El recién nacido Orión
Es una sensación difícil de explicar: es sentir que todo tiene un sentido, es asombro, es paz, bienestar ... un pequeño éxtasis que dura solamente unos segundos. Esto es lo que busco, creo, fotografiando la naturaleza. Entonces, cuando me siento totalmente integrado en el mundo, expectante y maravillado trato de capturar esa emoción para dejarla grabada.
Raras veces me funciona estando acompañado. Necesito ir solo y dejar la mente en blanco para poder meter todas las cuestiones fotográficas (como la composición, la exposición, la profundidad de campo, etc) en un plano inferior de conciencia. Igual que cuando uno escribe o conduce no necesita pensar en los movimientos de cada dedo o en la marcha que hay que poner, fotografiando debo notar que ya no pienso en los diafragmas ni en las sensibilidades. Y entonces intento resumir el paisaje, inabarcable, en una sola imagen. No siempre sale, muchas veces al mirar la pantalla de la cámara me doy cuenta de que la sensación visual que me había emocionado no ha podido ser registrada, y aunque días después la foto parezca resultona, yo se que la realidad fue muy superior ... pero que no supe captarla.
Aquí está el recién nacido Orión, en persona y reflejado en un ibón (un lago glaciar del Pirineo Aragonés, ¿no es preciosa la palabra ibón?). A fuerza de mirar las estrellas uno termina por quererlas. Orión es el que adorna las noches de invierno, y el que siempre nos consolará del frío y de la falta de luz, puesto que es visible incluso desde las grandes ciudades y quienes aprendan a conocerlo siempre podrán alegrarse cuando levanten la cabeza y miren al sur en diciembre. Pero en verano se ve poco antes del amanecer, y siempre se las arregla para sorprenderme con su presencia inesperada, que presagia el inminente fin de las vacaciones, del buen tiempo y de la vida al aire libre.
Raras veces me funciona estando acompañado. Necesito ir solo y dejar la mente en blanco para poder meter todas las cuestiones fotográficas (como la composición, la exposición, la profundidad de campo, etc) en un plano inferior de conciencia. Igual que cuando uno escribe o conduce no necesita pensar en los movimientos de cada dedo o en la marcha que hay que poner, fotografiando debo notar que ya no pienso en los diafragmas ni en las sensibilidades. Y entonces intento resumir el paisaje, inabarcable, en una sola imagen. No siempre sale, muchas veces al mirar la pantalla de la cámara me doy cuenta de que la sensación visual que me había emocionado no ha podido ser registrada, y aunque días después la foto parezca resultona, yo se que la realidad fue muy superior ... pero que no supe captarla.
Aquí está el recién nacido Orión, en persona y reflejado en un ibón (un lago glaciar del Pirineo Aragonés, ¿no es preciosa la palabra ibón?). A fuerza de mirar las estrellas uno termina por quererlas. Orión es el que adorna las noches de invierno, y el que siempre nos consolará del frío y de la falta de luz, puesto que es visible incluso desde las grandes ciudades y quienes aprendan a conocerlo siempre podrán alegrarse cuando levanten la cabeza y miren al sur en diciembre. Pero en verano se ve poco antes del amanecer, y siempre se las arregla para sorprenderme con su presencia inesperada, que presagia el inminente fin de las vacaciones, del buen tiempo y de la vida al aire libre.
Comentarios
La foto me gusta mucho.
Maestro!
Hoy no hace falta decir más.
Pero, puestos a criticar, yo con photoshop mediante le añadia un poco de margen a la ultima estrella de Orion reflejada en el lago, lo justo para que el encuadre deje de molestar.
Una foto para quitarse el sombrero y pensar en el sentido de todo este invento. (Si es que lo tiene)
Felicidades Doctor.
Me ha conmovido ...
Gracias, entrañable frikosal.
Ana
Salut.
Y tiene razón, la palabra ibón es preciosa. También su plural.
La foto, para enmarcar!
Keep up the good work!
También me pasa algo pareceido en solitario, es cuando estás pendiente únicamente de lo que estás fotografiando y mueves los diales de la cámara igual que el cambio de marchas del coche, automáticamente sin tener que pensar nada, sin distracciones, completamente abstraído y confortable en la escena.
Con todo esto venía a decirte que me he quedado sin palabras con tu foto, simplemente maravillosa.
B.
B.D.C.M.