El sentido del nacimiento de Orión
Orión, recién nacido.
Cuando anochece algunas estrellas ya aparecen instaladas en el cielo. El otro día les decía que Vega, Altair y Deneb "salen" en el cielo cuando caen las noches de verano. Pero otras no, otras amanecen durante la noche. Ahora mismo, si tienen la paciencia de esperar hasta más de las tres de la madrugada, verán que al noroeste aparecen las Pléyades. Si las Pléyades ya se ven en el cielo significa que el verano ya está herido de muerte y que no va a tardar en llegar el otoño. Pero hay más: poco después de las seis sale el cinturón de Orión (Alnitak, Alnilam y Mintaka), y Orión es el invierno mismo.
Por favor, no crean que yo soy un gran entendido ni que conozco bien el cielo: yo siempre soy un ignorante, y si alguna vez llego a saber de algo, entonces cambio de tema. Pero basta con pasar dos o tres noches al aire libre para intuir la importancia de estas estrellas. El caso es que a las seis el sol ya casi asoma y esta noche, estas formidables estrellas del cinturón de Orión no van a poder verse. Deberán dejar pasar unas semanas hasta que por fin Orión sea enteramente visible poco antes de la madrugada. Y ese es el momento mágico en el que Orión renace de su sueño y se prepara para volver a presidir el cielo.
Yo no lo sabía cuando me maravillé la primera madrugada en que vi nacer a Orión, ni tampoco el verano pasado cuando hice la foto que ilustra esta entrada, pero resulta que hace milenios que la gente observa el nacimiento celestial de Orión. Hoy en día sabemos que el 22 de Diciembre es el sorteo de Navidad y que el 17 de nosque se celebra san nosecuantos, pero el calendario es un invento relativamente reciente. En la edad de Bronce no había calendarios y los agricultores miraban al cielo para anticiparse a las estaciones, y -seguro- los navegantes polinesios también aguardaban el nacimiento de Orión antes del amanecer como un signo importante.
Y todavía hay más: en Egipto, el sacerdote Imhotep miraba cada amanecer al cielo buscando a Orión, puesto que su cinturón apunta (más o menos) por un lado hacia las Pléyades, pero por el otro a Sirio. Y cuando Sirio ya era visible antes del amanecer, se acercaba el momento del crecimiento del Nilo.
Les cuento todo esto por si este verano, después de una larga noche observando las estrellas, llegan a ver nacer a Orión. Salgan a verlas, que una noche de verano mirando las estrellas vale por muchos meses de vida edulcorada delante del televisor.
Cuando anochece algunas estrellas ya aparecen instaladas en el cielo. El otro día les decía que Vega, Altair y Deneb "salen" en el cielo cuando caen las noches de verano. Pero otras no, otras amanecen durante la noche. Ahora mismo, si tienen la paciencia de esperar hasta más de las tres de la madrugada, verán que al noroeste aparecen las Pléyades. Si las Pléyades ya se ven en el cielo significa que el verano ya está herido de muerte y que no va a tardar en llegar el otoño. Pero hay más: poco después de las seis sale el cinturón de Orión (Alnitak, Alnilam y Mintaka), y Orión es el invierno mismo.
Por favor, no crean que yo soy un gran entendido ni que conozco bien el cielo: yo siempre soy un ignorante, y si alguna vez llego a saber de algo, entonces cambio de tema. Pero basta con pasar dos o tres noches al aire libre para intuir la importancia de estas estrellas. El caso es que a las seis el sol ya casi asoma y esta noche, estas formidables estrellas del cinturón de Orión no van a poder verse. Deberán dejar pasar unas semanas hasta que por fin Orión sea enteramente visible poco antes de la madrugada. Y ese es el momento mágico en el que Orión renace de su sueño y se prepara para volver a presidir el cielo.
Yo no lo sabía cuando me maravillé la primera madrugada en que vi nacer a Orión, ni tampoco el verano pasado cuando hice la foto que ilustra esta entrada, pero resulta que hace milenios que la gente observa el nacimiento celestial de Orión. Hoy en día sabemos que el 22 de Diciembre es el sorteo de Navidad y que el 17 de nosque se celebra san nosecuantos, pero el calendario es un invento relativamente reciente. En la edad de Bronce no había calendarios y los agricultores miraban al cielo para anticiparse a las estaciones, y -seguro- los navegantes polinesios también aguardaban el nacimiento de Orión antes del amanecer como un signo importante.
Y todavía hay más: en Egipto, el sacerdote Imhotep miraba cada amanecer al cielo buscando a Orión, puesto que su cinturón apunta (más o menos) por un lado hacia las Pléyades, pero por el otro a Sirio. Y cuando Sirio ya era visible antes del amanecer, se acercaba el momento del crecimiento del Nilo.
Les cuento todo esto por si este verano, después de una larga noche observando las estrellas, llegan a ver nacer a Orión. Salgan a verlas, que una noche de verano mirando las estrellas vale por muchos meses de vida edulcorada delante del televisor.
Comentarios
Anayet
La insatisfacción es un motor y un freno, y en algunas personas un estado de ánimo. Permanente.
¿Qué es peor la monotonía o la insatisfacción?
¿nos lleva la insatisfacción a una constante búsqueda?
Y esa búsqueda ¿Nos ofrece momentos intensos de rara belleza de vez en cuando?
¿Nos ofrece una suerte de espiritualidad agnóstica?
Pues entonces vale la pena, apesar de los momentos amargos, que los hay.
Salutacions.