El caso de la libélula y la araña

Este año la primavera anda medio tonta, el tiempo es bastante más frío de lo habitual y todo va retrasado. Entre que las libélulas no acaban de decidirse a emerger y que hasta hace un par de días no ha parado de estar nublado, yo estoy haciendo menos fotos de insectos que nunca. Lo que hago en mis ratos libres es simplemente pasear por el monte y reflexionar. Cuando más reflexiono, menos se que hacer, de modo que tal vez lo mejor sería que no reflexionase tanto.

Pero aquí va una foto del año pasado y ya les advierto que tiene moreleja. Esta libélula es un macho de calopteryx haemorrhoidalis (la libélula negra, para entendernos), al que vi haciendo esfuerzos para salir del agua. O eso me pareció a mi. Como la situación era extraña, saqué un par de fotos y después le facilité mi dedo índice para que pudiera salir. Cuando ya la tenía en la mano, la libélula empezó a secarse poder volar de nuevo, pero mientras se limpiaba me di cuenta de que en el extremo de su abdomen había algo que se movía. Era nada menos que una araña, que es la que ustedes pueden ver ahora agarrando a la libélula. Antes de que pudiera reaccionar, la libélula negra salió volando.. con la araña agarrada a ella. Y no puedo decirles como terminó la historia, supongo que la araña terminó por picarla y comérsela.

Dicen que a veces queremos escapar de un problema y pensamos que marchándonos a otro lugar lo solucionaremos, pero puede muy bien ser que el problema forme parte de nosotros mismos y nos persiga a todas partes. Según esta doctrina, hay que procurar matar a las arañas que nos muerden el culo, en lugar de llevárselas volando. Pero una libélula, a pesar de que es una gran cazadora de moscas, no puede hacer eso. Además, a veces las cosas si que se arreglan volando a otro lugar, las arañas después de todo puede ser que se caigan por el camino.

De modo que ya ven que las cosas no son fáciles, y yo no se la solución a este dilema. Si yo supiera resolver las cosas sería un tipo importante, alcalde, presidente del gobierno o algo por el estilo. Seguiré reflexionando.

(PS. Todavía están a tiempo de apuntarse a mi curso de macrofotografía de naturaleza.)

Comentarios

Le Mosquito ha dicho que…
Imagino a esa araña haciendo paracaidismo y orando por sus santos de usted, señor agrimensor.
Joselu ha dicho que…
Hay un poema de C.P. Cavafis que se titula La ciudad que me has evocado con tu post. Probablemente lo conozcas, pero te lo transcribo por si acaso:

Dices: "Iré a otra tierra, hacia otro mar
y una ciudad mejor con certeza hallaré.
Pues cada esfuerzo mío está aquí condenado,
Y muere mi corazón
lo mismo que mis pensamientos en esta desolada languidez.
Donde vuelvo los ojos sólo veo
las oscuras ruinas de mi vida
y los muchos años que aquí pasé o destruí".

No hallarás otra tierra ni otro mar.
La ciudad irá en ti siempre. Volverás
a las mismas calles. Y en los mismos suburbios llegará tu vejez;
en la misma casa encanecerás.
Pues la ciudad es siempre la misma. Otra no busques -no la hay-
ni caminos ni barco para ti.
La vida que aquí perdiste
la has destruido en toda la tierra.

La traducción es mejorable pero es la que he encontrado en internet. Vayamos donde vayamos arrastramos a la araña o, vete a saber, quizás viajando o volando logremos que se caiga y se desanude a nosotros.

Saludos.
Anónimo ha dicho que…
El problema no es la araña, el problema es el veneno que ya se extiende por todo el cuerpo y del que no es posible escapar huyendo.

La gente se cambia de peinado, cambia de sitio los muebles de la casa, o incluso se cambia de casa, de ciudad o de país, pero de lo que quieren cambiar en realidad es de vida, y esa, corre por sus venas como el veneno de la araña...

El poema de Joselu es ciertamente deprimente... Aunque hay solución si se está dispuesto a pagar el precio... la libélula podría por ejemplo amputarse el abdomen, vivíría tal vez menos, pero libre...

La mayoría no están dispuestos a pagar el precio de la libertad...
Ars Natura ha dicho que…
Pues si quieres hacer fotos de insectos bájate un poquito al sur que los tenemos todos.

Yo me he ido algunas veces volando con la araña mordiendome el culo y por experiencia digo que no se cae hasta que no te la quitas tú de alguna manera.
Erna Ehlert ha dicho que…
Muchas veces no me atrevo poner un comentario a tus entradas.
A veces porque ya tienes las respuestas, que te pondría, recibidas.
Hoy mismo estoy tan de acuerdo con ellas.
Si quieres cambiar algo de tu vida cuesta un precio.
Aparte de estar dispuesto a pagar luego el cambio “comprado” tiene que satisfacer tus esperanzas.
No es fácil.

Saludos
liuva ha dicho que…
Hay un dicho español (o belga, o lituano, o así) que dice: “Mea mientras caminas y no harás charco”. En este caso el problema no es el charco, el problema libeluliano es intentar propulsar a la araña a presión mientras vuela.

A veces una micción a tiempo soluciona más que una reflexión. Pero usted reflexione, reflexione.
Nati Martínez ha dicho que…
Ummm!!! Damos por sentado que todos somos "libelula" Pero deberiamos meditar en cuantas oacasiones somos araña. Creo que seria un buen ejercicio.
Oddiseis ha dicho que…
Tal vez después de todo llevar a la araña a la espalda no sea del todo malo. Tal vez morir sea condición necesaria para renacer pura y libre. Tal vez para que las libélulas aprendan a evitar que las arañas se les suban a la espalda ha de morir aquella que no supo conseguirlo.
Tal vez, tal vez, tal vez, ... lúgubres pensamientos no obstante.

Y cambiando de tema (o no), aunque sea en cierto modo una descortesía. Para todos los interesados, he cumplido lo que prometí y desde ayer hay colgada una entrada en mi blog con mi "Curso de Economía para Físicos".

Le pedí al Pulpo Ernesto que me iluminase al componerlo pero no se digno a coger el teléfono. No obstante espero no haber cometido pecado de heregía o que me perdone en su caso.

Quedo a la disposición de todos ustedes.

P.D.: Precioso poema Joselu.
Osselin ha dicho que…
El problema es que la araña que me está moridiendo a mi es una "Politicus ineptus". Es muy peligrosa, ya me ha inoculado un 5% del veneno y también a mi mujer.
¡Estamos muertos!¿ Quien cuidará de nuestra prole?
Valentí Zapater ha dicho que…
Me ha encantado, Dr. Si con amputar o echar la araña no es suficiente tendremos que encontar el antídoto contra el veneno... no es fácil...
Belnu ha dicho que…
Yo creo que es mejor que sigas paseando por el monte y reflexionando, ya sabes que las ideas nos vienen, como los lugares y los insectos, no hay que buscarlos demasiado... Y esa foto es tan bonita!!! Estos días me he acordado de ti en manhattan, rodeada de pájaros que se acercaban a mí
Albert ha dicho que…
Ciertamente este año, las libélulas llegan con retraso. Ayer, yo también salí a pasear (es lo bueno que tiene la crisis, sus laaaaaargas caminatas...), y en uno de los rincones donde suelo fotografiarlas, no avisté nada.
Pero yo me sentaré a esperar frente a esa rama donde cada año se posan las sympetrum fonscolombii, porque tarde o temprano regresarán... de ellas puedes fiarte, de arañas, políticos, banqueros y especuladores varios no!!!
Le Gusteonó. ha dicho que…
las libélulas llegan con retraso

Tardías, las libélulas llegan tardías. Los que llegaron con retrasos hace tiempo que nos gobiernan o administran sacramentos.

¡Arriba el quinto! ¡Abajo la caña!

(Discúlpeme, Albert. Es sólo una broma. Por favor, no se sienta molesto.)
MartinAngelair ha dicho que…
Últimamente cada vez entiendo menos,...


...para querer comprender a una libélula o a una araña,...bañándose en el mismo río,...o en una simple charca.





Buenas noches y un gran beso de ánimo.
Albert ha dicho que…
Le Gusteonó, me guste o no, hay muchas cosas que me molestan en la vida, pero entre ellas no está su comentario xD
n0n0 ha dicho que…
Su libélula tuvo al menos la oportunidad de volar.
El verano pasado, en la alberca del patio de casa, un ejército de hormigas rojas encontró un filón de comida fácil. Todas las noches, cuando las ninfas se encaramaban a la pared para la metamorfosis, eran atacadas por las hormigas. Unas volvían al agua inmediatamente, pero otras, a mitad de camino de abandonar su vieja piel, eran devoradas a medida que iban eclosionando. Pocas aguantaban el envite sin caer al agua, con las alas aun sin desplegar, arrastrando con con ellas unos cuantos enemigos a modo de pequeña venganza.
La suerte de alguna era estar fuera del camino marcado por las hormigas, el rastro oloroso que llebaba justo a la hermana de al lado,la que se retorcía por las mandíbulas de las pequeñas asesinas. En fin, que por aquello de no intervenir demasiado, coloqué unas ramas secas dentro del agua y así unas pocas se libraron de los asaltadores nocturnos.

Que dios bendiga su ausencia de certezas señor diseñador filatélico
Lienzo tierra ha dicho que…
Bonita moraleja, pero dudo que los políticos sepan resolver problemas. Mejor quédese usted como está ;)

Entradas populares de este blog

La libélula negra

Los apócrifos, pájaros de barro

La salvación de las libélulas caídas