Tres historias de serpientes (II)

(viene de aquí)

Estaba conduciendo con la familia a ultimísima hora de la tarde, por una carretera estrecha que a duras penas permite el paso de dos vehículos. En pleno verano, a esa hora mágica entre el día y la noche en que las luces están recién encendidas y parece como que todavía no alumbran, cualquier cosa es posible. Y nadie se extraña si ve a un chotacabras esperando agazapado en el centro de la carretera, para salir volando justo cuando ya parecía que no era un pájaro si no una piedra.

Pero ese día yo vi un palo extraño y sinuoso, justo a la salida de una curva. ¡Una serpiente!



Apenas tuve tiempo de encajarla entre las ruedas del coche, aparcar en la cuneta y poner las luces de avería. "Es un palo", me dijo mi mujer. "No, es una serpiente y creo que no la he pisado". Salí del coche con la cámara en la mano, y efectivamente no era un palo si no una culebra de escalera, vivita y coleando, sin ninguna lesión. Era una de las que yo tanto había deseado (aunque en otra ocasión ya la pude fotografiar con tranquilidad).

El asunto no estaba fácil. La carretera no era transitada, pero unos conocidos venían detrás con su furgoneta y no podían tardar demasiado en llegar. La culebra había tenido mucha suerte de que la viera, pero yo no estaba dispuesto a correr este riesgo. Aquí lo suyo hubiera sido tumbarme en el suelo y sacar un primer plano de la cara, sin esa sombra tan fea. Estaba muy tranquila calentándose encima del asfalto (la temperatura era de 19 grados) y creo que me hubiera dejado.



Los niños bajaron del coche y pudieron verla un momento (a salvo desde la cuneta) mientras la empujaba con un palo para que se apartara. Después de haber visto tantas atropelladas, es una sensación bonita salvar a una serpiente y poder observar sus movimientos tan elegantes y llenos de vida.

A fuerza de preguntar constantemente por las serpientes, todo el mundo en el pueblo estaba al corriente de mi obsesión de verano. De modo que al día siguiente cuando salía hacia el rio me preguntaron como estaba la cosa.

-La de agua se me resiste, solamente la he podido retratar dentro del río, pero ayer vi una culebra de escalera.
-¿Como es que no la mataste?

Esto nos lleva a la tercera y última historia de serpientes, pero os dejo con mi mejor culebra de escalera, un bicho impresionante que fotografié el año pasado.



(pero antes tengo que dar otra entrega de mi Fotonovela sin fotos: Marta Gómez, La Foca).

Comentarios

Le Mosquito ha dicho que…
Qué buena fotografía la última, Frikosal.
¿Ves esa cabeza coronada sin escamas...? Está formada por unas celdillas duras. Eso es lo que las diferencia de las víboras (entre otros aspectos). Las víboras siguen teniendo escamas en la cabeza.
nomesploraria ha dicho que…
"-¿Como es que no la mataste?"

¿Qué podemos hacer para que cambie de una vez esta percepción tan oscura del mundo?
Landahlauts ha dicho que…
Hola:
He visto que le interesa y conoce sobre insectos. Hice hace unas semanas unas fotos en el Parque Natural de Cabo de Gata y no tengo manera de saber de qué insectos se tratan. ¿Podría ayudarme?

Estos son los enlaces con las fotos en mi página de Flickr:

http://www.flickr.com/photos/landahlauts/1399184374/

http://www.flickr.com/photos/landahlauts/1399182430/

Gracias. Un saludo.
frikosal ha dicho que…
Landahlauts,
Me suena la primera foto, la segunda no me deja verla. Aunque puede parecer un insecto palo, en realidad es un ortoptero, o sea, un saltamontes. Salen en esta epoca del año, por lo menos aqui. Ahora, la especie en concreto eso ya es otro tema, puede ser muy dificil determinarlo por que hay varios parecidos. Tengo alguna foto de estos bichos, ya la subire.
Landahlauts ha dicho que…
Sí, la verdad es que saltaba como un saltamontes.


Ya arreglé el acceso a la foto del escarabajo fue un error mío. Si quieres...

Gracias

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