Sobre la existencia de asnos funambulistas
Si yo hoy les dijera por ejemplo que en algún lugar remoto de las Nuevas Hébridas existen unos asnos funambulistas que permanecen desde su más tierna infancia en lo alto de lianas y alambres para estar a salvo de sus depredadores, creo que no me creerían.
Pero si yo dispusiera de tiempo y potencia mediática suficientes, y si fuera repitiendo una y otra vez el asunto de los asnos funambulistas, y si los mostrase frecuentemente por la tele y la prensa, y si organizara debates en los que no se hablase de los asnos en si, si no de su taxonomía, de su dieta y del color de su pelo, y si no me molestase demasiado en refutar a los anticuados descreídos que niegan su obvia existencia, y simplemente hablase y hablase de los asnos a todas horas, por tierra mar y aire, y si hiciera escribir preciosos cuentos sobre el joven asnito funambulista que tenía miedo a caer del cable, y si estableciera una fundación para el estudio del funambulismo asnal, y si la fundación promoviera tesis doctorales sobre la pezuña del asno funambulista, con buenas becas para los más eminentes zoólogos, estoy seguro que más pronto o más tarde todo el mundo acabaría creyendo en su existencia.
De esta manera es como se prepara a las naciones para la guerra, o se identifica al enemigo interior y se predispone a la buena gente para que acepte participar en su exterminio. Todo esto suele llevar su tiempo, naturalmente, puesto que entre otras cosas se basa en el olvido. Pero al final casi todo el mundo sucumbe a la lluvia fina de mentiras y medias verdades y termina por creer en los asnos funambulistas o en la eficacia de las bulas papales. Claro que unos pocos se resisten y recuerdan que en el pasado las verdades oficiales fueron diferentes y tal vez incluso viajen a las Nuevas Hébridas para desmentir su existencia, y desde allí mismo escriban entradas negacionistas en sus blogs: textos irrefutables que nadie se molestará en refutar. Pero suele ser difícil creer a los que tienen demasiada razón y pueden alzar poco la voz.
Yo siempre había pensado que la única vacuna contra este proceso perverso de creación mediática de verdades falsas era educar a la gente para que tuvieran capacidad de analizar la información por si mismos, y dudaran sistemáticamente de todo lo que dicen los medios. Pero últimamente veo que mucha gente realmente cree en los asnos funambulistas estoy empezando a dudar incluso de esto. Yo mismo ya no se que pensar.
Pero si yo dispusiera de tiempo y potencia mediática suficientes, y si fuera repitiendo una y otra vez el asunto de los asnos funambulistas, y si los mostrase frecuentemente por la tele y la prensa, y si organizara debates en los que no se hablase de los asnos en si, si no de su taxonomía, de su dieta y del color de su pelo, y si no me molestase demasiado en refutar a los anticuados descreídos que niegan su obvia existencia, y simplemente hablase y hablase de los asnos a todas horas, por tierra mar y aire, y si hiciera escribir preciosos cuentos sobre el joven asnito funambulista que tenía miedo a caer del cable, y si estableciera una fundación para el estudio del funambulismo asnal, y si la fundación promoviera tesis doctorales sobre la pezuña del asno funambulista, con buenas becas para los más eminentes zoólogos, estoy seguro que más pronto o más tarde todo el mundo acabaría creyendo en su existencia.
De esta manera es como se prepara a las naciones para la guerra, o se identifica al enemigo interior y se predispone a la buena gente para que acepte participar en su exterminio. Todo esto suele llevar su tiempo, naturalmente, puesto que entre otras cosas se basa en el olvido. Pero al final casi todo el mundo sucumbe a la lluvia fina de mentiras y medias verdades y termina por creer en los asnos funambulistas o en la eficacia de las bulas papales. Claro que unos pocos se resisten y recuerdan que en el pasado las verdades oficiales fueron diferentes y tal vez incluso viajen a las Nuevas Hébridas para desmentir su existencia, y desde allí mismo escriban entradas negacionistas en sus blogs: textos irrefutables que nadie se molestará en refutar. Pero suele ser difícil creer a los que tienen demasiada razón y pueden alzar poco la voz.
Yo siempre había pensado que la única vacuna contra este proceso perverso de creación mediática de verdades falsas era educar a la gente para que tuvieran capacidad de analizar la información por si mismos, y dudaran sistemáticamente de todo lo que dicen los medios. Pero últimamente veo que mucha gente realmente cree en los asnos funambulistas estoy empezando a dudar incluso de esto. Yo mismo ya no se que pensar.
Comentarios
No creo que la solución esté en tu último párrafo.
El que no sabe ni donde tiene la mano derecha, el que no saluda a según quien, el que no paga sus facturas pudiendo hacerlo, el que amenaza de muerte por una discusión en carretera, el buen padre de familia que sólo piensa en cepillarse a la canguro, el que abandona en julio el perrito que compró en Navidades, el que se alegra cuando la vecino le joden el descapotable, el que humilla o se humilla por un minuto de gloria ... la cagará igual. Otra lluvia fina le caló hace años hasta los huesos.
Mmm, excepto lo de la mano derecha yo creo que voy bien, no tenemos canguro, ni perro, ni vecino con descapotable..
Rafa, así estamos, pero también en las cosas cotidianas.
¿No vio usted ayer en la 1 la película de "Camino"? Me impactó muchísimo, no la había visto aún. Así hay mil historias, no sólo hay asnos funambulistas en las religiones, los hay en la política, en la economía y en muchos ámbitos.
..¿es preferible tener más conocimiento para que no me cuelen goles como el de los asnos funanbulistas?
... ¿o sin embargo es mejor ser ignorante, dar por buenos los asnos y vivir feliz en la ignorancia?
Últimamente desazona mucho darse cuenta de tantas mentiras y errores...
Como no van a existir las Nuevas Hébridas? Qué cosas dice usted !
No, no vi la película.
Pero fíjese que usted dice que podría creer en futuros asnos.. igual ya cree en algunos de ellos, sin ánimo de ofender.
Yo creo que siempre debemos elegir entre saber, aunque eso nos haga más desgraciados. Pero no lo se.
Gracias !
...y me gusta permanecer en esta estupidez elemental, ajena a la prensa mediática, y demás medios,...coherente del hombre actual, comprometido y bien informado.
Si no fuese así, me quedaría sin argumentos que transmitir fantásticos, a los que esperan unos ojos guapos.
Muy buenos días tengamos hoy, y muchos besos,...fuertes, para que así sea.
Yo creo que si que tiene Vd. razon en que la educacion, del tipo aprender a pensar por uno mismo, es la solucion.