Los primeros insectos y otras reflexiones
Esta vez sin tiempo ni para buscar fotos que ilustren esta entrada, quisiera decirles que ayer subí a ver el amanecer. Salí a las 5 de casa y estuve andando hasta que salió el sol. Realmente lo necesitaba. Vi imágenes inesperadas que me entretuvieron y no pude llegar a las 8 al lugar que yo tenía previsto. Me quedé absorto fotografiando y disfrutando de las mejores luces del día. Entonces ocurrió algo inesperado: un insecto amarillo y negro empezó a revolotear junto a mi. A primera vista me pareció una avispa pero una mirada más detenida me hizo descubrir su bonachona cara de mosca disfrazada. Era un sírfido, una mosca buena que come pulgones en su infancia y néctar de las flores cuando es adulta. De tan inofensiva como es ha optado por disfrazarse de peligrosa avispa para que la dejen en paz. Seguramente estaba aprovechando esos primeros rayos de sol para volar un poco. ¿ Sírfido, que quieres de mi ? Ni picarme ni robarme. Solamente quería el calor de mi cuerpo, y fue a pararse en mi mano derecha durante unos instantes. Ya casi había olvidado lo maravillosos que son los insectos.
Había inversión térmica y ese relativo calor en lo alto del monte era un frío intenso en las hondonadas. Regresando en coche, en una curva a la izquierda resultó que había un poco de escarcha, o hielo, o que se yo.. El coche dio un trompo, giró 180 grados y fue a chocar con el lado derecho contra una gran roca a la izquierda de la carretera. Rebotó y quedó atravesado en mitad de la carretera. Pude ponerlo en marcha y en una cuneta doblé el parachoques que tocaba con la rueda, pero no pude torcer la chapa de debajo, de forma que ahora apenas se puede girar. No quiero ni pensar que hubiera pasado si hubiera subido alguien o si esto hubiera sucedido dos curvas más abajo, donde en lugar de la roca hay una valla y un barranco impresionante. Como pude, regresé a la ciudad pensando una vez más en que nadie sabe en que curva está escrito su nombre ni cual ha de ser la célula maligna que le ha de matar. Pensaba que no me había asustado, ni siquiera llegué a sentir esa especial lucidez que efectivamente tenemos en los momentos realmente jodidos, pero a bajar del coche me di cuenta de que las manos me temblaban. Cada amanecer puede ser el último y como tal hay que vivirlo.
Había inversión térmica y ese relativo calor en lo alto del monte era un frío intenso en las hondonadas. Regresando en coche, en una curva a la izquierda resultó que había un poco de escarcha, o hielo, o que se yo.. El coche dio un trompo, giró 180 grados y fue a chocar con el lado derecho contra una gran roca a la izquierda de la carretera. Rebotó y quedó atravesado en mitad de la carretera. Pude ponerlo en marcha y en una cuneta doblé el parachoques que tocaba con la rueda, pero no pude torcer la chapa de debajo, de forma que ahora apenas se puede girar. No quiero ni pensar que hubiera pasado si hubiera subido alguien o si esto hubiera sucedido dos curvas más abajo, donde en lugar de la roca hay una valla y un barranco impresionante. Como pude, regresé a la ciudad pensando una vez más en que nadie sabe en que curva está escrito su nombre ni cual ha de ser la célula maligna que le ha de matar. Pensaba que no me había asustado, ni siquiera llegué a sentir esa especial lucidez que efectivamente tenemos en los momentos realmente jodidos, pero a bajar del coche me di cuenta de que las manos me temblaban. Cada amanecer puede ser el último y como tal hay que vivirlo.
Comentarios
Espere que la factura del taller no siga massa abultada.
Saludos.
Potser tot això, doctor, ens fa valorar més la meravella de la natura que ens acull diàriament, de formar-ne part, de poder gaudir de manera sensible de la bellesa de la vida. Cada nova contemplació del dia o de la nit és un èxit vital.
De cualquier modo me alegro de que se quedara en un susto y algo de chapa y pintura...
Saludos.
Hace un año pasé por una cosa parecida, ibamos mi mujer y yo en el coche y nos salimos de la carretera por un despiste, dimos varias vueltas de campana y lo que fueron unos segundos nos parecieron horas. Al final no nos pasó nada, increíblemente solo unos rasguños, y después de conseguir salir del coche y comprobar que los dos estábamos bien, pensñe exactamente lo que tu pones en tu entrada: cada amanecer puede ser el último, así que hay que aprovecharlo.
un saludo y me alegro mucho de que no te haya pasado nada
Un abrazo.
Volver a casa y ver otra vez a sus hijos, más grande que el sírfido y el amanecer.
Vigili i no corri que ens donarà un disgust a tots.
Yo ya hace mucho que sólo disfruto el presente. Como bien dice, quién sabe cuándo llegará nuestro día. He tardado en darme cuenta, pero creo que ahora soy mucho más feliz. De todo se aprende.
También aprendo de usted.
Un abrazo.
cierto.
Records
Ricard - Ecuador
Te deseo una larga vida... ¡pero sin los sustos!
Me alegro mucho que solo tuvieras un susto. La hojalata del coche tiene arreglo.
Seguramente tienes una de tus queridas buenas estrellas que te va salvando.
Así de veces me pegué una bronca por mirar a las vistas en vez de concentrarme en la carretera.
Ya tuve yo algún susto, pocas veces por distraída, bastantes por situaciones imprevistas. Después de un susto grande doy las gracias a no se quien. A veces a una estrella o a un vigilante inexistente.
Un abrazo muy fuerte y cuídate, que te queremos mucho y para mucho tiempo.