Reflexiones desde la última curva, al salir de vacaciones
Ya somos más de diez mil las toneladas de carne humana que dormimos aquí cada día. Esta monstruosa ciudad-dormitorio representa uno de los últimos estados en la decadencia urbanística, puesto que (como puede verse en la foto) ha logrado excluir no solamente la vegetación, si no también las calles y demás superficies horizontales de uso público.
Resulta que lo último que vemos al salir de vacaciones es esta panorámica siniestra. Se nos encoje el corazón pensando que forzosamente deberemos regresar dentro de tres semanas. Por que al regresar, no importa de donde vengamos ni que maravillas hayamos podido contemplar, inevitablemente volveremos a ver esta escena desde la última curva de la serpenteante carretera. Y después, nos sumergiremos en el mar de hormigón y mierda para consumirnos al fuego lento de los atascos, las obras interminables y la propaganda electoral, durante once meses y siete días más. Y asi, una y otra vez hasta el día en que la ciudad-dormitorio nos termine de devorar y nos escupa por la chimenea del crematorio.
Ya se que algunos de mis conciudadanos son felices aquí, incluso la encuentran bonita y se alegran de que crezca, como si fuera suya. Y que son muchos los que están infinitamente peor que yo, pasando hambre, sed y enfermedades, y se considerarían afortunados viviendo aquí. También se que, incluso dentro de nuestra península, hay alguna ciudad más fea (aunque reconoceréis que cuesta encontrarla). Lo siento, todo esto es cierto pero no me consuela. Todas las células de mi sistema nervioso odian este panorama desde la última curva, y cada vez que lo veo me pongo enfermo.
Comentarios
Me pregunto porquè tardan tanto nuestros politicos de 'can fanga' en pedir uno para solucionar el apagon de la ciudad...
Si.. pero quan torni estare millor ?
Roble,
Si que tienes suerte. Aqui tampoco hay (practicamente) cine ni teatro, a pesar de que somos 200.000 tipos. El problema es que la capital esta muy cerca. Pero a mi los cines, teatros etc no me dan ni frio ni calor, si que echo de menos una buena libreria.
Tree,
No he querido ni mirarlo...
Zbelnu,
No he visto nunca a los saltamontes bebedores, todos los dias se aprende algo nuevo. Yo vivo al otro lado de la montaña que tienes al norte, a uns 30 km del ginjoler.
Por cierto que conozco a Joan Bordas, un hombre muy especial del que guardo un recuerdo muy agradable.
Otia, que malament que comencem!