Un reportaje a la joven ameles
(Pinchad para ampliar las fotos).
Las ameles, que ya han salido en otras ocasiones en este cuadernillo, son parecidas a las mantis pero algo más pequeñas, de aspecto más redondeado, como si fueran bebés mantis. Pero igualmente fieras en la caza y en el amor.
El otro día pudimos ver en el monte a una ameles muy joven, diminuta. De tan pequeña apenas era visible, y se desplazaba a saltos desproporcionadamente grandes, como si fuera una pulga verde.
Para dar una idea de su tamaño quise fotografiarla sobre un objeto conocido, por ejemplo una mano. Pero ella tenía otros planes y saltando, saltando, fue a parar sobre esta brizna de hierba, donde en realidad quedaba mejor.
Al cabo de un rato, ya repuesta del susto, miró a cámara y acto seguido procedió a asearse una pata por el procedimiento de chupársela con la boca, que es el habitual entre los insectos.
Pienso yo que de haber estado estresada a causa de nuestra presencia, hubiera dejado la higiene para más adelante. Cosa notable, por que el extremo de la cámara estaba a muy pocos centímetros del animal.
Son estas cosas pequeñas, sin ninguna importancia, las que más me gusta recordar.
Las ameles, que ya han salido en otras ocasiones en este cuadernillo, son parecidas a las mantis pero algo más pequeñas, de aspecto más redondeado, como si fueran bebés mantis. Pero igualmente fieras en la caza y en el amor.
El otro día pudimos ver en el monte a una ameles muy joven, diminuta. De tan pequeña apenas era visible, y se desplazaba a saltos desproporcionadamente grandes, como si fuera una pulga verde.
Para dar una idea de su tamaño quise fotografiarla sobre un objeto conocido, por ejemplo una mano. Pero ella tenía otros planes y saltando, saltando, fue a parar sobre esta brizna de hierba, donde en realidad quedaba mejor.
Al cabo de un rato, ya repuesta del susto, miró a cámara y acto seguido procedió a asearse una pata por el procedimiento de chupársela con la boca, que es el habitual entre los insectos.
Pienso yo que de haber estado estresada a causa de nuestra presencia, hubiera dejado la higiene para más adelante. Cosa notable, por que el extremo de la cámara estaba a muy pocos centímetros del animal.
Son estas cosas pequeñas, sin ninguna importancia, las que más me gusta recordar.
Comentarios
Petons.
Es una mica ordinari això de posar-se els dits a la boca, pero mira..
Para muchas personas los insectos son la peste misma, algo innombrable de tan asqueroso. Esto es un tabú, vivir de espalda completamente a la naturaleza. Si bien es cierto que algunos pocos pueden ser nocivos, pero ese temor tan irracional, sería como escaparse enloquecidamente de un gato por que existen los tigres.
Había poca luz, el bicho se estaba moviendo y tiré a pulso.
muy buena la historia de la amantis de la planta de la oficina de odette,
la cabecita de la ameles me recuerda a una princesa de algún reino de la guerra de las galaxias,
y poético ese momento toilette
Son fieras.. leed y vereis, suelen zamparse a sus amantes. Aunque un experto en el tema, (especialista solamente en mantis!) me dijo que tal vez ese comportamiento es poco frecuente en libertad. Hay unas danzas, unos ritos, para que la hembra pueda entender que el macho no es una presa. Con el stress de la presencia humana a veces se equivocan. Es un tema fascinante. En cualquier caso, la hembra trata de comerse al macho, y el macho trata de escapar.
Esa higiene.. he reflexionado y creo que es por que la tuve en mi mano, le molestaba mi olor de persona.
Eres genial!!!!!Además salen guapisimos!!!!!!!!
Soy aficionado a la botánica y al la entomología, pues pienso que ambos mundos están relacionados
Observo gran sesnsibilidad por tu parte.
Gracias por difundir tu optimismo hacia los demás.