Buscando tigres
Es una creencia extendida que las serpientes siempre aparecen cuando uno menos se las espera. De modo que en casa, cuando vamos en busca de serpientes, decimos que vamos a buscar tigres, puesto que basta con decir la palabra serpiente para no verlas. No falla. Y a mi me gustan las serpientes.
La primavera es una época propicia para ver reptiles, pero este mediodía era bastante caluroso. De modo que, a pesar de que hemos visto numerosas lagartijas, incluyendo las enormes colilargas, lo último que yo podía esperar era ver un tigre. Hemos pasado muchas horas en el monte, paseando con los niños y buscando lugares desde donde se puedan fotografiar paisajes cuando se presenten buenas luces. Y al doblar un recodo allí estaba este animal en mitad del camino, muy bien camuflada. Era de modestas dimensiones, no pasaría de 30cm, ¡pero era un tigre!.
Y además (ya me corregirán los entendidos si es necesario) no era un tigre cualquiera si no una víbora. Se nota por esos bultos a los lados de la cabeza, donde están las glándulas que segregan el veneno, por el hocico puntiagudo y por los ojos (que en este caso no he podido ver). La inofensiva Natrix maura, serpiente de agua, sabe poner cara de víbora para que la dejen tranquila, pero en un secarral no puede haber. O sea que yo diría que es una joven víbora terminando de digerir una presa. Ha cruzado el camino tranquilamente, sin pausa pero sin prisa, sin mostrarse amenazadora en ningún momento, con gran señorío y dominio de la situación. Esto es lo que suelen hacer las víboras.
Cuando se sale a paisajes, se lleva un angular y como mucho un zoom, pero no un macro o por lo menos una focal algo más larga que el 24-70, que en la D700 se queda corto. Apenas he podido sacar la cámara de la mochila y hacer unas pocas fotos antes de que desapareciera. Si yo tuviera más presencia de ánimo seguramente la hubiera cogido y la hubiera vuelto a colocar en el centro del camino, pero les tengo un sano respeto a estos tigres.
Estoy contento de que los niños hayan podido verla. Son pequeños y van por el monte un poco atolondradamente, suelen ir delante nuestro y si un día se tropiezan con un ejemplar adulto, bien pudiera ser que no lo vieran. La víbora no es agresiva, pero si tiene que elegir entre que la pisen y picar, pues lógicamente pica, y para un niño pequeño eso no es ninguna broma, más estando lejos de la carretera. A ver si se van fijando un poco en las cosas. De todos modos, a pesar de su peligro potencial, hay que respetar a estos pequeños tigres, que son realmente escasos y preciosos. A ver si algún día puedo fotografiar una decentemente.
La primavera es una época propicia para ver reptiles, pero este mediodía era bastante caluroso. De modo que, a pesar de que hemos visto numerosas lagartijas, incluyendo las enormes colilargas, lo último que yo podía esperar era ver un tigre. Hemos pasado muchas horas en el monte, paseando con los niños y buscando lugares desde donde se puedan fotografiar paisajes cuando se presenten buenas luces. Y al doblar un recodo allí estaba este animal en mitad del camino, muy bien camuflada. Era de modestas dimensiones, no pasaría de 30cm, ¡pero era un tigre!.
Y además (ya me corregirán los entendidos si es necesario) no era un tigre cualquiera si no una víbora. Se nota por esos bultos a los lados de la cabeza, donde están las glándulas que segregan el veneno, por el hocico puntiagudo y por los ojos (que en este caso no he podido ver). La inofensiva Natrix maura, serpiente de agua, sabe poner cara de víbora para que la dejen tranquila, pero en un secarral no puede haber. O sea que yo diría que es una joven víbora terminando de digerir una presa. Ha cruzado el camino tranquilamente, sin pausa pero sin prisa, sin mostrarse amenazadora en ningún momento, con gran señorío y dominio de la situación. Esto es lo que suelen hacer las víboras.
Cuando se sale a paisajes, se lleva un angular y como mucho un zoom, pero no un macro o por lo menos una focal algo más larga que el 24-70, que en la D700 se queda corto. Apenas he podido sacar la cámara de la mochila y hacer unas pocas fotos antes de que desapareciera. Si yo tuviera más presencia de ánimo seguramente la hubiera cogido y la hubiera vuelto a colocar en el centro del camino, pero les tengo un sano respeto a estos tigres.
Estoy contento de que los niños hayan podido verla. Son pequeños y van por el monte un poco atolondradamente, suelen ir delante nuestro y si un día se tropiezan con un ejemplar adulto, bien pudiera ser que no lo vieran. La víbora no es agresiva, pero si tiene que elegir entre que la pisen y picar, pues lógicamente pica, y para un niño pequeño eso no es ninguna broma, más estando lejos de la carretera. A ver si se van fijando un poco en las cosas. De todos modos, a pesar de su peligro potencial, hay que respetar a estos pequeños tigres, que son realmente escasos y preciosos. A ver si algún día puedo fotografiar una decentemente.
Comentarios
Por otra parte, felicito a sus hijos por tenerle de padre y enseñarle todas esas cosas.
Bueno, con los niños también tenemos unas broncas importantes, yo no tengo paciencia .. en fin, disto muuuuucho de la perfección.
Lo único que he visto yo hoy han sido dos garrapatas que se disimulaban entre los colores de mi camiseta...
Saludos.
Pero sean tigres o serpientes, me dan muuuucho respeto (algún miedo de esos irracionales que todos tenemos) así que no salgo a cazarlos. Eso si, cuando practicaba mas asiduamente la espeleologia, vi bastantes por Sant Llorenç del Munt (estos conglomerados parecen los de esa zona) incluso un día (primavera), regresando al Coll d'Estenalles desde el Montcau se cruzaron hasta tres "tigres" en el camino, solo que llevaba a mi hijo a hombros, y no llegué a la cámara, Otro día será.
Pero a Vos le ha quedado de lujo, tenga 20 o 30 centímetros (¿no quedamos que el tamaño no importa...?) ...ha quedado muy favorecida!!!
Supuse desde el principio que era una hocicuda. Por aquí hay muchas (Huelva y alrededores), y corre un rumor que le comento a ver si sabe hasta dónde es cierto:
"En las horas de más calor las vívoras hocicudas suelen "colgarse" de las ramas de los arbustos. En esas horas nuestra sangre es más líquida por lo que ante una mordedura se aceleran los efectos, y coincide con que al estar colgadas, dichas mordeduras suelen sufrirse en zonas más próximas al corazón, incrementándose los riesgos.
Como digo, no sé qué hay de cierto en esto. Tengo entendido que su veneno para un adulto no es demasiado peligroso, pero prefiero no comprobarlo por mí mismo.
Por último, ojalá se concienciara la gente de una vez con la necesidad de coexistir con los "tigres". Hay demasiada gente que las pisa nada más verlas.
Saludos.
Ercanito, yo creo que eso no tiene ningún fundamente. Este animal no gana nada con picar a una persona que después obviamente no va a poder comerse. De todos modos, hasta donde yo se, la picadura puede ser muy grave incluso en un adulto.
Efectivamente, lo que hace la gente es matarlas a todas con un palo, y después presumen de ser buenos ciudadanos.
En mi familia se instaló hace tiempo un miedo bestial hacia las serpientes por un suceso bastante desagradable con una bastarda. Ésta mordió a la hermana de mi abuela, ella con sus noventa y pocos, y se quedó enganchada al gemelo. Mi tío jalaba de ella , pero los dientes se clavaban más. Imagina a una anciana que camina por un jardín hacia el coche para volver al pueblo y de repente se ve en el suelo con una serpiente de metro y medio en la pierna. Lo lógico hubiera sido "mordedura y escapada", pero ésta tenía ganas de apretar.
Al final se quedó todo en un susto, y la bastarda no sufrió ningún daño.
Años antes mi abuelo las cogía (y las de herradura) y las encerraba en un granero. Tenía un palo de un metro con un cáncamo en el extremo por el que metía un cordel para agarrarlas, aunque a veces lo hacía mano. En meses llegaban a doblar su tamaño de tanto ratoncito. Esto se ha hecho siempre, y supongo que tampoco es muy respetuoso con ellas, pues se separa de su medio natural, pero hoy es raro que alguien vea una serpiente y no acabe a palazos con ella. Lastimoso.
Gracias por contestar.
Y en el presente, no soportaría que me atacase un bicho,...o quisiese hacerme daño.
El bote, lo seguiré pegando hasta que me muera, cada vez que me los encuentre por sorpresa,...pero creo que lo aceptan como algo natural en 'una especie posible'.
Besos; Buenos días.
Al lado de mi casa tenemos una riera y es corriente ver como las serpientes de agua cruzan la carretera para ir a beber.
Es un privilegio pasear con los niños por el campo ( y con la Santa claro :) )
Ahora me doy cuenta, debíamos haber dicho que íbamos a la caza del tigre.
Para ercanito: Cuando hace mucho calor las víboras tienden a separarse del suelo, que es lo que arde bajo el sol, por eso se suben a las ramas de los arbustos. Además, en pleno verano tienden a la vida crepuscuar para evitar el exceso de insolación.
Lo de no llamarla por su nombre debe suceder en todas las zonas rurales. Hace muuuchos años, probablemente yo no había nacido, un hermano mío nombró a la culebra delante de un labrador viejecito de donde mi walden. El hombre se puso blanco. Unos días después sufrió una caída y se rompió el brazo y culpó de todo ello al hermano que le mentó a la bicha.
Otro ejemplo: recientemente he pasado unos días en el hospital acompañando a un familiar -esa y no otra ha sido la causa de mi casi ausencia-. El hombre de la cama de al lado vive habitualmente en el campo. Fueron sus hermanos a verle y le dijeron que habían pasado por su casa a comprobar que todo estaba en orden y habían encontrado una "señorita" de un metro y medio.
Bicha, "rastrá", señorita...variedad de palabras para no llamarla por su nombre, que da mala suerte. Con la zorra pasa igual: mariagarcía, la del monte...
No te cuento como volvió a casa...
Blanco era poco, pero lo mejor es que lo filmó con el movil.
Si quieres el vídeo...
Un abrazo
Me gusta esta época cuando los reptiles toman baños de sol.
Por el monasterio de la Murta hay un "Fardatxo" afincado que nos mira a los de dos patas como diciendo:
- Pero qué pesados son, madre, todo el rato haciéndome fotos; a los próximos les pido dinero y que me dejen en paz.
Salut, Myrtus
En cualquier caso, esas historias son fruto del miedo supersticioso y la ignorancia. La gente ve una víbora subida en un arbusto y ya se le dispara la imaginación... y si me hubiera acercado al arbusto... y si mi hubiera picado en la cara... y si en todos los arbusto hay una víbora subida esperando a picarme en la cara... y si...
Macro, me alegra ver que por lo menos no me he equivocado en la especie. Desconocía esa costumbre de los arbustos.
Myrtus, que es un Fardatxo?
Amig@, y tanto que me gustaría ver ese vídeo
Desanchá, es curioso que nosotros también cambiemos el nombre pero para verlas. No sabía esa costumbre, en el norte creo que no se hace, las matan igual pero las llaman por su nombre (hasta donde yo se).
Joselu, gracias.
Albert, de modo que es usted espeleologo nada menos ? Y dice que le dan miedo estos animalitos ?
Gracias a todos por sus comentarios. Me voy a la cama que he tenido una tarde realmente difícil. Pero antes les voy a subir una entradita con una vida ejemplar.
Saludos.