El éxtasis de la lagartija fea
Esta pobrecita lagartija era rabona y además estaba mudando la piel. Las dos cosas se curan con el tiempo, la piel vieja se termina de caer y el rabo -milagro- vuelve a brotar.
Ahora bien, entre las lagartijas bienpensantes y conservadoras, nada hay de peor tono que ser rabona. Haber perdido la cola es un síntoma claro de dejadez o de haber llevado una vida de aventurera. "A saber donde se habrá metido esa para quedarse en ese estado", dicen en voz baja y entre risitas estúpidas cuando la ven pasar ¿será envidia?.
Otras por el contrario, consideran que haber perdido la cola es una señal de haber vivido, como las arrugas de las personas.
Lo que si que es unánimemente mal considerado es mudar la piel. Son momentos muy íntimos para un reptil, que deben pasarse recogidamente y sin ninguna clase de exibición. Pero en mi opinión no puede haber lagartija fea, a pesar del siniestro muñón al final del cuerpo y de los colgajos de piel: la belleza de las lagartijas no está en su cuerpo (como muchos creen) si no en los ojos de color naranja.
De modo que después de pedir educadamente permiso me acerqué hasta casi tocarla y entonces ella cerró los ojos (¿embeleso placentero? ¿coquetería?).
Primero cerró la membrana transparente, de la que nosotros carecemos, que permite proteger las pupilas pero sin perder la visión.
Y después cerró enteramente el párpado durante lo que dura un éxtasis de lagartija (apenas dos segundos).
-Aaahhhh que bien.
(Fotografiada en Tenerife. A saber de que especie es.)
Ahora bien, entre las lagartijas bienpensantes y conservadoras, nada hay de peor tono que ser rabona. Haber perdido la cola es un síntoma claro de dejadez o de haber llevado una vida de aventurera. "A saber donde se habrá metido esa para quedarse en ese estado", dicen en voz baja y entre risitas estúpidas cuando la ven pasar ¿será envidia?.
Otras por el contrario, consideran que haber perdido la cola es una señal de haber vivido, como las arrugas de las personas.
Lo que si que es unánimemente mal considerado es mudar la piel. Son momentos muy íntimos para un reptil, que deben pasarse recogidamente y sin ninguna clase de exibición. Pero en mi opinión no puede haber lagartija fea, a pesar del siniestro muñón al final del cuerpo y de los colgajos de piel: la belleza de las lagartijas no está en su cuerpo (como muchos creen) si no en los ojos de color naranja.
De modo que después de pedir educadamente permiso me acerqué hasta casi tocarla y entonces ella cerró los ojos (¿embeleso placentero? ¿coquetería?).
Primero cerró la membrana transparente, de la que nosotros carecemos, que permite proteger las pupilas pero sin perder la visión.
Y después cerró enteramente el párpado durante lo que dura un éxtasis de lagartija (apenas dos segundos).
-Aaahhhh que bien.
(Fotografiada en Tenerife. A saber de que especie es.)
Comentarios
¿Las has visto alguna vez con dos rabos creciendo al tiempo? O con un rabo naciendo del truncado.
Bonita entrada.
A mí todas me parecen espectacularmente bonitas, con cola o sin ella (lo de que no tener cola es un signo de haber vivido me ha encantado, me imaginaba a la lagartija aventurera, apasionada!), cambiando la piel o con la piel renovada. Su mirada prehistórica, tan interesante, con el peso de la historia... Y esos ojos cerrados y ese momento de lagartija! Muy bien!
Que interesante, que bonita. Ay quiero decir fea.
No sé como lo haces para que no salgan huyendo...
Un abrazo
Un abrazo.
Pero en el paseo, sigo encontrandome otras cosas interesantes...
Me gustó mucho la secuencia con la membrana rojiza, y la carilla de gusto final de la lagartija...
Abrazo