Los satélites de Júpiter, el Vaticano y la agudeza visual del Homo sapiens
Si salen a la calle cuando ya es noche cerrada, suponiendo que en su ciudad-dormitorio todavía no hayan encendido la iluminación de Navidad, seguramente podrán ver una estrella brillante hacia el suroeste. En realidad no es una estrella si no Júpiter, que ya está a punto de desaparecer hasta principios del próximo verano, y oculta una sorpresa: sus satélites. Cuatro de ellos son visibles desde si se dispone de un pequeño telescopio o de unos prismáticos grandes.
Siempre se ha dicho que fue Galileo el primero en dirigir un instrumento óptico hacia Júpiter y por tanto el primero en verlos. Después de unos días de observación, le resultó evidente que aquellos nuevos astros giraban en torno a Júpiter y que por tanto la tierra difícilmente podría ser el centro del universo como Aristóteles y el Vaticano afirmaban.
Pero Galileo pronto pudo comprobar que el asunto era más complicado. En las Escuelas Pías, el padre M. nos contó que si una paloma rozase con una pluma de su ala derecha la cima de una montaña una sola vez cada 1000 años, cuando toda la montaña hubiera sido reducida a polvo por el desgaste, no habría pasado más que la primera hora de la eternidad. De modo que no se pueden tomar a la ligera los tormentos del infierno, puesto que al ser eternos cualquier sufrimiento terrenal es ínfimo a su lado. Un tubo por el que se veían cuerpos celestes heréticos, bien podría haber sido obra del diablo, argumentaron los teólogos. No era cosa de exponer sus almas mirando por el telescopio cuando a todas luces era más práctico y más cristiano amenazar al pecador Galileo con la hoguera, que por mala que sea, no es nada comparada con el infierno. Con Giordano Bruno se intentó este método pero por pura soberbia no quiso abjurar y la paloma no ha dado más que medio aletazo desde entonces.
Pero ¿y si Galileo hubiera tenido una cámara? Con una cámara acoplada a un telescopio es fácil fotografiar los satélites de Júpiter, pero ¿qué ocurre con una cámara normal y un 50mm? Se dice que un objetivo de 50mm, con un campo de visión(*) de unos 40x27 grados (en una cámara FF) es aproximadamente equivalente a la visión humana(**). ¿Una D700 de 12 Mpixels con un 50mm, hubiera podido captar los satélites y hubiera sido suficiente para hacer cambiar de opinión a los teólogos vaticanos?. O, alternativamente, si nuestra la agudeza visual hubiera sido superior y hubiéramos visto los satélites a simple vista ¿hubiera sido posible mantener la arrogancia geocéntrica del Vaticano?
El próximo día se lo cuento.
(*) Se puede calcular como a=2.atan(d/(2f)) donde d es el tamaño del sensor en horizontal o vertical, f es la distancia focal y a el ángulo.
(**) Yo personalmente creo que el 35mm se parece más a lo que vemos.
Siempre se ha dicho que fue Galileo el primero en dirigir un instrumento óptico hacia Júpiter y por tanto el primero en verlos. Después de unos días de observación, le resultó evidente que aquellos nuevos astros giraban en torno a Júpiter y que por tanto la tierra difícilmente podría ser el centro del universo como Aristóteles y el Vaticano afirmaban.
Pero Galileo pronto pudo comprobar que el asunto era más complicado. En las Escuelas Pías, el padre M. nos contó que si una paloma rozase con una pluma de su ala derecha la cima de una montaña una sola vez cada 1000 años, cuando toda la montaña hubiera sido reducida a polvo por el desgaste, no habría pasado más que la primera hora de la eternidad. De modo que no se pueden tomar a la ligera los tormentos del infierno, puesto que al ser eternos cualquier sufrimiento terrenal es ínfimo a su lado. Un tubo por el que se veían cuerpos celestes heréticos, bien podría haber sido obra del diablo, argumentaron los teólogos. No era cosa de exponer sus almas mirando por el telescopio cuando a todas luces era más práctico y más cristiano amenazar al pecador Galileo con la hoguera, que por mala que sea, no es nada comparada con el infierno. Con Giordano Bruno se intentó este método pero por pura soberbia no quiso abjurar y la paloma no ha dado más que medio aletazo desde entonces.
Pero ¿y si Galileo hubiera tenido una cámara? Con una cámara acoplada a un telescopio es fácil fotografiar los satélites de Júpiter, pero ¿qué ocurre con una cámara normal y un 50mm? Se dice que un objetivo de 50mm, con un campo de visión(*) de unos 40x27 grados (en una cámara FF) es aproximadamente equivalente a la visión humana(**). ¿Una D700 de 12 Mpixels con un 50mm, hubiera podido captar los satélites y hubiera sido suficiente para hacer cambiar de opinión a los teólogos vaticanos?. O, alternativamente, si nuestra la agudeza visual hubiera sido superior y hubiéramos visto los satélites a simple vista ¿hubiera sido posible mantener la arrogancia geocéntrica del Vaticano?
El próximo día se lo cuento.
(*) Se puede calcular como a=2.atan(d/(2f)) donde d es el tamaño del sensor en horizontal o vertical, f es la distancia focal y a el ángulo.
(**) Yo personalmente creo que el 35mm se parece más a lo que vemos.
Comentarios
Pedazo de palomón! Eso es imposible hasta de imaginar!
Cuanto más de creer que el tiempo transcurrido fuera el de la primera hora de la eternidad.
El padre M. consumía algún tipo de sustancia? Seguro que sí, pobre hombre las cosas que salían de su boca...
Hace muchos años, cuando mis hijos eran adolescentes, pasamos el verano observando el cielo nocturno desde la terraza de la casa que habitamos entonces.
Y era el calor insoportable de esta casa la que nos hizo observar el cielo hasta que estuvimos cansados a tope.
Teníamos unos prismáticos bastante buenos y apoyándolos en una escalera de estas de pintor (para mantener el pulso a raya) podíamos ver alguna noche hasta cuatro “lunas”.
Durante semanas mi hijo mayor tomaba apuntes de la posición de ellas.
Por cierto a mí de pequeña me contaron que era un pajarito muy pequeño que afilaba su pico en la montaña.
Saludos
Por cierto, tus fotos desde el dolmen son una verdadera pasada….
Eres un fenómeno
Frikosal, llevo días viendo ese punto brillante en Marruecos y, pobre profano, creía que era Venus. ¿Me confirma, pues, que se trata de Júpiter?
Que alegría marcharse a dormir sabiendo algo más.
Si yo supiera por donde empezar..., ¿Tú crees que desde Almería vería algo?
HOy hice el propósito de aprender todo lo que la vida y la gente quiera enseñarme, y tener el bicho ese montado y, sin estrenar, tiene tela.
Un abrazo
Rafa, si es noche cerrada y está como a 20 grados sobre el horizonte, debe ser Júpiter.
Amig@, lo mejor es olvidarse del telescopio para empezar.
Bajaros stellarium y empezad por buscar Orion. Se verá desde Almería. Es como tener un amigo para toda la vida, cada invierno lo vais a ver de noche, por más jodido que esté todo, si no estais en una ciudad especialmente horrible, podreis salir de noche cinco minutos, dar un paseo, y se verá Orion.
No puedo evitar pensar que, siendo los curas, obispos y papas de los tiempos de Galileo mucho más educados que el populacho, ¿no habría muchos ateos entre ellos?
Quien cree estar (o le interesa hacer creer que está) por encima del bien y del mal, nunca aceptará ninguna idea.
Saludos.
P.D. ¡Maldita contaminación lumínica! ni viviendo en el campo te libras de las farolas impertinentes.
Muchos parabolanos tenemos aún, por desgracia.
Fantasticos, entretenidos y pedagógicos relatos. Realmente es algo especial ver los satelites galileanos (5 creo???) las noches de verano, en la montaña, a la fresca, y lo mas curioso es ver como cada noche han cambiado de posición. Con unos simples prismáticos de 8, 10 aumentos, un buen pulso, o apoyarse en una escalera de pintor, como dice Erna, el espectáculo esta garantizado y además es altamente recomendable.
Yo yo, pobre de mí, aun me sigo preguntando como se lo hacía para caminar sobre la mar oceana. Pobre hormiga, pobre de mí. Ay sí.