El recolector de dátiles en el Sahara
En Túnez paramos un rato en uno de los oasis (que son como una isla verde rodeada de Sahara, exactamente igual que en los cuentos). Había un grupo de hombres recogiendo dátiles. Los jóvenes trepaban a las palmeras con una agilidad impresionante mientras los más ancianos metían los dátiles en cajas. Les compramos unos cuantos. Nos los cobraron a precio de oro, y no se si en realidad eran suyos, pero me da absolutamente igual. Yo siempre había pensado que los dátiles que venden en las tiendas estaban parcialmente secados o algo por el estilo, pero no: recién salidos de la palmera ya tienen ese aspecto glaseado y se pueden comer recién cogidos. Eran buenísimos y hay que recordar que durante una temporada el Profeta se alimentó con un solo dátil al día.
Y por las noches el cielo es purísimo y el desierto tiene algo de higiénico para la mente, con ese silencio.. casi me darían ganas de oír las llamadas a rezar de cada mañana y retirarme lejos de esta mierda que se me está comiendo.
Esta noche, un minuto después del cambio de día, saldrá la última prueba del concurso Frikosal. Suerte y que gane el mejor.
Y por las noches el cielo es purísimo y el desierto tiene algo de higiénico para la mente, con ese silencio.. casi me darían ganas de oír las llamadas a rezar de cada mañana y retirarme lejos de esta mierda que se me está comiendo.
Esta noche, un minuto después del cambio de día, saldrá la última prueba del concurso Frikosal. Suerte y que gane el mejor.
Comentarios
Sí.
Lo más agradable del desierto, en mi opinión, es el silencio, la ausencia de todo tipo de bullicio y gente.
Nos vemos
A mí me ha llovido en el desierto y también he sentido el bullicio del ganado acercándose a los pueblos desde el desierto para ser vendidos en los mercados, es decir, nada que ver con lo que esperamos de él, pero cuando esto no ocurre todo es como dices, paz, tranquilidad y silencio.
Te tengo que escribir para contarte los contactos. No hay muchas noticias, pero...
besos desérticos.
A ese hombre se le va poniendo cara de dátil. Qué curioso. Como los hombres que se acaban pareciendo a su perro.
(¿Qué hay de la foto?)
Ójala se hubiera dejado caer allí contigo.
Seguramente te habría servido de terapia contra esta impresión tuya que te esta comiendo la mierda.
Vuelve a leerlo, es tan reconfortante.
Por cierto, la foto es muy bonita con estos colores.
Un abrazo
Gracias por la recomendación Erna. No he leído el libro y tal vez lo haga.
Bienvenido Piratilla.
Ahora activo la moderación de comentarios, en cinco minutos sale la última prueba.
Cuando los dátiles casi están, si los congelas, al descongelarse ya se pueden comer.
Es increíble lo buenos que están así "sin adobar"-como dicen en Elche, paraíso del dátil.
La foto preciosa.
Un abrazo
Es mala suerte ir al Sahara y que llueva, pero yo me se de uno que se fue a Atacama y en una semana no vio el sol."
Yo se de dos...