Aullando al amanecer
He pasado temporadas de terrible insomnio. A veces me despertaba a las dos o las tres de la madrugada retorciéndome con pesadillas de monstruos, o con la de que todavía tengo suspendida la ortografía y se me aparecen el padre Miquel y el padre Franco para reclamarme desde el fondo mismo del averno que apruebe un examen, y yo leo las preguntas pero soy absolutamente incapaz de saver si van las cosas con v con b. O el profesor Daniel, de educación física, destacado cargo de la falange, que pretende que yo salte el plinton de nuevo. O la del laberinto, que llevo años explorando de pesadilla en pesadilla.
Pero no son esas mis pesadillas verdaderas, quiero decir que si las he tenido pero no son las que de verdad me asustan. Las de verdad no se las pienso contar ¡si no se las cuento ni a mi psicoanalista! (que no tengo).
En cualquier caso, me despertaba sudado, contracturado, saltaba de la cama y me bebía un vaso de agua, uno de leche, uno de vino, otro de whisky, me comía unas galletas, volvía a la cama, dolorido, me tomaba un gelocatil, salía otra vez, encendía el ordenador (no había internet), miraba unos códigos abtrusos, programas de ordenador que eran mucho más largos que la Biblia (lo comparé), pero con una coherencia interna absoluta, volvía a la cama, salía otra vez, leía un rato, me tomaba otro gelocatil.
Al final, me cagaba en Dios y salía en coche hacia el norte, mucho antes del amanecer, aullando (literalmente) por la carretera que lleva al monte, y al llegar allí gritaba y subía hasta llegar a un repecho y allí aullaba otra vez y decía unas cosas que no puedo poner aquí, y hubiera querido ser más fuerte para poder hacer cosas verdaderamente terribles y no solo pensarlas y gritarlas.
Una vez me llevé la cámara, la 601, y al llegar al repecho el sol ya estaba saliendo y se comía la niebla y era todo tan bonito que se me pasaron los aullidos. Jadeando saqué la cámara, ajusté el diafragma y disparé sin saber si habría acertado la exposición (que era difícil como no se lo pueden imaginar con diapositivas). Tendría que haber tirado por lo menos dos o tres fotos para asegurarme, pero esa era la última y para cuando hube cambiado el carrete ya había pasado todo. Y es esta foto, que salió más o menos bien un poco por casualidad.
Más tarde empecé a hacer fotos de mariposas en primavera.
Pero no son esas mis pesadillas verdaderas, quiero decir que si las he tenido pero no son las que de verdad me asustan. Las de verdad no se las pienso contar ¡si no se las cuento ni a mi psicoanalista! (que no tengo).
En cualquier caso, me despertaba sudado, contracturado, saltaba de la cama y me bebía un vaso de agua, uno de leche, uno de vino, otro de whisky, me comía unas galletas, volvía a la cama, dolorido, me tomaba un gelocatil, salía otra vez, encendía el ordenador (no había internet), miraba unos códigos abtrusos, programas de ordenador que eran mucho más largos que la Biblia (lo comparé), pero con una coherencia interna absoluta, volvía a la cama, salía otra vez, leía un rato, me tomaba otro gelocatil.
Al final, me cagaba en Dios y salía en coche hacia el norte, mucho antes del amanecer, aullando (literalmente) por la carretera que lleva al monte, y al llegar allí gritaba y subía hasta llegar a un repecho y allí aullaba otra vez y decía unas cosas que no puedo poner aquí, y hubiera querido ser más fuerte para poder hacer cosas verdaderamente terribles y no solo pensarlas y gritarlas.
Una vez me llevé la cámara, la 601, y al llegar al repecho el sol ya estaba saliendo y se comía la niebla y era todo tan bonito que se me pasaron los aullidos. Jadeando saqué la cámara, ajusté el diafragma y disparé sin saber si habría acertado la exposición (que era difícil como no se lo pueden imaginar con diapositivas). Tendría que haber tirado por lo menos dos o tres fotos para asegurarme, pero esa era la última y para cuando hube cambiado el carrete ya había pasado todo. Y es esta foto, que salió más o menos bien un poco por casualidad.
Más tarde empecé a hacer fotos de mariposas en primavera.
Comentarios
Tengo una teoría, aunque es sólo teoría. Cuando el insomnio se acompaña de sueños terroríficos hay oculta una gran inhibición.
Le escucho, es todo lo que puedo hacer.
Fue una época de muchísimo estrés, lo pasé mal.
Se agradece la escucha y seguro que algo hay de cierto en la teoría.
Le aseguro que uno se libera de todo!
Aunque en mi caso el profesor era una persona honrada, creo. Y me atrevo a añadir que el pais iria muchisimo mejor si hubiese muchos Ca****es como el.
Me parece muy bien su método
Yo hace ya tantos años que estudié agrimensura.. pero a veces sigo soñando cosas parecidas, en mi caso normalmente con la ortografía.
De todos modos ¿qué sería de nosotros sin nuestros traumas?
Ostia, voy a hacerlo: HORTOGRAFIA !
Esto debe ser como gritar.
Pero esas no son mis verdaderas pesadillas.
Sé de varios que lo han hecho y dicen que funcionan, aunque mucho me temo que tu peor pesadilla era la incapacidad para dormir, y por lo tanto descansar y todo lo que ello conlleva:
Humor de perros, ojeras desgana...
Suerte que haya pasado.
Aunque hoy si nos pasa eso nos "conectamos" y podemos hablar con "los del otro lado del charco"
Un abrazo
¡JA JA JA...!
¡Pero alma de cántaro! ¿Cómo no vas a tener pesadillas recurrentes con tales bebercios y comercios como te embutes en tus cuerpos?
En cuanto a los fantasmas ortográficos, les comentas de mi parte (si tienes reaños) que no existe ortografida ni caligrafida que hagan a un escritor; ni crítica que pueda destruír su obra.
Leo la tuya como personal, original, perfectamente estructurada, amena y didáctica. No: no hay ortografida que pueda con eso, que lo sepan los fantasmas.
Y, caray... para eso están los correctores de estilo, y no hay grande que no esté auxiliado por uno (o más)
Que le den a los fantasmas, señor ESCRITOR.
PD:
Sí, la diapositiva es difícil, aunque echo de menos esos 25 asas con los que hice mis primeros pinitos. 25 asas de una limpieza que no he vuelto a ver.
Acabo de leer en los comentarios que te ofrecen un "atrapapesadillas" (atrapasueños) indio.
Ni se te ocurra. Mis vecinos tienen uno colocado en su balcón y no hay quien pegue ojo con los ruiditos que hacen, clinclón parriba clinclón pabajo.
¡Y andan todo el día de peleas!
:(
Me ha dado un poquito de envidia, eso de gritar a los cuatro vientos tiene que desahogar mucho. Si es para hacer fotos así de bonitas mereció la pena. Siempre hay que ver el lado positivo de las cosas, hasta para dormir mejor ;-)
Yo leo esto y un aullido conmovido me ovilla, no quiero ser sesimblera peo es que ahí hay mucha angustia que sólo la física, que sí que existe, calma; porque aquello que el alarido grita no exite,no es física... pero fíjate que el intuir es ya un saber a ciegas,como cuando uno encuentra los rastos de algo que no sabemos qué es, pero que sabemos que está.
Bueno. que no sé expresar ese sentimiento,menos mal que no he leído esto después de meditar esta mañana que no sé qué barbaridad más grande hubiese escrito.
Mucha luz tiene su espíritu, que no es física y no existe. (si te sirve de algo, no sé casi nada de ortografía)
Inuits
No puedo evitar imaginármelo camino del monte, desgreñado, con la ropa rota, los ojos fuera de las órbitas e incluso los colmillos asomando, jajaja.
Dulces sueños, buen hombre. Y rece eso de "cuatro esquinitas tiene mi cama, cuatro angelitos que me la guardan..." A lo mejor funciona.
Yo sueño que me peino.
Fuera de coña, duermo ya como un niño pequeño, funcionan estupéndamente.
Me encantó la frase final del post.
Por otra parte, un sitio estupendo para aullar es el anden del metro, según entra éste en la estación, queda tapado el alarido y desahoga muchísimo.
Abrazo desperezado
Tal vez debí haber sido más claro, todos esos síntomas son cosa del pasado. Esta foto es de hace casi quince años. Ahora duermo estupendamente.
Hoy mismo me he preparado un arroz con gambas para mi solito (que me ha salido estupendo) y me he echado una siestecita de 10 minutos verdaderamente reparadora.
Total: 65 minutos, preparar el arroz, comerlo y sestear. Maravilla. El primer mandamiento es quererse uno mismo.
Luego les cuento más cosas.
Nada de maldecirse que es malo para el espíritu, aquí ya eres como de la casa y puedes poner todas las teorías que tu quieras, siempre serán bien recibidas.
Queda tan bonito que hace las pesadillas inexistentes.
Ud. cree que no tiene psicoterapeuta, pero está equivocado: si lo tiene, y somos todos nosotros, los que acudimos a su blog y lo escuchamos.
¿Y qué otra cosa cree Ud. que hace uno cuando va donde los terapeutas?: Hablar, decir, contar. Contarle al otro lo que le pasa. Eso es terapia.
¡Ya quisiera yo tener la honestidad y valentía que tú tienes para contar tus miserias!
Un abrazo como siempre desde Chile.
(¿Le parece poco terapéutico que una desconocida se acuerde de usted a cientos de kilómetros?)
Me voy a comprar un capirote anti abducciones. A ver si va a ser eso...
Me llamó la atención que la mayoría de los comentarios se centrasen en aspectos dramáticos, sólo eso.
Gracias.
porque me ha gustado tu intensidad y tu determinación que desemboca en mariposas
entre la cámara, el monte y este espacio del blog en el que puede contar al sesgo sus pesadillas ya hacen de sustituto del psicoanalista ;-)