...click para seguir leyendo...

No hay que subestimar la inteligencia y la pasión necesarias para la investigación científica. Después de terminar con buenas notas una carrera complicada, es necesario aceptar unas condiciones laborales muy malas, sin horario, ni vacaciones ni fines de semana (y hasta hace bien poco, sin seguridad social ni asistencia médica). Pero en medio de este camino, cuando ya empezaba a vislumbrar la cima, un astrofísico decidió empezar otro camino incluso más arduo: ser fotógrafo profesional de naturaleza y viajes. Desde entonces, recorre el mundo sin equipaje, en unas condiciones que a mi me parecen durísimas. Sus fotografías nos permiten ver otros mundos, hechos por el hombre, con una sensibilidad y un respeto que no se puede improvisar. Y viendo sus fotos podemos suponer por unos momentos que hemos vivido otra vida, de viajes, problemas y experiencias absolutamente reales (y no imaginarios como la mayoría de los míos).

Su web no tiene desperdicio, pero si solamente tienen unos minutos, no deberían perderse su trabajo sobre los Mennonitas, una extraña etnia de origen europeo que vive en los lugares más remotos de Boliva, y sobre sus escuelas.

En esta época de esplendor y sobreproducción, yo creo que la fotografía está herida. Algunos fotógrafos quedan estancados buscando la perfección técnica. Otros, con sobredosis de Photoshop, se complacen en presentar sujetos que no tienen ningún interés como si fueran extraordinarios (y son, por tanto, pintores mediocres). Tampoco faltan los que viajan con el teleobjetivo, cazando niños pobres como si fueran ciervos para ilustrar revistas con sus miradas. Pero ninguno de esos había sido astrofísico, y eso se nota.