Un profesor idiota y el éxtasis de las patatas fritas
Antes de vacaciones, puse la tele y vi un anuncio muy interesante, quisiera comentaroslo.
Un profesor está explicando. Es algo complicado, tal vez matemáticas o ciencias naturales. Los estudiantes son adolescentes y le miran con cara de absoluto hastío. Están ojerosos, insanos, aburridísimos. Es que el profe es un tipo realmente soso, con sus estupideces acerca de las ecuaciones y las células podría aburrir a cualquiera. Todo eso no sirve para nada. Además es viejo y feo, es un asco, es idiota, no nos gusta, no sirve para nada ¡que se vaya!, ¡queremos cambiar de canal!
Y se produce el milagro. Los estudiantes aparecen de repente en la playa. Es una fiesta. Bailan y ríen. Suena la música. Liberados de ese idiota y en bañador, resultan ser seres espléndidos. La cámara se entretiene en las firmes glándulas de una chica que baila en biquini, después se acerca a sus caderas ondulantes. Con esta dotación genética, está claro que el futuro es suyo.
La causa de esta transformación han sido unas patatas fritas mágicas.
Ese pobre profesor tonto les estaba oprimiendo y privando de las cosas buenas de la vida, como las patatas mágicas, el sol, la música y el baile en la playa. Pero ellos son jóvenes y conocen los secretos de la vida, han probado las patatas y el mundo es suyo.
Reirán y gozarán por los siglos de los siglos, especialmente ahora que las patatas se presentan en un nuevo y cómodo envase que permite llevarlas a todas partes.
Ya casi han pasado 20 segundos, esto se acaba. Ahora la reina de las glándulas se ha tumbado a hablar con un apuesto y musculoso rey. Comen patatas mientras sonríen y hablan mirándose a los ojos. A causa de la música no se oye lo que dicen, pero da igual, ya se intuye que las patatas también son un poderoso elixir, que les permitirá copular gozosos toda la eternidad.
Grabé el anuncio para poderlo estudiar en detalle, pero a causa de un error se ha borrado. De modo que lo cuento tal y como lo recuerdo, creo que en lo esencial mi relato es correcto. Excepto que las supuestas patatas en realidad son una pasta prensada en un molde ondulado, frita y empaquetada en un recipiente cilíndrico. Yo las he probado en alguna ocasión, pero no he experimentado nada especial, a parte de una leve náusea.
Un profesor está explicando. Es algo complicado, tal vez matemáticas o ciencias naturales. Los estudiantes son adolescentes y le miran con cara de absoluto hastío. Están ojerosos, insanos, aburridísimos. Es que el profe es un tipo realmente soso, con sus estupideces acerca de las ecuaciones y las células podría aburrir a cualquiera. Todo eso no sirve para nada. Además es viejo y feo, es un asco, es idiota, no nos gusta, no sirve para nada ¡que se vaya!, ¡queremos cambiar de canal!
Y se produce el milagro. Los estudiantes aparecen de repente en la playa. Es una fiesta. Bailan y ríen. Suena la música. Liberados de ese idiota y en bañador, resultan ser seres espléndidos. La cámara se entretiene en las firmes glándulas de una chica que baila en biquini, después se acerca a sus caderas ondulantes. Con esta dotación genética, está claro que el futuro es suyo.
La causa de esta transformación han sido unas patatas fritas mágicas.
Ese pobre profesor tonto les estaba oprimiendo y privando de las cosas buenas de la vida, como las patatas mágicas, el sol, la música y el baile en la playa. Pero ellos son jóvenes y conocen los secretos de la vida, han probado las patatas y el mundo es suyo.
Reirán y gozarán por los siglos de los siglos, especialmente ahora que las patatas se presentan en un nuevo y cómodo envase que permite llevarlas a todas partes.
Ya casi han pasado 20 segundos, esto se acaba. Ahora la reina de las glándulas se ha tumbado a hablar con un apuesto y musculoso rey. Comen patatas mientras sonríen y hablan mirándose a los ojos. A causa de la música no se oye lo que dicen, pero da igual, ya se intuye que las patatas también son un poderoso elixir, que les permitirá copular gozosos toda la eternidad.
Grabé el anuncio para poderlo estudiar en detalle, pero a causa de un error se ha borrado. De modo que lo cuento tal y como lo recuerdo, creo que en lo esencial mi relato es correcto. Excepto que las supuestas patatas en realidad son una pasta prensada en un molde ondulado, frita y empaquetada en un recipiente cilíndrico. Yo las he probado en alguna ocasión, pero no he experimentado nada especial, a parte de una leve náusea.
Comentarios
¿que se puede pensar de una gente que se llama a sí misma "CREATIVOS"?
"-HOLA, soy creativo, y tú?"
idiotas todos.
TOMA AHORRO DE ENERGÍA!
¡Todos a la carcel! ¡"creativos" y clientes!
Los publicistas puede que no sean muy creativos pero, creedme, de tontos no tienen un pelo.
Se encontraron Zeus y Iave en un bar tomando copas.
-HOLA, soy creativo, y tú?
Por desgracia si que existe el anuncio y creo que he sido bastante objetivo, solamente he olvidado comentar que al profesor le tiran cosas.
Cuando los hijos/as de estos creativos y sus clientes salgan de clase rebuznando groserias, completamente incapaces de ningun tipo de actividad mental ni respeto al projimo, entonces tal vez piensen que sus anuncios han tenido efectos secundarios.
No te preocupes por las tildes que el sentido general ya ha quedado claro.
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Mad,
No es sexista, mas bien es contrario a la inteligencia, ahora me viene a la memoria el "Muera la inteligencia", al que se ha llegado por otra via. Pero tienes razon, logra su objetivo.
Jordi D.
Es muy gracioso.
Se copian entre ellos constantemente y no reflexionan ni un segundo las cosas que hacen.
También los hay de brillantes, por supuesto. Pero creedme, son una minoría.
"Muera la inteligencia"
Algunos de los más jóvenes suelen reunirse... donde sea, pero siempre acallados por la música. Sin entrar a opinar sobre la calidad de las músicas que oyen (¿escuchan?) está claro que la cantidad de decibelios con que están empapadas hace IMPOSIBLE una conversación.
A algún "tonto" se le ocurrió dar un rodeo para evitar dar una pedrada en la frente a la inteligencia, pues la inteligencia es tan lista que sabe esquivar los golpes. El "tonto" de turno pensó que sería más fácil acabar con las palabras sustituyéndolas por patatas fritas.
Di, Pamplona. A ver si puedes.