Otros éxtasis: las libélulas doradas
(pinchad las fotos para ampliarlas)
Yo antes pensaba que todas las libélulas doradas eran de la misma especie. Pero no es así, hay varias muy parecidas. Son hembras de diferentes especies. La taxonomía (y la ortografía) me parecen muy difíciles. Esta, al parecer, es la Orthetrum brunneum.
Como una diosa verdadera estaba posada en su atalaya, alzando el vuelo de vez en cuando para capturar una presa y comérsela.
Al cabo de un rato se acostumbró a mi presencia y pude observarla de cerca, con verdadero placer. Quien no haya fotografiado insectos tal vez pensará que soy un exagerado, pero después de seguirla toda la tarde dentro de un rio, cuando finalmente consigues hacer las fotos la sensación que te invade es un éxtasis profundo y duradero.
Comentarios
Sin embargo, la primera quedaria mejor en una portada de interviu.
Como siempre, enhorabuena...
Un saludo...
A mi me pasa cocinando. Disfruto mucho por el placer que van a tener los comensales.
Bufaforat,
A ver si me pongo las pilas con esas fotos, me da un poco de pereza (y tengo un tema más urgente).
Macro,Ignis,
A mi me gusta más la primera.
Futuro,
Si me invitas prometo disfrutar jeje.
Mosquito,
No se que decirte, a veces me gusta mas ir solo a hacer las fotos.
Su manía de posarse en los extremos superiores de las plantas dificulta la nitidez pero a ti nada te afecta. Me pregunto cómo consigues esos dorados metalizados tan alucinantes.
Como siempre, las fotos te han quedado de puta madre.
jesús a.
Cecilia
Además de pedirle su consentimiento, creo que lo más correcto es que usted lea mi poema antes de tomar una decisión. Así que ahí va, sin más.
* * *
LIBÉLULA DORADA
A Antonio Moreno
A medida que crece mi jardín,
crecen también sus diferentes huéspedes.
Mi pequeño jardín son veinte o treinta
macetas de distintas proporciones
distribuidas por las dos terrazas.
Muchas de ellas albergan
insectos que no encubren lo bastante
su liviana presencia, o que se amparan,
precisamente, en ella:
hormigas que desfilan por las ramas,
mosquitos apostados en las hojas,
minúsculas arañas al acecho;
y, en una jerarquía superior,
a menudo aparecen mariposas,
avispas, abejorros, saltamontes,
coleópteros diversos...
Tampoco nos sorprende ver, de noche,
quieta tras la maceta del aloe,
una salamanquesa de piel pálida
y grandes ojos llenos de misterio.
Pero, a veces, se dejan ver especies
que parecen venidas de otros mundos,
heraldos de una vida más atávica
y más indescifrable que la nuestra.
Y nos quedamos todos boquiabiertos.
Ayer por la mañana descubrimos,
posada en la persiana del balcón,
una enorme libélula dorada,
estática, majestuosa
como una joya única,
prodigio de la más excelsa orfebrería;
un broche fascinante de oro puro,
ofrenda repentina
del aire y de la luz.
Y estuvo allí, prendida en la madera,
todo el día; brillando ante nosotros,
iluminando nuestras vidas.
Qué profundo silencio compartimos.
Libélula dorada,
libélula dorada de la vida...
En mi jardín todo se queda quieto,
mirándose, mirándonos vivir.
* * *
Muchas gracias y enhorabuena por sus fotografías y su blog.
Sebastián Mondéjar