La noche de los diamantes azules
Hace tiempo que quería contarles una pequeña maravilla, un detalle sin ninguna importancia en este torbellino de cosas que van y vienen por la red y por la vida. Pero a mi me fascina, y es tan fácil de observar, y tan sugerente que muchas veces he pensado que debería contarlo.
En la novela Drácula, y en muchas otras partes más, se habla de que los tesoros ocultos tienen la propiedad de resplandecer con un sutil fulgor azul en determinadas noches del año. Quien se atreva a salir en esas noches misteriosas, pobladas de espectros, podrá marcar los lugares donde yace el oro enterrado por antiguos condes o sultanes. Y si al día siguiente se excava en el lugar señalado, aparecerán formidables riquezas. Quien tiemble al ver el resplandor azul, y no haga correctamente la señal, perderá toda posibilidad de encontrar el tesoro al día siguiente.
Naturalmente, esta historia es falsa: los tesoros existen pero están en otras partes, bien escondidos para que no brillen jamás; pero hay una historia verdadera que es tal vez mejor que la magia del oro fácil. Yo afirmo que si ustedes salen a pasear en una noche de verano, en determinadas condiciones, podrán ver sin falta unos diminutos diamantes azules a los lados de los caminos. No vale cualquier camino. Tiene que ser en un lugar alejado de la ciudad y donde no haga demasiado frío. Son realmente diamantes, o lo parecen, pero cuando uno se acerca, desaparecen como por arte de magia, sin posibilidad alguna de poderlos examinar bien. Uno podría pensar que se trata simplemente de cristales rotos, pero ¿como es que desaparecen? ¿Y por qué siempre ese maravilloso color azul? El brillo es precioso, pero su sucesivas desapariciones pueden llegar a ser inquietantes. Yo les sugiero que de cara al próximo verano recuerden esta entrada para poder ir a verlas.
Han de saber que esos extraños diamantes que solamente pueden verse a una cierta distancia son en realidad los ojos de las arañas-lobo. Las arañas-lobo cazan de noche y sin tela. Se quedan al acecho, esperando a que un insecto desprevenido pase delante de ellas. Entonces, lo atrapan de un salto. La mayor de las arañas-lobo es la majestuosa tarántula, a la que a veces es posible ver llevando a sus crías a cuestas. Sus ojos de gato brillan en la oscuridad a la luz de la linterna, con un color azul que -sin exagerar- no desmerece al de una joya. ¿Pero como es posible que desaparezca el brillo cuando nos acercamos? La respuesta está en la linterna. No vale cualquier clase de linterna.
No voy a desvelar el enigma. ¿Alguien sabe por qué desaparece el brillo de los ojos de las arañas cuando nos acercamos a ellas? ¿Y con que clase de luz deben verse?
En la novela Drácula, y en muchas otras partes más, se habla de que los tesoros ocultos tienen la propiedad de resplandecer con un sutil fulgor azul en determinadas noches del año. Quien se atreva a salir en esas noches misteriosas, pobladas de espectros, podrá marcar los lugares donde yace el oro enterrado por antiguos condes o sultanes. Y si al día siguiente se excava en el lugar señalado, aparecerán formidables riquezas. Quien tiemble al ver el resplandor azul, y no haga correctamente la señal, perderá toda posibilidad de encontrar el tesoro al día siguiente.
Naturalmente, esta historia es falsa: los tesoros existen pero están en otras partes, bien escondidos para que no brillen jamás; pero hay una historia verdadera que es tal vez mejor que la magia del oro fácil. Yo afirmo que si ustedes salen a pasear en una noche de verano, en determinadas condiciones, podrán ver sin falta unos diminutos diamantes azules a los lados de los caminos. No vale cualquier camino. Tiene que ser en un lugar alejado de la ciudad y donde no haga demasiado frío. Son realmente diamantes, o lo parecen, pero cuando uno se acerca, desaparecen como por arte de magia, sin posibilidad alguna de poderlos examinar bien. Uno podría pensar que se trata simplemente de cristales rotos, pero ¿como es que desaparecen? ¿Y por qué siempre ese maravilloso color azul? El brillo es precioso, pero su sucesivas desapariciones pueden llegar a ser inquietantes. Yo les sugiero que de cara al próximo verano recuerden esta entrada para poder ir a verlas.
Han de saber que esos extraños diamantes que solamente pueden verse a una cierta distancia son en realidad los ojos de las arañas-lobo. Las arañas-lobo cazan de noche y sin tela. Se quedan al acecho, esperando a que un insecto desprevenido pase delante de ellas. Entonces, lo atrapan de un salto. La mayor de las arañas-lobo es la majestuosa tarántula, a la que a veces es posible ver llevando a sus crías a cuestas. Sus ojos de gato brillan en la oscuridad a la luz de la linterna, con un color azul que -sin exagerar- no desmerece al de una joya. ¿Pero como es posible que desaparezca el brillo cuando nos acercamos? La respuesta está en la linterna. No vale cualquier clase de linterna.
No voy a desvelar el enigma. ¿Alguien sabe por qué desaparece el brillo de los ojos de las arañas cuando nos acercamos a ellas? ¿Y con que clase de luz deben verse?
Comentarios
No he visto nunca lo que nos cuentas. Tal vez sea porque por donde yo ando de noche prácticamente nunca llevo linterna, e intuyo por lo que dices, que hace falta una para que se refleje la luz en los ojos de la araña.
Voy a fardar mucho con esta historieta (espero de verdad ver algunos reflejos azules de esos ojos)
Tenía los ojos azules.
Era un poco loba y además araña a veces.
¡Ah! ¿qué no es lo mismo? ¿no?
(Sigue asombrándome tu capacidad de ver cosas invisibles para el resto de nosotros, simples mortales)
Drácula con sus océanos de tiempo,...
...y arañas-lobo con sus ojos de gato.
No es de extrañar que nos fascinen,... los unos o los otros,... :)
Besos.
B.N.C.M.
Nos debes una foto de la araña.
Saludos.
Gracias a su post, me he enterado qu viven en cuevas, que los machos tienen que pedir permiso a las hembras para copular (algo bastante normal ja ja!) pero me he enterado de algo más interesante para mí ya que tengo un vicio incurable: me apasiona la etimología.
No hay nada que me satisfaga más que conocer el origen de una palabra.
Y me he enterado que cuando los descubridor ahora tan conocidas tarántulas les pusieron ese nombre por su tamaño, ya que tarántula era el nombre dado a las arañas de mayor tamaño en el sigo XVI.
Vea Vd. a donde conducen sus posts y mi curiosidad insaciable.
Por cierto ya que le gustan las curiosidades ¿qué hacen las avispas con algunas Lycosidae? Le aseguro que es espeluznante
http://es.wikipedia.org/wiki/Tarantela
Pero supongo que eso ya lo sabía.
Como siempre, su relato me ha cautivado.
Un abrazo sincero.