26 horas esperando al pájaro inverosímil (II)
3. El quebrantahuesos, el neurocirujano y las aspirinas
Lo más inverosímil del quebrantahuesos no es que exista, si no que no haya desaparecido todavía. Parece ser que hace un siglo había en todas las zonas montañosas de la península, ahora solamente quedan algo más de cien parejas en el pirineo.
Es un animal muy especializado, si fuera médico sería, digamos, un neurocirujano. Tanta especialización solo puede tener sentido en un mundo en el que gran cantidad de herbívoros pasten libremente y sean cazados por depredadores, dejando suficientes restos para una variedad de carroñeros. Cuando los cuervos, los buitres y los milanos han terminado de comer (y no antes), el quebrantahuesos, que es el más especializado, toma su parte: los huesos.
Pero si una crisis hiciera cerrar todos los hospitales con sus quirófanos y tan solo quedaran puestos de primeros auxilios con tiritas y aspirinas, ¿qué sentido tendría ser neurocirujano? Así se encuentra el quebrantahuesos, en la cúspide de una pirámide de papel.
En la dieta de los carroñeros, los restos de animales domésticos sustituyeron por algún tiempo a los animales salvajes. Este mundo rural basado en las bestias de carga, también ha desaparecido. En el actual paisaje de montaña, donde los asépticos campos de golf acechan en los valles, las urbanizaciones trepan por las laderas y las pistas de esquí convocan multitudes en las alturas, el quebrantahuesos, el pájaro inverosímil, es verdaderamente una reliquia. Y si todavía no ha desaparecido es por los enormes esfuerzos que han hecho algunas personas para evitarlo. Gracias a todos ellos.
Todo esto –y mas cosas- pensaba yo al llegar al pueblo. En el hotel habían anotado “fotógrafo” y tuvieron el detalle de dejarme una habitación con vistas. Pero en recepción estaba colgada una foto de la perdiz nival y en el bar había una exposición de fotografías de osos. Glups. “Bueno, yo no soy más que un aficionado, haré lo que pueda” dije.
Mi principal temor era que la pista estuviera intransitable. Para conjurarlo, le había puesto unas ruedas de tacos nuevas a mi coche. Operación que me dejó la tarjeta de crédito en estado terminal pero me permitió dormir más tranquilo.
Pero por suerte, la pista estaba despejada de nieve de modo que el domingo ya pude subir acompañando a los guardas. Las fotografías se hacen desde un hide, que para entendernos viene a ser como un zulo con una ventana tapada por una red de camuflaje y el suelo mojado. Si tuviera solamente quince centímetros más de altura, ya se podría estar de pie y seria una gran ventaja, por que hay que entrar antes del amanecer y salir después del ocaso. De todos modos, ya está bien como está.
Allí dentro hay que comer, beber, orinar en botella o garrafa y defecar en bolsa de plástico. Yo pasé frío, dolor de huesos, aburrimiento, leve claustrofobia, nervios, sueño, asco por el olor a carroña y más dolor de huesos. Menos mal que contaba con mi amigos ibuprofeno y omeoprazol.
Para el que realmente disfrute de la naturaleza, todo esto se verá compensado con creces por las escenas que se pueden contemplar a través del objetivo y se marchará con pena y ganas de regresar. Es mejor que un hide "normal" pero mucho más duro que un observatorio de aves. No es una actividad para todo el mundo ni se pretende que lo sea.
Cuervo y mosca alimentándose de restos a medio comer.
5. La secuencia de carroñeros
Los primeros en llegar a la carroña son siempre los omnipresentes córvidos. No son carroñeros especializados, su pico no puede perforar el cuero de un animal y deben contentarse con devorar los ojos y poco más. Y esperar... por que allí donde se convocan los cuervos van los buitres, atraídos por los brillos de sus plumas negras. Estos si que pueden desgarrar animales, meter su largo cuello dentro de la cavidad abdominal y comer rápidamente. De los restos que dejan los buitres comerán los cuervos. Y finalmente, cuando el festín haya terminado, el quebrantahuesos entrará a comer el esqueleto.
Yo había aprendido esta secuencia de carroñeros en “El hombre y la tierra”. Como he visto el capítulo de los buitres más de quince veces, el graznido del primer cuervo y el kiaaa de la chova piquirroja me sonaron a gloria. Pronto estarán aquí los buitres, pensé.
Pero los minutos fueron pasando, cayó la tarde, el cielo se cubrió de nubes y la primera sesión, que excepcionalmente empezó un domingo a las seis de la tarde, llegó a su fin sin pena ni gloria, acompañada de las primeras gotas de lo que había de ser una tormenta con aparato eléctrico.
Parece que va a llover, ¿no crees? Y en efecto, menuda cayó.
6. Frikosal versus Frankenstein
“Antes de bajar, recoge lo que no se hayan comido y mételo en los botes. Si no, el zorro se lleva restos y los esparce. Si el quebrantahuesos tiene comida en otro lugar, no te entrará”, me dijo el guarda. De modo que me armé de valor, me puse los guantes y empecé a recoger la carroña.
Bajo la tormenta, allí estuve un buen rato llenando dos bidones de unos quince kilos. Me vino a la cabeza una secuencia de Frankenstein. Imaginad a un tipo con impermeable oscuro sorteando esqueletos y pellejos mientras recoje vísceras sangrantes, trozos de hígado, intestinos, huesos y patas de cordero, en la cumbre de una montaña nevada, entre rayos y truenos.
Todo ello con el propósito de fotografiar a un pájaro mítico que solamente come huesos. Quimera no menos incierta, pensé, que la del doctor Frankenstein y su mónstruo. El sentido del humor a veces es una gran ayuda.
Al bajar, la pista estaba francamente embarrada y deslizante. Al pasar por el lado del barranco, me alegré de haber cambiado las ruedas.
Continúa aqui.
Comentarios
Saludos.
Hay que ver como estiiiiiras lo de poner una imagen del "susodicho" de una @#$%& vez ! je, je.
Eres un Maestro del "suspense"...
Lo de estar metido en un sitio así es una prueba de esfuerzo psíquico, sin lugar a dudas. Hay que tener ganas y, desde luego, no es para cualquiera. Yo, desde luego, no lo soportaría. Pero los resultados merecen la pena, ya sea en forma de fotografías o en forma de experiencia personal.
Enhorabuena por hacer lo que te apetece hacer.
¡Qué viva el inverosímil quebrantahuesos!
Despues de su genial introducción y aun mas genial mantenimiento del suspense mediante la interposicion de un par de 'posts' de clase 'B' llega la segunda entrega del 'pajaro inverosimil' con generosa abundancia.
No se precipite en mostrar el desenlace final de la historia, a los cuervos nos gusta saborear lentamente cuando nos sirven un buen filé.
-th
Jordi D.
Saludos y una peineta por si te hiciera falta.
(deixo d' aplaudir)
Saludos
tiene WC... jeje, o a cag... al monte, pues bién tápalo con una piedra que ya estoy harto de encontrarme los "cleanex" de las chochonas tirados por la montaña, he dicho.
Salut y muy buenas fotos de NATURALEZA
JOAN
Pd. conoces la web de FOTONATURA ?
sus imágenes son espectaculares
enlace en mí blog.
No se si te entiendo ¿por que lo dices? Si es por el tiempo, solamente me tome dos dias de vacaciones. Que debo recuperar, claro.
Un saludo
Yo nunca podré hacer una foto de estas: sin poder fumar, metida ahí y seguro que todos hombres ¿dónde haría el pipí? y la humedad debe ser bestial.
Pero aplaudo y admiro a las personas que aguantáis estoicamente todas las penurias y nos traéis un chachito de la vida de estos magníficos animales.