Vidas ejemplares: Santa Jennifer del Puigsec
Abundan las anécdotas entretenidas y los sucesos milagrosos en la vida de Santa Jennifer del Puigsec, como su conversión de la mano de St. Llibori, pero en este resumen debo ceñirme a los hechos más relevantes de su existencia. En otra ocasión les hablaré de su alocada juventud, de su temprana afición a la fotografía y de los años que desperdició con el photoshop, los malos consejos de los foros de fotografía y el HDR hortera.
Su camino de santidad empieza cuando, aconsejada por St. Llibori, decide dedicar su vida a la fotografía de paisaje. A tal efecto, establece su residencia eremitica en una remota cueva del Puigpelat, donde por toda lectura tiene las Bases laicas para un misticismo ateo de St. Llibori y el Mountain Light de Galen Rowell (obras ambas agotadas). Acosada por toda clase de demonios y tentaciones, pronto se da cuenta de que solamente la vía más radical podrá salvarla del pecado. No tarda en producirse la primera aparición del Espíritu Santo, quien tras revelarle que todas las religiones son falsas y que Dios no existe, pero que para los verdaderos santos esto no tiene importancia, le encomienda la misión de su vida: realizar 36 fotografías verdaderamente sublimes del Pugipelat, utilizando una Nikon F sin fotómetro, un 24mm F2.8, un trípode y un único carrete de diapositivas.
Por fin su vida adquiere pleno sentido. A sabiendas de que todas las fotografías deben ser absolutamente maravillosas, Santa Jennifer sube y baja incansablemente el bellísimo Puigpelat por todos los rincones, aprende meteorología, óptica y astrofísica, estudia todos los encuadres y todas las luces posibles. En una pared de su cueva graba las palabras de St. Llibori: Dios no existe, pero en las montañas se le puede llegar a encontrar. Sobrevive milagrosamente a base de tomillo, romero y gusanos de tierra. Aplaca las tentaciones de la carne recorriendo día y noche la montaña hasta la extenuación. Siete víboras se turnan, milagrosamente, para defender la entrada de su cueva de los cretinos que podrían perturbarla.
Durante los cuatro primeros años, las dudas sobre encuadres, distancias hiperfocales y tiempos de exposición la atormentan y no toma ninguna foto. Pasada esta primera fase, su peor temor es hacer una fotografía técnicamente correcta pero mediocre y sin emoción. Es St. Llibori, ya después de su ascensión a los cielos, quien la guía en un sueño profético: "No temas, vas por el buen camino: cuando llegue el momento de disparar, sabrás reconocerlo".
Transcurridos siete años más, una fría noche de invierno la montaña nevada se cubre parcialmente de niebla. Santa Jennifer asciende a oscuras hasta divisar las primeras estrellas, y en la precisa interfase entre las nubes y el cielo sereno, aguarda hasta la salida de sol para realizar la primera fotografía. Es de un amanecer absolutamente glorioso, con el sol abriéndose paso entre la bruma roja para iluminar la montaña nevada. Así prosigue, realizando a veces una sola fotografía en un año entero, a veces dos... y a veces ninguna.
Atraídos por su fama, suben en peregrinación hasta su cueva fotógrafos que han perdido la vocación frente a las pantallas de ordenador o ensuciándose en diferentes lodazales de la red. Las víboras examinan la honestidad de su porfolio y a los honrados, aunque todavía no sean buenos, la Santa les recibe en persona. Tiene palabras de apoyo y consuelo para todos, y siempre aconseja "pureza, determinación y rigor", para terminar con las palabras que el gran Jordi Busqué ya hizo célebres: "Perseverancia salvaje".
Finalmente, con su último soplo de vida, desciende de la montaña el 15 de enero del 2018 para revelar el carrete completamente expuesto. Andrajosa y esquelética, consumida por el ayuno, el frío y la mortificación, mendiga para pagar el revelado. Y es entonces cuando descubre que las diapositivas han dejado de procesarse. La Santa es entonces presa de un rapto y ya está echando espumarajos de rabia por la boca, cuando la misma SANTA ILUMINATA BLACANGUAIT, tan justamente invocada por su representante en la tierra la fotógrafa Colita, desciende de los cielos en un carro alado, portando un Minilab y un escanner para realizar el milagro del último procesado E6.
Tras ver las diapositivas, auténticamente inspiradas por la mano del Señor, la Santa muere con una beatífica sonrisa en sus labios, no sin antes exclamar: "de modo que esto ha sido la vida... no me importaría volver a vivirla otra vez exactamente igual". Vosotros mismos podéis juzgar sus diapositivas, si las buscais en el google. Los originales, de incalculable valor, así como las reliquias de la Santa, ahora son objeto de veneración en un museo propiedad de la Caja de Ahorros, que alegó ser propietaria de los terrenos de la cueva.
Santa Jennifer del Puigsec es patrona de los paisajistas suicidas, de los fotógrafos que pasan hambre y frío, de los que necesitan contemplar la belleza para vivir, y en general de todos los artistas honestos que mueren en la indigencia. Cada vez que alguien, Photoshop en mano, copia un pájaro o un árbol de una foto para pegarlo en otra, a la Santa se le clava una espina en el corazón. Vosotros mismos veréis.
Su camino de santidad empieza cuando, aconsejada por St. Llibori, decide dedicar su vida a la fotografía de paisaje. A tal efecto, establece su residencia eremitica en una remota cueva del Puigpelat, donde por toda lectura tiene las Bases laicas para un misticismo ateo de St. Llibori y el Mountain Light de Galen Rowell (obras ambas agotadas). Acosada por toda clase de demonios y tentaciones, pronto se da cuenta de que solamente la vía más radical podrá salvarla del pecado. No tarda en producirse la primera aparición del Espíritu Santo, quien tras revelarle que todas las religiones son falsas y que Dios no existe, pero que para los verdaderos santos esto no tiene importancia, le encomienda la misión de su vida: realizar 36 fotografías verdaderamente sublimes del Pugipelat, utilizando una Nikon F sin fotómetro, un 24mm F2.8, un trípode y un único carrete de diapositivas.
Por fin su vida adquiere pleno sentido. A sabiendas de que todas las fotografías deben ser absolutamente maravillosas, Santa Jennifer sube y baja incansablemente el bellísimo Puigpelat por todos los rincones, aprende meteorología, óptica y astrofísica, estudia todos los encuadres y todas las luces posibles. En una pared de su cueva graba las palabras de St. Llibori: Dios no existe, pero en las montañas se le puede llegar a encontrar. Sobrevive milagrosamente a base de tomillo, romero y gusanos de tierra. Aplaca las tentaciones de la carne recorriendo día y noche la montaña hasta la extenuación. Siete víboras se turnan, milagrosamente, para defender la entrada de su cueva de los cretinos que podrían perturbarla.
Durante los cuatro primeros años, las dudas sobre encuadres, distancias hiperfocales y tiempos de exposición la atormentan y no toma ninguna foto. Pasada esta primera fase, su peor temor es hacer una fotografía técnicamente correcta pero mediocre y sin emoción. Es St. Llibori, ya después de su ascensión a los cielos, quien la guía en un sueño profético: "No temas, vas por el buen camino: cuando llegue el momento de disparar, sabrás reconocerlo".
Transcurridos siete años más, una fría noche de invierno la montaña nevada se cubre parcialmente de niebla. Santa Jennifer asciende a oscuras hasta divisar las primeras estrellas, y en la precisa interfase entre las nubes y el cielo sereno, aguarda hasta la salida de sol para realizar la primera fotografía. Es de un amanecer absolutamente glorioso, con el sol abriéndose paso entre la bruma roja para iluminar la montaña nevada. Así prosigue, realizando a veces una sola fotografía en un año entero, a veces dos... y a veces ninguna.
Atraídos por su fama, suben en peregrinación hasta su cueva fotógrafos que han perdido la vocación frente a las pantallas de ordenador o ensuciándose en diferentes lodazales de la red. Las víboras examinan la honestidad de su porfolio y a los honrados, aunque todavía no sean buenos, la Santa les recibe en persona. Tiene palabras de apoyo y consuelo para todos, y siempre aconseja "pureza, determinación y rigor", para terminar con las palabras que el gran Jordi Busqué ya hizo célebres: "Perseverancia salvaje".
Finalmente, con su último soplo de vida, desciende de la montaña el 15 de enero del 2018 para revelar el carrete completamente expuesto. Andrajosa y esquelética, consumida por el ayuno, el frío y la mortificación, mendiga para pagar el revelado. Y es entonces cuando descubre que las diapositivas han dejado de procesarse. La Santa es entonces presa de un rapto y ya está echando espumarajos de rabia por la boca, cuando la misma SANTA ILUMINATA BLACANGUAIT, tan justamente invocada por su representante en la tierra la fotógrafa Colita, desciende de los cielos en un carro alado, portando un Minilab y un escanner para realizar el milagro del último procesado E6.
Tras ver las diapositivas, auténticamente inspiradas por la mano del Señor, la Santa muere con una beatífica sonrisa en sus labios, no sin antes exclamar: "de modo que esto ha sido la vida... no me importaría volver a vivirla otra vez exactamente igual". Vosotros mismos podéis juzgar sus diapositivas, si las buscais en el google. Los originales, de incalculable valor, así como las reliquias de la Santa, ahora son objeto de veneración en un museo propiedad de la Caja de Ahorros, que alegó ser propietaria de los terrenos de la cueva.
Santa Jennifer del Puigsec es patrona de los paisajistas suicidas, de los fotógrafos que pasan hambre y frío, de los que necesitan contemplar la belleza para vivir, y en general de todos los artistas honestos que mueren en la indigencia. Cada vez que alguien, Photoshop en mano, copia un pájaro o un árbol de una foto para pegarlo en otra, a la Santa se le clava una espina en el corazón. Vosotros mismos veréis.
Comentarios
¡Qué bellísima crítica a las críticas!
El espíritu te puso en GRACIA.
Ahora voy rápido,pero esto se merece más lecturas.
BUENISIMA ENTRADA!!!!!!!!!!!
No ho diguis.
Vd. que es un estudioso de su vida, y sin querer crear polémica, ¿qué sabe de los rumores y maledicencias que situaban a la Santa demasiado cerca de St. Llibori? Vd. ya sabe...
Sant Marc (frustrat captador de reflexes urbans), Carrer Mayor, Entresol.
Quería pasar por Vacarises, pero no va a poder ser.
Les deseo todo lo mejor para el taller.
Molta merda!!!
Si yo pudiera creer, creería en esta santa, leería a Sant Llibori y le buscaría en el monte, aunque fuera sabedor de que no exisitiera.
Será que yo también necesito las salidas al monte, odio el corta y pega, y me atraen las cuevas.
Abrazo descreído.
Una parábola descarnada y pudiera ser que algo cruel ,según quien lo lea (si ese lector sabe leer entre líneas), pero que refleja una espléndida y bien amueblada mente pero también una mente fría y cartesiana como corresponde a un buen científico.
Desde el punto de vista literario es un buen constructo irónico que tiene la virtud de atajar en seco discusiones bizantinas diciéndole a cada lector quién es sin decírselo.
Una fábula implacable surgida de una mente aguda.
¿Cree usted que los usufructuarios del degradado neutro digital cabremos en el Reino de los Cielos?
Bueno, seguramente sea "pecado venial", mientras el potochop es "pecado mortal"
... de todas formas no me hagan mucho caso, que desde que ya no puedo oler el bote del "rodinal", ya no soy el mismo.
Gracias Dr. por alegrarme el día.
Moraleja: hay que ir a revelar las diapos cuanto antes.
¿Qué pensará la Santa de esta foto?
¿Me pasé con el degradado neutro digital? ¿y con el balance de blancos? Vivo sin vivir en mí.
El tronco reseco,con ese índice levantado al cielo en gesto obsceno... pero que le vamos a hacer, cosas de la fotografía moderna.
http://hjoaquin.blogspot.com/2009/05/por-desgracia-me-equivoque.html
Ramón García
Y no se que por zonas, que no me olvide!
Dr. Melladus
Yo creo que nuestra admirada y nunca suficientemente alabada Santa Jennifer influyó en el Predicador Fotográfico el fin de cuyos días -descritos en unos códices que todavía no han sido encontrados- fueron de una mortificación tal que bien podrían merecer al menos una beatificación.
Espero nos cuente más partes de la hagiografía de esta admirable criatura. La entrada de hoy es para ponerla en un marco.
O sigui no revela ella... suposo que haurà portat el rodet al fotoprix amb la qual cosa hauràn quedat de conya! Una vida tan dedicada i exemplar per malbaratar el rodet així!
... no me hagan mucho caso , recién llegado estoy de una noche sin dormir y heladito de frío!!!
me voy a dormir...
Xavi, cuídate que tu vales mucho y me parece que vas al límite. Hay que dejar un margen (bueno soy yo para dar consejos). Si ya has hecho las fotos y puedes pasarte este finde por el taller, de verdad que será un placer, trae tus maravillosas fotos de las estrellas en el país de los saharauis, si nos dejas las pondremos de ejemplo. Va también por el amigo Pere si me está leyendo.
Les deseo mucha suerte esta noche y mañana, piense que yo también estaré a la intemperie como ustedes.
salut!!
(Y yo que soy tan tonto que sin signos de puntuación me cuesta leer).
Salut.
Siento tener que perderme sus extraordinarias y enriquecedoras ponencias.. y las de Jordi también, problemas de "estado mayor" me impiden venir, puede Vd. tomar prestada la foto que quiera, faltaría mas, si necesita mas resolución me lo dice y se la posteo.
Este post es magistral, lo voy a enmarcar, como dice Jordi, no tiene desperdicio y debería ser de estudio en todas las universidades ;)
Dr, se ha superado vd a si mismo y eso, de por si ya es difícil.
Mucha suerte para mañana!!!
¡¡¡MILAGRO!!!, ¡¡¡La crisis ha terminado!!!