Una pequeña maravilla en tiempos de la sexta extinción
La revista El Pollo Urbano publicó este artículo mío hace ya unos dos años, pero el tema sigue estando de actualidad, de modo que me he permitido reponerlo con algún retoque aquí en el blog.
Esta entrada está dedicada, con todo el cariño, a los que se están forrando con la especulación inmobiliaria y creen que esto les va a permitir vivir a ellos y a tres generaciones más. Ahora el asunto ha frenado, pero volverán a la carga. Su mayor error está en lo de las tres generaciones.
Todos hemos visto la escena en el cine: Un dinosaurio está comiendo tranquilamente cuando se oye un ruido en el cielo, seguido de una fuerte explosión. Es el primero de una serie de meteoritos que provocan erupciones volcánicas. La humareda oculta el sol durante años. La extinción en masa ha empezado. Un 17% de las familias de especies desaparecerá. El espectador siente un escalofrío, ¡Que cosa tan terrible, los ríos de lava y los cometas apocalípticos cruzando el cielo entre llamas! ¡Que suerte haber vivido en una época a salvo de extinciones en masa!
La extinción de los dinosaurios fue la quinta extinción en masa. En el momento presente, estamos viviendo la sexta. ¿ La causa ? Cada uno de nosotros. Sin necesidad de grandes cataclismos, a la chita callando, estamos haciendo lo mismo que el famoso meteorito. O peor.
Se calcula que nos estamos cepillando la friolera de 30.000 especies al año, tres cada hora. Este ritmo es comparable, si no superior, al de la quinta extinción. Hace 100.000 años que empezamos a expandirnos por el planeta. A escala geológica esto no es nada. Allí donde llegábamos, en pocos años acabábamos con los grandes herbívoros, lo que ocasionaba la desaparición de los grandes depredadores. Sin mencionar a nuestros primos los Neandertales (de los que no somos descendientes). En algunos lugares, una población reducida de hombres aprendió a vivir en equilibrio con el medio, por ejemplo en América de Norte o en Australia. Pero han sido exterminados por otros con una tecnología más avanzada, excepto unos pocos que malviven en reservas.
En fin, a muchos nos parece claro que entre la lista de especies en peligro en esta sexta extinción estamos nosotros mismos. ¿Alguien piensa que si nos cargamos todo el planeta podremos sobrevivir solamente nosotros?. Cada especie que desaparece por nuestra causa lo hace a causa de una transformación de su medio. Y nos acerca un poquito más al cataclismo.
Cuando se piensa en especies amenazadas todo el mundo imagina al lince, las ballenas o el águila real.. animales que la mayoría de nosotros no hemos visto nunca. Esto es un grave error. En realidad y por desgracia hay ejemplos mucho más próximos. Me gustaría mostraros una pequeña y frágil maravilla que posiblemente nuestros hijos tengan que ir a ver al zoo.
Es el Autillo (Otus scops). Es, para entendernos, un búho pequeñito, que mide apenas un palmo de altura. Se alimenta de insectos, por ejemplo mariposas nocturnas, y de pequeños invertebrados. Por la noches se puede oír su canto inconfundible, cada unos tres segundos "tiout.... tiout.... tiout.... tiout....", pero es muy difícil verlo.
Lo que a mi más me impresiona de este animalito es que emigra a África. Al sur del Sahara, nada menos. Regresa en Marzo para criar en la península ¿Por donde pasa, cuanto tarda, donde duerme, que come durante el viaje? ¿Como puede cruzar semejante desierto un animal tan pequeño y de actividad nocturna?. Es posible que no se sepa, yo al menos no lo se ni lo he encontrado.
Lo que si se es que problema tiene. A pesar de ser tímido, no convive mal con nosotros. No es la falta de alimento. Son los nidos. A diferencia de la golondrina, que también es insectívora y también emigra, los autillos no saben hacer un nido. Necesitan árboles con un agujero. Como en los dibujos de los cuentos, en lo más profundo del bosque, el un tronco de roble centenario, puede anidar el autillo. Pero solamente los árboles viejos tienen agujeros. Si se cortan robles centenarios con agujeros para hacer chalets adosados, los autillos no encuentran casa al regresar de África. Incluso si se repoblaran, tardarían mucho tiempo en tener casas para los autillos.
De manera que en las urbanizaciones ni en los campos de golf no se puede oír el "tiout.... tiout.... tiout.... tiout.... ". Por más insectos que hubiera para comer. Más recalificaciones, más absurdas urbanizaciones.. menos autillos. Una pequeña desgracia entre tantas más en tiempos de la sexta extinción. Pero esto es solamente un ejemplo: están desapareciendo muchísimos animales todavía más pequeños y menos notorios que este pequeño búho.
Y los malos no son solamente los pesqueros japoneses, ni el cambio climático que deja sin hielo a los osos polares: somos nosotros.
Comentarios
Lo tengo pendiente, antes me dormía oyéndolo y soñaba que lo fotografiaba.
Ayer un amigo me comentava alegre como aumentando la energia nuclear podiamos reducir en España las emisiones de CO2 [sic]. Reducir el consumo no era una opción para el. Todo esta perdido.
-th
Te suelto un extracto de un discurso de Crispin Tickell sobre el mismo tema, pero a gran escala:
"La ideología de la sociedad industrial, orientada por ideas sobre crecimiento económico, normas de vida siempre susceptibles de mejora y fe en la tecnologia, es inviable a largo plazo. Cambiando nuestras ideas, tenemos que mirar hacia el objetivo final de una sociedad humana en la que la población, el uso de recursos, la eliminación de residuos y el entorno estén en un equilibrio general saludable. Por encima de todo, tenemos que mirar la vida con respeto y admiración. Necesitamos un sistema ético en el que el mundo natural tenga valor no solo para el bienestar humano, sino también por él mismo y en si mismo."
Los labradores de mi pueblo no deben de haber ido a la conferencia del señor Crispín, ya que se empeñan en arrasar monte bajo, zarzas y ribazos, para hacer crecer cereales en un pedregal, en un intento de amortizar unos supertractores de tropecientos caballos que gastan una burrada de gasoil.
El resultado te lo puedes imaginar: apenas hay pajaros, y el campo está triste, como de luto.
Lo curioso es que hace 40 años vivía una población 10 veces mayor con menos tierra cultivada.
Después del gran éxodo a las ciudades, los que se fueron añoran la tierra que dejaron, y los pocos que quedan se quejan de su suerte.
El resultado te lo puedes imaginar: apenas hay niños y el pueblo está triste, como de luto.
Que me lo explique quien lo entienda.
La dificultad para encontrar una vivienda digna a un precio razonable (o por lo menos no demencial) no afecta solo al autillo. Me solidarizo con él y lo comprendo muy bien...
Las fotos tan buenas y meritorias como siempre.
Ojalá fuera así. Estamos extinguiendo especies a un ritmo por lo menos 100 veces superior al natural, tan rápidamente o más que cuando desaparecieron los dinosaurios.
Se estima que a finales de este siglo LA MITAD de todas las especies vivientes habrán desaparecido o estarán en vías de extinción.
No tenía intención de culpabilizarte personalmente a ti, más cuando ya debes tenerme la bufanda casi terminada :)
Zbelnu,
Y si no fuera una lechuza si no un autillo? Por la noche su canto es precioso.
Quisiera pensar que la fiebre consumista, urbanizadora y finalmente recolectadora de dinero es solamente producto del desarrollo. No es así. Para los que estamos, como decimos aquí, "en vías de desarrollo", el envión es talvez más brutal que en otros lugares. Estamos "descubriendo" la energía nuclear, los campos de golf, la rentabilidad de echar abajo una casa que tiene más de 80 años y es una reliquia del lugar para poner un edificio de 30 pisos, en fin, en gran parte, como se puede hacer más rico al que ya tiene mucho. Destruyendo el entorno.
De asombro en asombro con tus artículos. Espero que en tu próximo viaje a Chile podamos conocernos personalmente.
Un abrazo desde Santiago.
Conclución: todo está perdido, lo unico que podemos hacer es prolongar el tiempo hasta la llegada del apocalipsis, pero de ninguna manera evitarlo.