Ecos de danzas sufís
Embrujados por una música poderosísima, un grupo de derviches giran sobre si mismos con los brazos en alto, bajo la dirección de un severo maestro, hasta llegar a un éxtasis místico que da toda la impresión de ser auténtico.
La primera vez que oi hablar de los derviches fue hará cosa de cinco o seis años. Estando en un congreso coincidí con un tipo algo extraño que tenía un pie en oriente y otro (y la cartera) en occidente. En el coctel se sirvió buen vino, la conversación se prolongó durante horas. Hablamos de trabajo, pero de lo técnico se pasó a lo humano y a lo divino.
Al final los americanos y los rusos se fueron marchando y nos quedamos casi solos en un rincón de la mesa. Entonces salió el tema de los sufís, que él conocía muy bien (¿era uno de ellos?) y yo a penas de pasada, por el libro de Idries_Shah. Esta y otras coincidencias hubieran podido propiciar una cierta amistad. Pero ya se sabe que la distancia y el tiempo, entre otras cosas que no hacen al caso, pueden con todo. Todavía debo tener su email.
Los años pasaron, ocurrieron muchas cosas y ahora esa conversación y el libro se desdibujan en mi memoria. Estuve buscando el libro pero debo haberlo prestado, y tengo un recuerdo confuso de quienes son los sufís. Tal vez es mejor asi, mi recuerdo borroso pudiera equivaler a un sueño y de esta manera lo quiero contar.
A groso modo, los sufís son (deben ser) místicos orientales, que practicam el islam como hubieran podido practicar otra cosa. Son un grupo de élite y sus doctrinas no son sencillas. Estuvieron en esta península y -según dicen- fueron ellos los que nos trajeron la pasión por la mística que después había de surgir en Santa Teresa. Hay diversas escuelas de sufismo, y si no recuerdo mal, enseñan que cada uno debe esforzarse en el progreso interior, pero no importa demasiado la especialidad.
Entre su arsenal didáctico figuran los cuentos del Mula Nasrudín, que a mi me recuerdan a los koan zen, pero como si los hubiera contado Scherezade. El amigo Delokos sube uno de vez en cuando. Dicen que estos cuentos están grabados en nuestros folklores, aunque nadie sabe cual es su origen. Mi padre por ejemplo siempre me contaba el cuento del señor que pierde una llave y la busca donde hay luz (que viene en el anterior enlace). ¿Os suena?
En Estambul, como esta previsible, la ceremonia de los derviches es accesible a los turistas previo pago. Y yo entre ellos. La música es arrebatadora. El ritual es complejo y los espectadores (como si fueramos japoneses en semana santa) no entendemos nada.
Pero haciendo fotos a la derviche de color rojo, exactaente una a cada vuelta, al ritmo de la música, mi propio espíritu entró en el baile durante unos segundos. Una mirada glacial del maestro me devolvió a este planeta.
La primera vez que oi hablar de los derviches fue hará cosa de cinco o seis años. Estando en un congreso coincidí con un tipo algo extraño que tenía un pie en oriente y otro (y la cartera) en occidente. En el coctel se sirvió buen vino, la conversación se prolongó durante horas. Hablamos de trabajo, pero de lo técnico se pasó a lo humano y a lo divino.
Al final los americanos y los rusos se fueron marchando y nos quedamos casi solos en un rincón de la mesa. Entonces salió el tema de los sufís, que él conocía muy bien (¿era uno de ellos?) y yo a penas de pasada, por el libro de Idries_Shah. Esta y otras coincidencias hubieran podido propiciar una cierta amistad. Pero ya se sabe que la distancia y el tiempo, entre otras cosas que no hacen al caso, pueden con todo. Todavía debo tener su email.
Los años pasaron, ocurrieron muchas cosas y ahora esa conversación y el libro se desdibujan en mi memoria. Estuve buscando el libro pero debo haberlo prestado, y tengo un recuerdo confuso de quienes son los sufís. Tal vez es mejor asi, mi recuerdo borroso pudiera equivaler a un sueño y de esta manera lo quiero contar.
A groso modo, los sufís son (deben ser) místicos orientales, que practicam el islam como hubieran podido practicar otra cosa. Son un grupo de élite y sus doctrinas no son sencillas. Estuvieron en esta península y -según dicen- fueron ellos los que nos trajeron la pasión por la mística que después había de surgir en Santa Teresa. Hay diversas escuelas de sufismo, y si no recuerdo mal, enseñan que cada uno debe esforzarse en el progreso interior, pero no importa demasiado la especialidad.
Entre su arsenal didáctico figuran los cuentos del Mula Nasrudín, que a mi me recuerdan a los koan zen, pero como si los hubiera contado Scherezade. El amigo Delokos sube uno de vez en cuando. Dicen que estos cuentos están grabados en nuestros folklores, aunque nadie sabe cual es su origen. Mi padre por ejemplo siempre me contaba el cuento del señor que pierde una llave y la busca donde hay luz (que viene en el anterior enlace). ¿Os suena?
En Estambul, como esta previsible, la ceremonia de los derviches es accesible a los turistas previo pago. Y yo entre ellos. La música es arrebatadora. El ritual es complejo y los espectadores (como si fueramos japoneses en semana santa) no entendemos nada.
Pero haciendo fotos a la derviche de color rojo, exactaente una a cada vuelta, al ritmo de la música, mi propio espíritu entró en el baile durante unos segundos. Una mirada glacial del maestro me devolvió a este planeta.
Comentarios
Tengo entendido que los cuentos del Mula Nasrudin son el origen de muchas de nuestras historias populares.
Lo descubri gracias a "El círculo de los mentirosos" de Jean-Claude Carrière, una recopilación de cuentos filosóficos de todo el mundo. Es curioso ver como han mamado de estas fuentes no solamente la tradición sino descaradamente autores consagrados (ahí está el insoportable "Alquimista")
Y ver a los derviches bailar es una experiencia brutal, es cierto. Una vez también los disfruté cuando una mujer estaba sobre un escenario con un traje negro y en el borde de la falda llevaba una tira blanca de las que se llenan de color morado con la luz negra. Qué bien te entiendo, es místico!!
Otra vez vi a Mercan Dede, de Estambul... una gozada de mezcla de músicas... y ya me callo, que empiezo a escribir y no paro, pero es que este tema me encanta.. y si quereis os cuento un cuento sufí otro día.... ayyy que me has tocado un tema que gusta!!!
Si, Nasrudin sale por todas partes, es muy curioso. Del aquimista, si no recuerdo mal, lei el primer párrafo.
Carmen,
Me encanta que te haya interesado mi historia, tomo nota del "libro negro".
El sufismo, y el zen, no están tan alejados como pudiera parecer; realmente, cuando nos sentamos a observar, el método de hacerlo no importa demasiado, y todo lleva al mismo sitio... ¿cuál es la diferencia entre el recitar de mantras de los monjes budistas y las oraciones de los monjes católicos, sino liberar nuestra mente de pensamientos?...
Me encantan las fotos... nunca he visto danzar a los derviches, pero me parece que es imposible quedarse impasible... como lo es no integrarse en una recitación de mantras con su espectacularidad sonoridad que arrastra, o en un canto gregoriano en un monasterio... es imposble no sentir algo especial y ganas de formar parte de ello...
Un abrazo...
Las fotos me encantan.