Mi mar
Cuando yo era pequeño el verano era casi eterno. Cada mañana salíamos a pasear por las playas solitarias buscando entre las dunas pequeños tesoros que el mar hubiera podido traer. Una especie de esponja, de restos de algas, el misterioso esqueleto interno de una sepia, una concha junto a las huellas de un gorrión.. a todo eso mi padre le sabía dar una interpretación, real o imaginaria, colocando cada pieza en el debido lugar del cosmos limpio y ordenado que entonces era para mi la naturaleza.
Incluso antes de saber nadar aprendí a bucear de cualquier modo con una máscara de goma Nemrod y entonces se abrió ante mi un universo paralelo de rocas, pulpos, sardos y praderas de posidonia. En aquella playa había unas extrañas ruínas sumergidas a poca profundidad, que con poca imaginación ya podían convertirse en la Atlántida, una modesta Atlántida con caracoles de mar sobre la que yo pasé incontables horas volando ingrávido.
Por la tarde yo jugaba solo a inventar historias mientras mi abuelo leía un libro tras otro, siempre ediciones baratas de bolsillo que llevaba en una maleta gastadísima, que a duras penas podía arrastrar desde la estación hasta el apartamento. Le recuerdo como un personaje extravagante, a veces colérico y a veces muy alegre, que llegaba y desaparecía siempre de improviso. Y a veces se sentaba a escribir sus memorias en el cuaderno verde. Empezó a escribirlas antes de su nacimiento, en el tiempo mítico de la infancia de sus abuelos, y murió antes de haber llegado a su propio nacimiento. Solo mucho más tarde he podido entender su lógica.
A mediados de septiembre finalmente no teníamos más remedio que marcharnos. Venían definitivamente mis padres a buscarnos y yo siempre lloraba camino hacia las Escuelas Pías donde estaba condenado a pasar el invierno.
Ahora han construido un puerto deportivo y la mayor parte de esas cosas ya no existe. La playa se ha convertido en un paseo marítimo urbanizado y las dunas por las que paseábamos han sido destruidas, excepto una minúscula, irrisoria, reserva integral de la naturaleza a la que no se puede acceder ... ¡ para no molestar a las lagartijas !
Afortunados aquellos que no han visto como se destruían los paisajes de su infancia.
Incluso antes de saber nadar aprendí a bucear de cualquier modo con una máscara de goma Nemrod y entonces se abrió ante mi un universo paralelo de rocas, pulpos, sardos y praderas de posidonia. En aquella playa había unas extrañas ruínas sumergidas a poca profundidad, que con poca imaginación ya podían convertirse en la Atlántida, una modesta Atlántida con caracoles de mar sobre la que yo pasé incontables horas volando ingrávido.
Por la tarde yo jugaba solo a inventar historias mientras mi abuelo leía un libro tras otro, siempre ediciones baratas de bolsillo que llevaba en una maleta gastadísima, que a duras penas podía arrastrar desde la estación hasta el apartamento. Le recuerdo como un personaje extravagante, a veces colérico y a veces muy alegre, que llegaba y desaparecía siempre de improviso. Y a veces se sentaba a escribir sus memorias en el cuaderno verde. Empezó a escribirlas antes de su nacimiento, en el tiempo mítico de la infancia de sus abuelos, y murió antes de haber llegado a su propio nacimiento. Solo mucho más tarde he podido entender su lógica.
A mediados de septiembre finalmente no teníamos más remedio que marcharnos. Venían definitivamente mis padres a buscarnos y yo siempre lloraba camino hacia las Escuelas Pías donde estaba condenado a pasar el invierno.
Ahora han construido un puerto deportivo y la mayor parte de esas cosas ya no existe. La playa se ha convertido en un paseo marítimo urbanizado y las dunas por las que paseábamos han sido destruidas, excepto una minúscula, irrisoria, reserva integral de la naturaleza a la que no se puede acceder ... ¡ para no molestar a las lagartijas !
Afortunados aquellos que no han visto como se destruían los paisajes de su infancia.
Comentarios
Cuando voy me muero de pena. Nos han robado la mar y las estrellas en menos de 30 años.
Un abrazo
He buscado documentos, pero de momento no los encuentro.
Creo recordar uno de ellos (de un arquitecto japonés, quizás) pretendía acortar distancias entre Marruecos y España; y en mitad de todo: puertos, hoteles, centros comerciales, ¿campo de golf...? ¡un sueño!.
Por otra parte, ya existen parques eólicos marítimos, por lo que el pescado ya está vendido.
Y la costa... La playa de El Palmar, que corresponde a los términos municipales de Conil y Vejer de la Frontera, en Cádiz, pronto será adornada con una serie de proyectos urbanísticos (uno ya aprobado y que se ejecutaría en breve).
Se trata de la misma playa a la que, hasta hace no muchos años y en buena parte de su extensión, solo se podía acceder a pie, o con bicicletas bien dotadas.
La ejecución del proyecto supondrá mucho dinero para los bolsillos de siempre y más pobreza para los habitantes de esos pueblos, quienes apenas se verían beneficiados con unos pocos, poquísimos, puestos de trabajo con sueldos precarios.
Información sobre estos proyectos
AQUÍ
Disculpas por lo largo de este poema y gracias anticipadas a quienes quieran colaborar para frenar esa parte de lo que nos queda del día.
Pero por suerte siempre hay algún político progre y verde, que encierra a los 4 patos que quedan en una charca para protegerlos...
para protegerlos, o para mantenerlos lejos de los aviones del aeropuerto próximo y recientemente ampliado, principal motivo de la degradación de su hábitat natural?
Y mientras salgo de mi ciudad dormitorio, me obligan a circular a no mas de 80 para no contaminar!!!!! y poder ver el espectacular vuelo de los pájaros metálicos y la lluvia de queroseno quemado sobre los 4 patos encerrados.
Y hablando de patos, su entrada de hoy Dr. Frikosal, me ha resuelto una duda... el domingo me llaman a votar, y votaré... en el sobre en vez de papeleta, pondré una foto del Pato Donad.
Aniquilar paisajes es terrorismo ambiental.
Saludos.
PUNTA UMBRÍA
Era todo paraje natural salpicado de un pequeño y amable pueblecito marinero, hoy sepulturado entre adosados y comercios.
Si ponen un ladrillo más revienta.
Ahora empieza a haberlo (aquí en España), pero cada uno tenemos una opinión y muchas veces no estamos de acuerdo con las regulaciones.
En resumen, esto no tiene remedio.
Ya que se ha mencionado El Palmar, en Facebook hay un grupo que se llama "Salvar El Palmar" y se recogen firmas aquí: http://www.salvarelpalmar.es/
También hay una comunidad que se llama: "PELP!-salvarelpalmar.es"
Y bueno, si seguimos así también existe.."Salvar Trafalgar"
En fin, hay tantas cosas que salvar...:(:(:(
Gracias.
Y ya puesto: en el enlace que adjunto vienen unos subenlaces. El que conduce al blog de PELP es jugoso.
Gracias.
Un abrazo.
Ahora en los meses de vacaciones de verano es imposible encontrar una playa solitaria.
Pero en este tiempo aun se puede disfrutar de ellas y se puede encontrar muchos “tesoritos”.
Lo que me duele muchísimo es lo que escribe “Le Mosquito” sobre la playa del Palmar que llegando hasta el faro de Trafalgar es de lo mejor y mas natural aun que nos queda en España. Yo voy a firmar todas las protestas que puedo encontrar contra la destrucción de esta costa maravillosa.
Ya que es tarde para salvar lo destrozado tenemos que luchar para conservar lo que queda intacto.
...y en días 'ñoños',... más :)
Mis veranos infantiles también fueron casi eternos,...y marinos.
En la playa a la que nos solían llevar de muy pequeños,...ésa en la que aprendimos a nadar y 'bucear', sin que diéramos tiempo a que nos llevaran a ningún Naútico primero para ensayar,...
...era y sigue siendo espectacular.
El Sol que nacía en tu Mar, y que venía a dormir a mi Mar,... asomaba por el lado de la pequeña montaña cargadita de pinos y ya más cerca, palmeras estilizadas de sombra oscura sobre la arena todavía fría de la última noche dormida.
A veces, la visito,...pero intento no abusar de ésta en particular,...
...para mantener los recuerdos, que son muchos y que le pertenecen por derecho propio.
Un beso y buenas noches.
1-He dejado una entrada programada para las 00:10.
2-Me llevo a la cama un tremendo libro recién comprado ¿qué más se puede pedir?.