Ensaladilla rusa
Ahora mismo estoy (estaba cuando escribí) en el coche, regresando a casa después de una escapadita al monte. Los niños duermen y conduce N. mientras que yo, gracias a la magia del ordenador ultra-portátil, puedo estar escribiendo tranquilamente.
Hace un rato hemos parado a repostar y no he podido resistirme a la tentación de una tortilla de patatas. Quedaba solamente un trozo y parecía como si me mirara, un poco cruda y muy sensual desde detrás del mostrador sin refrigerar. Ya la tenía en la boca cuando me ha venido a la memoria el caso de aquel viajante de comercio al que ya hace unos 30 años le diagnosticaron un cáncer doloroso e irreversible (¿o tal vez fue una ruina económica insalvable, un embargo absoluto, un hecho terriblemente vergonzoso o quien sabe?). No se vio con fuerzas para afrontar el proceso y optó por el suicidio.
Como su seguro de vida solamente cubría accidente y enfermedad, para no dejar a la familia hipotecada y en la miseria, optó por la ensaladilla rusa. Expuesto al calor ilimitado del mes de agosto montó en su seiscientos y salió en busca de la mayonesa que había de matarle. En esos tiempos, anteriores a la invención del huevo pasteurizado, las tortillas de patata poco hechas y las ensaladillas eran prácticamente como la ruleta rusa.
Se despidió por última vez y salió de casa cargado con su secreto, infinitamente apesadumbrado, decidido a recorrer chiriguitos de playa, restaurantes de camioneros y bares repletos de moscas, pidiendo en todas partes lo mismo:
-¿Me pondría una tapita de ensaladilla rusa y un trozo de tortilla de patatas?
-¿Y para beber?
Siempre esa maldita pregunta, ¡como si él fuera de bares por gusto!
-Bueno... pues póngame una caña.
Mientras esperaba, solía ojear la prensa buscando casos de intoxicaciones. Y deglutía con prisas, ansiando los primeros síntomas mortales de la salmonelosis. Pagaba, pedía el ticket (por si la familia pudiera presentar una demanda) y salía disparado al próximo establecimiento. La primera tarde le asaltó un fuerte dolor abdominal, que él recibió con alegría y miedo pensando en su fin inminente. Pero desgraciadamente no fue más que el inevitable empacho. Dormía de cualquier modo, tirado en el asiento trasero hasta que abrían las primeras tascas, con las certeras ensaladillas del día anterior todavía en los mostradores.
A finales de agosto, ya casi desesperado, en un antro miserable con el suelo pegajoso y los tenedores sucios, encontró la feliz ensaladilla que había de matarle. Amarillenta, densa y ácida, se la comió con avidez hasta dejar el plato limpio. A las diez horas llegaron las primeras fiebres, acompañadas de una descomposición incontrolable que él aguantó estoicamente en el coche por temor a que un antibiótico administrado a tiempo pudiera salvarle. Fue muy llorado.
Mierda, ya me está repitiendo la maldita tortilla.
Hace un rato hemos parado a repostar y no he podido resistirme a la tentación de una tortilla de patatas. Quedaba solamente un trozo y parecía como si me mirara, un poco cruda y muy sensual desde detrás del mostrador sin refrigerar. Ya la tenía en la boca cuando me ha venido a la memoria el caso de aquel viajante de comercio al que ya hace unos 30 años le diagnosticaron un cáncer doloroso e irreversible (¿o tal vez fue una ruina económica insalvable, un embargo absoluto, un hecho terriblemente vergonzoso o quien sabe?). No se vio con fuerzas para afrontar el proceso y optó por el suicidio.
Como su seguro de vida solamente cubría accidente y enfermedad, para no dejar a la familia hipotecada y en la miseria, optó por la ensaladilla rusa. Expuesto al calor ilimitado del mes de agosto montó en su seiscientos y salió en busca de la mayonesa que había de matarle. En esos tiempos, anteriores a la invención del huevo pasteurizado, las tortillas de patata poco hechas y las ensaladillas eran prácticamente como la ruleta rusa.
Se despidió por última vez y salió de casa cargado con su secreto, infinitamente apesadumbrado, decidido a recorrer chiriguitos de playa, restaurantes de camioneros y bares repletos de moscas, pidiendo en todas partes lo mismo:
-¿Me pondría una tapita de ensaladilla rusa y un trozo de tortilla de patatas?
-¿Y para beber?
Siempre esa maldita pregunta, ¡como si él fuera de bares por gusto!
-Bueno... pues póngame una caña.
Mientras esperaba, solía ojear la prensa buscando casos de intoxicaciones. Y deglutía con prisas, ansiando los primeros síntomas mortales de la salmonelosis. Pagaba, pedía el ticket (por si la familia pudiera presentar una demanda) y salía disparado al próximo establecimiento. La primera tarde le asaltó un fuerte dolor abdominal, que él recibió con alegría y miedo pensando en su fin inminente. Pero desgraciadamente no fue más que el inevitable empacho. Dormía de cualquier modo, tirado en el asiento trasero hasta que abrían las primeras tascas, con las certeras ensaladillas del día anterior todavía en los mostradores.
A finales de agosto, ya casi desesperado, en un antro miserable con el suelo pegajoso y los tenedores sucios, encontró la feliz ensaladilla que había de matarle. Amarillenta, densa y ácida, se la comió con avidez hasta dejar el plato limpio. A las diez horas llegaron las primeras fiebres, acompañadas de una descomposición incontrolable que él aguantó estoicamente en el coche por temor a que un antibiótico administrado a tiempo pudiera salvarle. Fue muy llorado.
Mierda, ya me está repitiendo la maldita tortilla.
Comentarios
PS: La ensaladilla rusa se llama así por la ruleta rusa?
Basta de cerditos y ensaladillas, ahora una entrada de radiante humor por favor...
No, aunque parezca mentira, en Rusia se come realmente ensaladilla rusa.
:)
Estas por aqui?
No se preocupe Vd que todo quedó en un poco de acidez. Se puede trabajar bien en cualquier coche, si se va por la autopistal. El problema para mi son las cervicales, por la posición un poco forzada.
Mmm, en cuanto pueda me paso..
Efectivamente este cuento es triste !
O depende del estado de ánimo del que lo lea?
"le diagnosticaron un cáncer doloroso e irreversible (¿o tal vez fue una ruina económica insalvable, un embargo absoluto, un hecho terriblemente vergonzoso o quien sabe?). No se vio con fuerzas para afrontar el proceso y optó por el suicidio."
refleja claramente tu estado de ánimo!!!
No concibo la opción de suicidio, por muy triste que uno este o depresivo por las circunstancias de la vida, o simplemente por no estar de acuerdo con la estructura y organización del mundo y de la sociedad. Se debe disponer de la suficiente fuerza mental e inteligencia para luchar contra el sistema sin que los manipuladores lo perciban.
"NO HAY EVOLUCIÖN SIN REVOLUCIÖN"
Ánimo
Se agradece tu comentario, tampoco pienses que mi estado de ánimo es tan malo, me acabo de apuntar a un curso de reptiles en diciembre, imagínate. Dudo a veces al escribir por que es como exponerse a los demás, que si saben leer y entender ven las debilidades y los miedos.
"Se debe disponer de la suficiente fuerza mental e inteligencia para luchar contra el sistema sin que los manipuladores lo perciban."
Eso no se si será aspirar a mucho, lo veo complicado, pero me parece una buena declaración de principios. Gracias de nuevo.
Pots donar-me un correu electrònic ?
Si vols, envia'l a frikosal@gmail.com i deixa un comentari avisant-me (es que normalment no el miro mai).
Per cert, tu conèixes la zona d'Atacama, oi? M'aniria be poder-te fer una pregunta aviat.
Lo tendré en cuenta. Yo casi preferiría ser menos llorado.
Pensé durante un tiempo que las peores desgracias les sucedían a los buenos, y estuve pensando cometer algunas maldades como engañar a los ciegos con el cambio y cosas por el estilo, como un antídoto contra la enfermedad. Por suerte he podido comprobar que hay excepciones.
Es Vd. la caña, Dr. Frik !!!
Es de lo más divertido que he oido/leido ultimamente.
Firmado
Un adorador de la ensaladilla y la tortilla.... que ambas las dos acaban en "illa"... ja-te-tú ;-)
Un abrazote
Con lo que a mi me gusta la ensaladilla y la tortilla medio crudita!!!!!
Besototes y haga cambio con su mujer que debe estar cansada de manejar y usted meta teclear!!!
Siempre pienso en la frase....y no soy ni cristiana ni catolica...
" - Sr dame fuerza para cambiar las cosas que puedo cambiar,
- Sr dame paciencia para soportar las cosas que no puedo cambiar,
y sabiduría para diferenciarlas!!!"
y como es lógico, yo no dispongo ni de la suficente fuerza, ni la suficiente paciencia ni logicamente sabiduria!!
de aquí viene mi apodo, lucho mucho contra el sistema y no consigo recompensa...serà que me falta mucha sabiduría!!!
Casa Anita del que te habla Bel es letal