La nostalgia del Spectrum (processing)
Segundo de EGB, de primaria para que me entiendan los más jóvenes, fue un curso muy malo para mi. En la primera evaluación no aprobé ni una sola asignatura. En esos tiempos, a los niños de 7 años se nos ponía un insuficiente (I) o un muy deficiente (MD) como si tal cosa, obviamente sin ninguna preocupación por si aquello podía afectar a nuestra autoestima. Sacar MD de mates y de lengua era algo así como ser casi subnormal, y esa fue mi nota. Mis padres -los dos eran maestros- estaban preocupadísimos, y con toda la razón, pues la única posibilidad de que yo pudiera ganarme más o menos la vida era estudiando.
Algo extraño tiene mi cerebro. Soy absolutamente incapaz de hacer operaciones tales como sumar dos números, copiar (correctamente) un número de teléfono o hacer un dictado. No puedo. Especialmente la aritmética me resulta imposible. De no haber sido por la invención de los ordenadores, es muy probable que yo me hubiera pudrido en una horrible fábrica textil. Pero se inventaron.
Primero llegó la calculadora. Aquel instrumento -todavía recuerdo su olor- me resultó fascinante. Pasaba horas y horas jugando con ella, probando que sucedía si apretaba una y otra vez la tecla de la raíz cuadrada, o si dividía 1 entre un número muy grande. Yo entendía muy bien aquellas operaciones, incluso la raíz (que no se explicaba hasta dos o tres cursos más adelante), y sabía como se hacían a mano, pero era incapaz de realizarlas correctamente. ¿Como podía funcionar aquella maravillosa máquina capaz de liberarme de las operaciones que para mi eran imposibles?
La respuesta me llegó a los 14 años. A trancas y barrancas pasé la primaria y empecé el BUP. Pero entonces apareció el increible, fabuloso, inimaginable ordenador Spectrum. Se lo compró un amigo y desde aquel momento empecé a pasar cada vez más horas en su casa. Ponías:
10 LET X=10
20 LET X=X*X
30 PRINT X
RUN
100
Que maravilla. Todas las matemáticas, los polinomios, la trigonometría... y más adelante la radiante álgebra lineal cobraron vida ante mis ojos. Aquella máquina era un demiurgo capaz de prolongar mi mente de forma extraordinaria. Convencí a mis padres de que me comprasen una calculadora Casio programable y me pasaba el día con ella. Para que se hagan una idea, recuerdo que un día llamaron por teléfono y en lugar del habitual "Diga", dije "LIST". Como me la dejaban llevar a los exámenes de mates, ya no se me resistía ningún determinante ni nada por el estilo y empecé a sacar incluso buenas notas. Pero lo más importante era que se podían dibujar cosas en la pantalla del spectrum: círculos, elipses, mover cosas de un lado a otro... casi (pero no tan bueno) como en los videojuegos de bar.
Ahora los pobres niños ya han visto de todo, las videoconsolas están tan lejos de lo que puede hacer una sola persona con un ordenador que es difícil asombrarles. Hace décadas que los ordenadores personales ya no llevan por defecto un lenguaje de programación. Privados de la fascinación de la tecnología (y de la literatura y de tantas cosas), nuestros hijos están destinados a ser simples consumidores (si por lo menos tuvieran dinero).
Esto me preocupaba y decidí buscar un lenguaje de programación contemporáneo, que pudiera acceder a los recursos que tienen los ordenadores actuales (como podía hacerlo el Basic del Spectrum), pero que fuera fácil de instalar y sobretodo de utilizar. La respuesta: Processing. Está disponible para todas las plataformas (PC, Linux, MAC), es gratis, se instala en un momento, permite hacer cosas sorprendentes en 10 minutos y -lo más importante- puede interactuar con dispositivos físicos como juguetes. Con esto espero poder interesar a mis hijos por la tecnología, pero no será fácil, la competencia de la tele es feroz.
Si les interesa, en la próxima entrada les muestro un programa de ejemplo. De momento, les recomiendo que se lo instalen, les sorprenderá.
Algo extraño tiene mi cerebro. Soy absolutamente incapaz de hacer operaciones tales como sumar dos números, copiar (correctamente) un número de teléfono o hacer un dictado. No puedo. Especialmente la aritmética me resulta imposible. De no haber sido por la invención de los ordenadores, es muy probable que yo me hubiera pudrido en una horrible fábrica textil. Pero se inventaron.
Primero llegó la calculadora. Aquel instrumento -todavía recuerdo su olor- me resultó fascinante. Pasaba horas y horas jugando con ella, probando que sucedía si apretaba una y otra vez la tecla de la raíz cuadrada, o si dividía 1 entre un número muy grande. Yo entendía muy bien aquellas operaciones, incluso la raíz (que no se explicaba hasta dos o tres cursos más adelante), y sabía como se hacían a mano, pero era incapaz de realizarlas correctamente. ¿Como podía funcionar aquella maravillosa máquina capaz de liberarme de las operaciones que para mi eran imposibles?
La respuesta me llegó a los 14 años. A trancas y barrancas pasé la primaria y empecé el BUP. Pero entonces apareció el increible, fabuloso, inimaginable ordenador Spectrum. Se lo compró un amigo y desde aquel momento empecé a pasar cada vez más horas en su casa. Ponías:
10 LET X=10
20 LET X=X*X
30 PRINT X
RUN
100
Que maravilla. Todas las matemáticas, los polinomios, la trigonometría... y más adelante la radiante álgebra lineal cobraron vida ante mis ojos. Aquella máquina era un demiurgo capaz de prolongar mi mente de forma extraordinaria. Convencí a mis padres de que me comprasen una calculadora Casio programable y me pasaba el día con ella. Para que se hagan una idea, recuerdo que un día llamaron por teléfono y en lugar del habitual "Diga", dije "LIST". Como me la dejaban llevar a los exámenes de mates, ya no se me resistía ningún determinante ni nada por el estilo y empecé a sacar incluso buenas notas. Pero lo más importante era que se podían dibujar cosas en la pantalla del spectrum: círculos, elipses, mover cosas de un lado a otro... casi (pero no tan bueno) como en los videojuegos de bar.
Ahora los pobres niños ya han visto de todo, las videoconsolas están tan lejos de lo que puede hacer una sola persona con un ordenador que es difícil asombrarles. Hace décadas que los ordenadores personales ya no llevan por defecto un lenguaje de programación. Privados de la fascinación de la tecnología (y de la literatura y de tantas cosas), nuestros hijos están destinados a ser simples consumidores (si por lo menos tuvieran dinero).
Esto me preocupaba y decidí buscar un lenguaje de programación contemporáneo, que pudiera acceder a los recursos que tienen los ordenadores actuales (como podía hacerlo el Basic del Spectrum), pero que fuera fácil de instalar y sobretodo de utilizar. La respuesta: Processing. Está disponible para todas las plataformas (PC, Linux, MAC), es gratis, se instala en un momento, permite hacer cosas sorprendentes en 10 minutos y -lo más importante- puede interactuar con dispositivos físicos como juguetes. Con esto espero poder interesar a mis hijos por la tecnología, pero no será fácil, la competencia de la tele es feroz.
Si les interesa, en la próxima entrada les muestro un programa de ejemplo. De momento, les recomiendo que se lo instalen, les sorprenderá.
Comentarios
Fuí el rey de los POKES, que es mucho decir.
Jesús A
Hoy, en cambio, analfabeto en terminos de programación, me peleo patéticamente con el HTML y el lenguaje de scrips para hacer algo mínimamente presentable (nuevamente sin éxito, que en esto sí que el tiempo es cíclico). Así que, como un remedo del pasado, recurriré a "escribas" que transliteren mis matemáticas mentales a código binario que tal vez algún día a alguien le sea de provecho (o no, porque a este paso ... ).
En media horita, combinando dos ejemplos que ya vienen, he hecho un programa que graba de la cámara de vídeo del ordenador solamente si hay algo moviéndose.
Recuerdo que me lo habías contado, menudo bicho raro debías ser (no se si tanto como yo). Si esto hubiera sido California y nos hubiéramos conocido hace 20 años a lo menor hubiéramos podido ser como Wozniak y Jobs (pero los dos buenos eh, que Jobs, tela).
Nada de disco duro, era un chip de triste RAM. Yo no llegué a verlo.
Es decir, yo sí disfrutaba operando,... pero también viví el espacio de un profesor 'imposible'.
De ordenadores, Manel, sé nada,...
...cada día que pasa, menos que nada sabré.
Para ser justa, reconozco que siempre me han gustado los chicos guapos que manejan el lenguaje informático,...(bueno, también aunque no fuesen guapos)
Es broma. Últimamente me despierto de buen humor,...pero sigo sin pila de mi querida calculadora,...
:)
Buenos días.
Besos.
(Ten un día de +14h)
Input, print, if-then, gosub-return...
Recuerdo haber aprobado algún examen con la calculadora programable, que guardo con mucho cariño, y todavía la utilizo para hacer disparar la cámara a intérvalos. Por el tiempo que dedicas es una ruina, pero lo bien que te lo pasas no tiene precio.
¿ se acuerdan del Logo? ¿ Alguién lo utilizó...yo por 8º de EGB ...
Manel, molta sort amb els llangardaixos avui!! apa salut!!
Tantos años después, aún recuerdo el sonido, el olor y el sabor de alguno de los momentos mágicos que vivimos.
Recuerdo por ejemplo que mi padre (de los primeros informáticos que hubo en España) nos compró un libro de Basic y nos dio clases de programación antes de comprarlo, para prepararnos bien para tan magno evento, y pasamos semanas copiando ejemplos del manual y la cinta Horizontes antes de cargar un juego.
Yo entonces tenía 8 años... cuéntale eso a cualquier niño de 8 años de ahora y a ver la cara que te pone :D
Ultimamente he leido variso post sobre estos ordenadores, casualidad, algún interés de marketing o simple nostalgia???
Una cosa curiosa del spectrum, podías hacer matrices de n dimensiones, cosa que con el ordenador central que entonces tenía el CSIC (que yo usé) no era posible.