Ayer lunes apareció una foto mía del gran roble en el suplemento Frontera Azul del Heraldo de Aragón, ilustrando un texto de Eduardo Viñuales. Creo que el roble se va a alegrar de saberlo.
No había visto la foto en tu post, pero, admirada ahora, he de reconocer que es bellísima, como las que nos sueles deparar en tu blog. Creo que no era consciente del misterio del cosmos hasta que he frecuentado la fotografía cósmica en tus relatos. Felicidades. La foto se merece la publicación en el periódico de mi ciudad.
Bueno, me imagino que procesada por vuestra merced se verá mejor, porque en papel pierde mucho. Sin embargo le guardo a vuestra vuecencia la prueba impresa del periódico de la gente de bien de este pequeño país del interior y pequeño-burgués para cuando se digne a volver por estas tierras abandonadas de la mano de Dios y nos dé una alegría (La Estiva nos espera para unas nocturnas). Saludos de un paleto que espera volver a verlo pronto por aquí.
El periódico y sus lectores han salido ganando al editar un trabajo de tanta, tanta calidad. A ver si también editan alguno de sus textos, Dr. Frikosal.
¡Me alegra mucho! No tendré la oportunidad de comprar el periódico pero ya me lo imagino muy bien vestido por tu foto, de la cual, el periódico debe sentirse orgulloso. También tú, estoy seguro.
Felicidades! Desde Chile.
la desanchá ha dicho que…
¡Enhorabuena! A ver si es sólo el primer paso y vemos su obra publicada.
A mi me parece que la libélula negra es la más elegante de todas. Pero es extremadamente reservada, raras veces tolera la presencia humana a menos de cinco metros. Si os acercais más, se alejará tranquilamente dando aletazos grandes y perezosos, como si tuviera las alas de terciopelo. Yo pensaba que no podía volar con más energía hasta que vi a dos machos peleando y persiguiéndose a toda velocidad. Lo que debe ocurrir es que no nos considera una amenaza especialmente grave y se marcha, pero con desgana. De todos modos, para poder fotografiarla hay que tener la paciencia de los grandes santos, incluyendo a Job (que al ser del Antiguo Testamento yo creo que propiamente no es un santo). Se llama calopteryx haemorrhoidalis . ¿Por qué el nombre de este animal tan bonito tiene que ser nada menos que haemorrhoidalis ? (en efecto, de hemorroides). Es que si os fijais, en la parte posterior del abdomen, por debajo, los últimos segmentos son rojos, como si padeciera de la triste dolencia anal
Hago pájaros de barro y los echo a volar ¿Cuanta gente habrá oido pájaros de barro de El último de la fila sin saber que en realidad están oyendo una heregía? Los evangelios apócrifos son relatos de la vida de Jesús no autorizados por la Iglesia. Es un mundo fascinante que nos permite pasar grandes ratos a los aficionados a la teología (aunque seamos ateos). En los apócrifos vienen los nombres de los tres reyes magos, el buey y el asno del pesebre, los padres de la Virgen (Joaquín y Ana) y muchas cosas más, que pese a no ser consideradas como revelaciones por la Iglesia, han pasado a formar parte de las tradiciones acerca de la vida de Jesucristo. Entre ellas, el famoso y herético milagrillo de los pájaros de barro . Casi todos los apócrifos vienen en un libro editado por la BAC ( Biblioteca de Autores Cristianos) que en Barcelona se puede encontrar cerca de la Catedral. Digo casi todos y dejo como ejercicio para los lectores encontrar en google información acerca del sorprendente (
De forma inesperada, la libélula caída logró salvarse por sus propios medios. Aleteando torpemente dentro del agua llegó hasta una ramita y trepó. Una vez allí secó sus alas mojadas con un movimiento de torsión (si pincháis aquí podréis ver una modesta animación, es algo rapidísimo que necesitaría de una cámara de alta velocidad). Aleteando hubiera generado sustentación, pero disponen de gran variedad de movimientos en las alas. Creo que hacen esto cuando quieren calentarse sin salir volando, como el Bombylius del otro día . Los insectos son siempre mucho más sofisticados de lo que uno piensa. Pero otras libélulas llegan al agua demasiado cansadas y no pueden hacer un esfuerzo tan grande. Es entonces cuando el fotógrafo decide intervenir en la escena y rescatar a la libélula, sabiendo que este es un gesto completamente inútil que en realidad hace para sentirse feliz. Lao Tse nos previno contra esta clase de benevolencia, esta intervención humana en los asuntos del universo. Para él
Comentarios
Espero que el árbol siga intacto muchas décadas.
El roble seguro que estaba sonriendo en ese momento obsevando la vía láctea y júpiter.
Enhorabuena!!!
Un saludo
Sr. Felquera, de paleto nada que usted es un lingüista del copón. Y ya puede estar bien orgulloso, empezando por dos o tres cosas que yo se.
Es una de esas fotos que alegra ver en un periódico ;)
También tú, estoy seguro.
Felicidades! Desde Chile.
La foto es fantástica.
Un saludo.
es bonito el lugar desde donde te colocas para mirarlo, muestra un gran respeto y al mismo tiempo capacidad para ser sorprendido por lo que ves,
felicitats maestro
Jesús A
A uno (Frikosal) por captar y poder transmitir la "hermosura" del roble, y al otro (roble) por ser tan "hermoso".