Las últimas libélulas
Nada bueno se puede esperar de diciembre. Pero noviembre, aun siendo frío, sabe mostrarse compasivo y luminoso.
A mediados de noviembre salí a comer junto al río. Serían casi las dos pero la escarcha todavía cubría las zonas más sombrías y me hizo pensar que el agua incluso se habría helado en algún remanso. Por estas fechas, el sol está muy bajo y tiene que abrirse camino entre las ramas de los árboles. Pero ese día no hacía viento y junto a una pared de piedra orientada a mediodía pude encontrar un rincón agradable para sentarme. Ya estaba por cerrar los ojos para disfrutar del sol cuando vi a una inesperada libélula roja junto a mi.
Era la última libélula, un macho de Sympetrum striolatum (si no me equivoco). Hoy en día muchos arquitectos parece que no recuerdan que el sol de otoño e invierno está bajo y calienta más las superficies verticales que las horizontales, mientras que en verano sucede lo contrario, y que por eso en el Mediterráneo hay que proteger las ventanas con elementos horizontales que dejan pasar el calor del sol solamente cuando es necesario. Pero por instinto, los insectos y las lagartijas siguen sabiendo encontrar los mejores lugares para calentarse.
Copulando a F2.8.
Al cabo de un rato llegaron más libélulas, varios machos y por lo menos una hembra. Y al calor del sol se entregaron a sus rituales de apareamiento, como si no supieran que el frío de los días siguientes tenía forzosamente que matarlas.
A mediados de noviembre salí a comer junto al río. Serían casi las dos pero la escarcha todavía cubría las zonas más sombrías y me hizo pensar que el agua incluso se habría helado en algún remanso. Por estas fechas, el sol está muy bajo y tiene que abrirse camino entre las ramas de los árboles. Pero ese día no hacía viento y junto a una pared de piedra orientada a mediodía pude encontrar un rincón agradable para sentarme. Ya estaba por cerrar los ojos para disfrutar del sol cuando vi a una inesperada libélula roja junto a mi.
Era la última libélula, un macho de Sympetrum striolatum (si no me equivoco). Hoy en día muchos arquitectos parece que no recuerdan que el sol de otoño e invierno está bajo y calienta más las superficies verticales que las horizontales, mientras que en verano sucede lo contrario, y que por eso en el Mediterráneo hay que proteger las ventanas con elementos horizontales que dejan pasar el calor del sol solamente cuando es necesario. Pero por instinto, los insectos y las lagartijas siguen sabiendo encontrar los mejores lugares para calentarse.
Copulando a F2.8.
Al cabo de un rato llegaron más libélulas, varios machos y por lo menos una hembra. Y al calor del sol se entregaron a sus rituales de apareamiento, como si no supieran que el frío de los días siguientes tenía forzosamente que matarlas.
Comentarios
Son muchos los insectos que pasan el invierno en estado de huevo.
Interesante foto, nunca había visto ninguna libélula copular posada en el suelo.
Probablemente sea eso que dices, ya están al final de su ciclo vital.
Algunas especies si que se posan en el suelo, no es tan frecuente pero tengo algunas fotos.
Es normal, algunas veces llegan a arañar al macho con las uñas y mirando su espalda se puede saber si han conocido hembra.
¡Que bonita!
Yo tampoco. De hecho hay una especie que pasa el invierno en fase adulta, pero muy poco activa.
Ah, quien sabe. Nosotros vemos ese dramatismo, y todavía más en la próxima entrada, pero ellas tienen la ventaja (o inconveniente) de ser solamente acción sin consciencia. Suponemos.
Con el 105 mio en realidad te marca 3.5 por que esa es la apertura efectiva, pero el diafragma está totalmente abierto.
los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados.
Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo
en que nos anudamos y nos desesperamos."
Pensaba Neruda en ellas en su Canción Deseperada? Se sentía él mismo libélula roja?
las libélulas, con los colores y ese brillo de ojos!
los tonos en harmonía con las bonitas piedras
precioso Dr.!