Retorno al país de las almas

Tal vez ustedes ya se hayan dado cuenta de que en todas partes hay gente diferente, rara, que no termina de encajar en sus sociedades. Las sociedades, cuando son estables, están organizadas para que las cosas funcionen... más o menos. Pero siempre hay unas pocas personas que, por diversos motivos, no pueden asumir los roles que les tocaría interpretar.

En algún lugar de lo que ahora es Costa de Marfil (a mi se me dan mal los detalles, espero que sepan disculpar mis imprecisiones) existen unos grupos humanos que desde un tiempo remoto, decidieron que estas personas raras no tenían que ser ridiculizadas, perseguidas, lobotomizadas o medicadas... si no respetadas, puesto que en realidad sus rarezas se deben simplemente a que los espíritus del bosque las han elegido.

Cuando alguien es elegido por los espíritus, debe abandonarse a su designio. De lo contrario, si trata de ser una persona normal, los espíritus pueden hacer que enloquezca.

Los raros deben someterse a una iniciación en varias etapas. En alguna de ellas se les cierra ritualmente la boca, para que no divulguen el lenguaje de los espíritus hasta que no hayan comprendido realmente toda su potencia.  En otras, los ya iniciados deambulan en un trance solitario durante toda la noche por el bosque sagrado (¿todos los bosques son sagrados?) buscando su fetiche...

Esta historia está maravillosamente bien contada en la película "Retorno al país de las almas" de Jordi Esteva. Sin recurrir al perfeccionismo, pero con una fantástica sensibilidad, se nos va mostrando este enigmático mundo y todos sus personajes, incluyendo el bosque -la selva- y sus criaturas. A primera vista podría parecernos diametralmente opuesto al nuestro, con su religión oficial católica o con la real del consumismo, y su voluntad de uniformización, pero tal vez hay más coincidencias de las que parece.

Si siguen el blog desde hace tiempo sabrán que esta es la primera vez que hablo de una película. ¿Cual es el motivo? Yo tuve la suerte de verla en el cine. El sonido hipnótico de las ceremonias y los bailes frenéticos de los iniciados me transportaron casi por completo a otro mundo, que me fascinaba pero que me cuestionaba al mismo tiempo. Salí de la sala muy desorientado, y de no haber estado acompañado no se si hubiera sido capaz de regresar a casa en unas cuantas horas. Esta es sin duda una de las películas que a mi más me han impresionado y quería recomendársela.