Guía Durand de los paraísos secretos

Laguna durandiana

No estará de más recordar en este humilde cuadernillo a Antoine Durand, viajero francés que a finales de los 90 se hizo célebre con su Guía turística oculta. Cuando Lonely Planet, Le guide du routard y muchas otras colecciones estaban en su máximo apogeo, ocupadas en desmenuzar el planeta y airear donde se encuentran los supuestamente mejores hoteles, bares, paisajes y museos, Durand adoptó justamente el punto de vista inverso.

Durand dice por ejemplo (página 234 de la edición en castellano, ed. Herralde): Si pasan ustedes por Barcelona, no dejen de ir a comer al Buen Restaurante Chino, incluso si no les gusta la cocina oriental. En un ambiente familiar, los propietarios se desviven por servir los mejores platos. Son imprescindibles las berenjenas picantes, las espinacas con huevo, la ensalada de bambú fresco y el pato Pekin. No se molesten en mirar cuanto vale cada cosa, el precio es sorprendentemente bajo. Por desgracia ¿o tal vez por suerte? el aspecto exterior del restaurante es lamentable, de modo que muy poca gente lo conoce. La mayoría de los turistas terminan por ir al MacDonalds de la acera opuesta, donde pagan prácticamente lo mismo por una hamburguesa. Como tal vez ya habrán adivinado, Durand jamás da la dirección de los lugares que describe en su guía. Por sus páginas desfilan paisajes de ensueño, restaurantes maravillosos a precios asequibles (¡incluso en Venecia!), hostales recónditos, pueblos sin turismo de ningún tipo, inverosímiles playas vírgenes en España, lagunas de aguas purísimas junto a ciudades dormitorio... pero jamás se dice donde están. El tono es levemente irónico y todo el libro, que cubre Europa, América y Australia, puede leerse como una parodia (a ratos tediosa) de las guías convencionales.

Algunos de los primeros lectores, indignados, se quejaron a la editorial Larousse y pidieron la cabeza de Durand. Otros pensaron que todo era una broma y que los lugares que Durand describía eran completamente ficticios. El asunto llegó a los medios de comunicación que trataron en vano de entrevistar a Durand. El revuelo mediático fue considerable y duró casi dos semanas. Le Figaro se ocupó del tema en portada, titulando "Durand, ¿farsante o profeta?". Incluso el Presidente de la República se permitió en tono de broma aludir al caso Durand para eludir responder a la prensa. Se imprimió una segunda edición y después una tercera. Algunos de los nuevos lectores empezaron, lentamente, a confirmar la existencia de los lugares que Durand describía, pero tuvieron el buen sentido durandiano de no decir donde estaban. Se cree que todos los lugares descritos son exactos, si bien algunos todavía no han podido encontrarse.

Pasados casi diez años ¿qué ha quedado de todo el barullo de Antoine Durand y su guía? Apenas nada. Las traducciones al castellano están agotadas (aunque figuran en el catálogo de la librería Altair) y el lector interesado deberá acudir a Iberlibro en busca de ejemplares de segunda mano. Pero como ya habrán intuido, excepto en su espíritu la guía resulta totalmente inútil: cada uno de ustedes puede buscar lugares extraordinarios por su cuenta, incluso en Barcelona.

De Durand nada más se ha sabido, ni tan solo cual fue su intención. Periódicamente corren rumores de una segunda parte de su Guía. Pero tal vez su contribución más significativa haya sido involuntaria: el adjetivo durandiano que se aplica a aquellos lugares escondidos y preciosos pero que no resistirían el impacto del turismo y que por consiguiente solamente pueden describirse pero sin dar su localización exacta.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
"cada uno de ustedes puede buscar lugares extraordinarios por su cuenta, incluso en Barcelona"
No lo creo.

A.
frikosal ha dicho que…
Estimado Anónimo-A, incluso personas extraordinarias pueden encontrarse en esa ciudad.

Digo más, incluso en mi fecal ciudad dormitorio hay lugares durandianos que merece la pena visitar.
Ars Natura ha dicho que…
Creo que todos conocemos lugares duradianos. Hay lugares que mucha gente no sabe valorar y por sencillos que puedan parecer a los demás, pueden ser maravillosos para unos pocos que han sabido adivinar la magia que entraña ese rinconcito del planeta.
Javier 16 ha dicho que…
Aunque no los llegue a ver nunca, que aviven la ilusión de aquellos que los encuentren, y sepan guardarlos con fidelidad en su memoria.
Belnu ha dicho que…
Qué gracioso personaje y su guía
Chabier Lozano ha dicho que…
Será que a mí, como buen pueblerino, Barcelona me gustó, al menos lo poco que vi. Tampoco para vivir, pero para ir alguna vez no está mal. De todo se puede sacar algo bueno, incluso de Zaragoza (donde nací y viví buena parte de mi vida) tiene la Seo junto a uno de los edificios más feos (por supuesto me refiero al Pilar). Ahora mismo sigo enamorado de la zona donde resido, y aunque sé reconocer otros paraísos, este es el mío. Salut.
frikosal ha dicho que…
Ars,
Si, esa es la idea..
frikosal ha dicho que…
Javier,
Otros tantos debes tener tu en el blog, yo me quedé mirándolo el otro día con ganas de visitarlos !
frikosal ha dicho que…
Zbelnu,
Creo que Durand era un pariente lejano de Pierre Menard, sobre el que Borges escribió su relato.
frikosal ha dicho que…
Felquera,

Barcelona tiene buenas cosas, aunque justamente el turismo la está destrozando. Mucho peor son las ciudades-dormitorio del extrarradio (donde yo vivo). En Zaragoza yo creo que no se debe vivir mal, a juzgar por lo que dicen mis amigos, aunque el pilar en si a mi tampoco me gusta. La ventaja que le veo es que (por decir algo) a 30 km ya estás en el campo, mientras que Barcelona se extiende enormemente como una mancha de aceite.

Pero puestos a elegir, yo me iría a donde tu estás ahora, inmediatamente.
el objeto a ha dicho que…
mirando absorta la laguna durandiana, mi mente se fue de viaje!

yo que no me muevo de mi casa en todo el verano, seguiré su amable consejo, docktor, y buscaré recodos durandianos
la desanchá ha dicho que…
Una está pensando en sitios durandianos y la mayoría ya no existen. O el progreso avanza como una apisonadora, o yo me estoy haciendo demasiado mayor.
Bueno, alguno tiene que quedar.

¿Es acaso en esa laguna durandiana donde se come usted su escalibada del mercadona y se da su refrescante baño? Sospecho que sí.
Paco Becerro ha dicho que…
Un tío listo el señor Durand. Claro que no hay que dar publicidad a los paraísos, pero sí llevar a los amigos bajo pena de expulsión, excomunión, extremaunción o cualquier amenaza grave que empiece con ex... en caso de contarlo.

Me gusta el adjetivo Durandiano...
Anónimo ha dicho que…
Años más tarde junto a su hermano gemelo fundó un aclamado grupo de pop: los Durand-Durand.
¿No?

A. B.
Unknown ha dicho que…
En mi pre-adolescencia, devoré -ingenuamente- unos cuantos libros autobiográficos de un tal Lobsang Rampa, que decía ser un lama tibetano; años después supe que el tal lama era en realidad un norteamericano que escribía sus libros junto a la piscina de su casa de Malibú. Tal vez Monsieur Durand nunca haya salido de su casa, lo que lo haría aún más genial su invención...
Lienzo tierra ha dicho que…
Yo me sé unos cuantos (muchos) lugares durandianos pero no penséis que lo voy a contar aquí ;-) De todas formas si son sitios muy perdidos no se piensen que la gente se va a molestar en ir, mejor se quedan en el Mc Donald más cercano, sí.

Pues es una guía interesante, ya sólo por el "morbillo" de encontrar los sitios.

Una entrada con un trasfondo muy bonito.
María ha dicho que…
Pues yo estoy totalmente de acuerdo con los que defienden la postura de Durand, de darse publicidad de la localización de un paraíso...

¿Cuánto tiempo tardaría en desaparecer?

Todo lo exclusivo, es escaso, inaccesible e incluso a veces imposible...

Pero siempre nos podemos consolar con la imaginación, que además, ni contamina ni altera.

Un abrazo.
igniszz ha dicho que…
Frente al derecho que tiene todo el mundo de disfrutar, està el derecho de otros a no querer compartir, todo un dilema.
treehugger ha dicho que…
el mensaje anonimo de A y la respuesta de Frikosal son un estupendo colofon final para esta magnífica entrada.
gyorch ha dicho que…
A veces uso las guias normales (no las Durand) para saber dónde no ir. Si sale en la guia mejor ir a otra parte pq estará plagado de gringos.

Mira que eres exagerado con tu fecal ciudad-dormitorio. Piensa que estás tan cerca de un pequeño paraiso que puedes escaparte casi todos los mediodias. Eso es mucho!
frikosal ha dicho que…
Gyo,
Admito que exagero un poquitín, la ciudad es fecal pero como tu dices está cerca de un pequeño paraíso (que se llena de miles de personas los fines de semana).
Tal vez lo durandiano sea más una actitud que un lugar. Difícilmente hallaremos ningún paraíso, ni pequeño, ni perdido, si no estamos preparados para enfocar nuestra mirada (el espejo del alma / o la óptica de nuestra mente)

Estupendo blog, Frikosal.
Miguel ha dicho que…
Yo pienso que los lugares recónditos y menos famosos son los más atractivos. Por eso, para que sigan siendo recónditos, no es bueno airear la dirección. Lo bonito de los viajeses es descubrir lugares.

Un abrazo.
Anónimo ha dicho que…
Qué gran político y mejor persona es el Durand Lleida. No sabía que escribiera libros
Belnu ha dicho que…
Hoy he puesto un link aquí y me he releído este post, ¡es tan bueno! Lástima que en este país el mundo editorial sea tan ciego
nomesploraria ha dicho que…
Venint de ca la Isabel he tornat a llegir-lo. Quina llàstima que quedin amagats aquestes genialitats seves.

Entradas populares de este blog

La libélula negra

La salvación de las libélulas caídas

Nikkor 1000F11