La nebulosa Norteamérica
El otro día ya les hablé de la nebulosa Norteamérica, que se veía (tenue) entre las ruinas de una iglesia en un pueblo abandonado de Huesca. Este verano pude dedicar un rato a fotografiarla algo mejor, con la D700, el 70-200mm 2.8 y una montura ecuatorial, para los que estén interesados en estas cosas. En realidad, mucha de la luz que emite esta criatura celeste es infrarroja, de modo que la cámara -y no digamos nuestros ojos- a penas puede percibirla. Pero allí está, entre las estrellas. Hasta donde yo se, es gas ionizado, plasma, que está flotando en algún lugar de nuestra galaxia y que reluce excitado por la energía de las estrellas vecinas. Viene a ser como un tubo fluorescente, a escala cósmica. No crean que yo entiendo exactamente todas estas cosas, las comprendo hasta un punto ... pero casi me gusta no entenderlas del todo y de esta forma dejar que conserven su magia.
En muchas tomas de Paisaje Astronómico, como esta, se puede ver o por lo menos intuir la nebulosa Norteamérica. Hoy les presento un primer plano, pero ¿no sería interesante acercarnos un poco más? ¿O aumentar un poco el tiempo de exposición para captar más detalles? Desde luego, ambas cosas serían interesantes, pero nos haría falta un telescopio para ver más detalles, y entonces nos daríamos cuenta de que nuestra ambición es ilimitada. Seguiríamos queriendo ver más y más, hasta llegar a ver los planetas que (supongamos) debe haber orbitando en las estrellas cercanas a la nebulosa, y de entre esos planetas, los que estén habitados por criaturas inteligentes. Y acercarnos todavía un poco más y ver a las princesas que deben estar viendo pasar la vida, lánguidas, en los balcones de los castillos imperiales, peinando sus largas cabelleras rojas a la luz de la nebulosa. Allí no serán necesarios los fuegos artificiales, la nebulosa debe ser un espectáculo impresionante de luz que seguramente ocupará todo el cielo. Todo eso quisiéramos ver, e incluso los entomólogos nos pedirán acercarse un poco más para ver si hay algún extraño insecto en las paredes de esos castillos. De modo que quien quiera llegar al máximo en astrofotografía pura, siempre se va a estrellar con el infinito, y eso es malo. El Paisaje Astronómico, por otra parte, al estar anclado en la Tierra, limita y atempera nuestra ambición.
Puesto que la luz de Norteamérica es en gran parte infrarroja, me he permitido saturar la imagen un poco y eliminar la luz del cielo. Solamente para que se vea mejor la nebulosa y entonces nos podamos imaginar a las princesas. Todo esto, naturalmente, es cuestionable, y tal vez otro día les suba una nueva versión de la misma foto. Sean felices, si pueden.
En muchas tomas de Paisaje Astronómico, como esta, se puede ver o por lo menos intuir la nebulosa Norteamérica. Hoy les presento un primer plano, pero ¿no sería interesante acercarnos un poco más? ¿O aumentar un poco el tiempo de exposición para captar más detalles? Desde luego, ambas cosas serían interesantes, pero nos haría falta un telescopio para ver más detalles, y entonces nos daríamos cuenta de que nuestra ambición es ilimitada. Seguiríamos queriendo ver más y más, hasta llegar a ver los planetas que (supongamos) debe haber orbitando en las estrellas cercanas a la nebulosa, y de entre esos planetas, los que estén habitados por criaturas inteligentes. Y acercarnos todavía un poco más y ver a las princesas que deben estar viendo pasar la vida, lánguidas, en los balcones de los castillos imperiales, peinando sus largas cabelleras rojas a la luz de la nebulosa. Allí no serán necesarios los fuegos artificiales, la nebulosa debe ser un espectáculo impresionante de luz que seguramente ocupará todo el cielo. Todo eso quisiéramos ver, e incluso los entomólogos nos pedirán acercarse un poco más para ver si hay algún extraño insecto en las paredes de esos castillos. De modo que quien quiera llegar al máximo en astrofotografía pura, siempre se va a estrellar con el infinito, y eso es malo. El Paisaje Astronómico, por otra parte, al estar anclado en la Tierra, limita y atempera nuestra ambición.
Puesto que la luz de Norteamérica es en gran parte infrarroja, me he permitido saturar la imagen un poco y eliminar la luz del cielo. Solamente para que se vea mejor la nebulosa y entonces nos podamos imaginar a las princesas. Todo esto, naturalmente, es cuestionable, y tal vez otro día les suba una nueva versión de la misma foto. Sean felices, si pueden.
Comentarios
...sí que aumentaría la población de princesas.
Qué locura!
(...has cambiado la cámara por lápices de colores, rotuladores y ceras...)
Buenos días y un beso.
El hijoputa del chambelán y/o camarlengo la chantajea pidiéndole los favores que ella siempre reservó para su varonil labriego. Dios mediante.
La nebulosa y la foto son una maravilla. A mí me gustan más cuando no son de astronomía pura y nos deleita con alguna referencia de paisaje: un cementerio, un pueblo abandonado u Orión reflejado en el estanque.
A mi la princesa me recuerda a la Srta Gladys.
Princesas, no sé, pero igual hay algún agrimensor apuntando su cámara hacia aqui...
Entre otras cosas para que, al retornar a casa, la apreciemos en su belleza desde un nuevo punto de vista.
Siga Dr., siga usted fotografiando mariposas, muros de piedra, desiertos luminosos, paisajes celestes y nebulosas. Que todas y cada una tendrán algo que enseñarnos, de esas cosas y de usted mismo.
Polvo, niebla, viento y sol
y donde hay agua, una huerta;
al norte, los Pirineos:
esta tierra es Aragón.
Al norte, los Pirineos
al sur, la sierra callada,
pasa el Ebro por el centro
con su soledad a la espalda.
Dicen que hay tierras al este
donde se trabaja y pagan...
Hacia el oeste el Moncayo
como un dios que ya no ampara.
Desde tiempos a esta parte,
vamos camino de nada,
vamos a ver como el Ebro
con su soledad se marcha.
Y con el van en compaña
las gentes de estas vaguadas,
de estos valles, de estas sierras,
de estas huertas arruinadas.
Polvo, niebla, viento y sol
y donde hay agua, una huerta;
al norte, los Pirineos:
esta tierra es Aragón.
J. A. Labordeta
Y a Rapunzel.
Y mirando tan lejos a veces no ves lo que tienes al lado, pues el viernes estuvimos en Blanes saludando a Tino Soriano y a Paco Membrives y nos hubiera encantado haberle conocido y saludado.