La charla del viernes
Estoy atareado con cien cosas, además de las mil de mi trabajo en la vida real, y este fin de semana no he tenido tiempo de escribir ninguna de las cosas que hace tiempo que quiero contarles.
Solamente quisiera agradecer su asistencia a las personas que vinieron a mi charla del viernes, y en especial a un señor que estaba sentado en la última fila. Siento no poder recordar su nombre. Después de la charla me dijo que hace tiempo que sigue el blog sin intervenir y me contó que en su infancia jugaba en la calle con otros niños, y que en las noches de verano a veces se sentaban a contemplar la Vía Láctea en lo alto del firmamento. Ahora hace años que no puede verla. Fue una alegría poder restaurarle esta visión de la galaxia, aunque fuera fotográfica.
Me pregunto si habrá que organizar excursiones para que la gente pueda ver la Vía Láctea. Estando en la ciudad-dormitorio hay que conducir por lo menos dos horas, si se sabe a donde ir, para poder verla en condiciones que ya no son perfectas. Pero el Pirineo, que es el último reducto más o menos oscuro que tenemos aquí, está siendo ocupado por urbanizaciones totalmente deshabitadas en las que hay más luces que personas. Ahora que el litoral ya ha sido completamente construido, (es decir: destruido), la especulación se está girando hacia las zonas de montaña.
Yo se que hay mucha gente que considera que todo esto es inevitable, o incluso que es bueno, que las estrellas no sirven para nada, que el asfalto es un avance, que los centros comerciales de cristal son el progreso y que el monocultivo verde de campos de golf esterilizados es la mejor fuente de riqueza, junto con los prostíbulos en los que nuestro país ya debe andar a la cabeza de Europa. A mi este escenario me pone enfermo.
Solamente quisiera agradecer su asistencia a las personas que vinieron a mi charla del viernes, y en especial a un señor que estaba sentado en la última fila. Siento no poder recordar su nombre. Después de la charla me dijo que hace tiempo que sigue el blog sin intervenir y me contó que en su infancia jugaba en la calle con otros niños, y que en las noches de verano a veces se sentaban a contemplar la Vía Láctea en lo alto del firmamento. Ahora hace años que no puede verla. Fue una alegría poder restaurarle esta visión de la galaxia, aunque fuera fotográfica.
Me pregunto si habrá que organizar excursiones para que la gente pueda ver la Vía Láctea. Estando en la ciudad-dormitorio hay que conducir por lo menos dos horas, si se sabe a donde ir, para poder verla en condiciones que ya no son perfectas. Pero el Pirineo, que es el último reducto más o menos oscuro que tenemos aquí, está siendo ocupado por urbanizaciones totalmente deshabitadas en las que hay más luces que personas. Ahora que el litoral ya ha sido completamente construido, (es decir: destruido), la especulación se está girando hacia las zonas de montaña.
Yo se que hay mucha gente que considera que todo esto es inevitable, o incluso que es bueno, que las estrellas no sirven para nada, que el asfalto es un avance, que los centros comerciales de cristal son el progreso y que el monocultivo verde de campos de golf esterilizados es la mejor fuente de riqueza, junto con los prostíbulos en los que nuestro país ya debe andar a la cabeza de Europa. A mi este escenario me pone enfermo.
Comentarios
Lo más gordo és que iluminar bien supone encima un ahorro!
El encarecimiento de la energia puede que ayude a preservar sus cielos, aunque hara mas costoso viajar hacia tales lugares...
...porque curar lo que está enfermo, cuesta mucho.
Muchos besos,...que sanen.
B.T.C.M.
Lo que está claro es que hay que cambiar la forma de "progreso" si es que se le puede llamar así.
Fue un placer asistir a su conferencia mi querido y egregio agrimensor.
Sólo hay una cosa que no tengo clara, cuando los pirineos sean olímpicos, no se si me gusta más la nieve pintada de azul o de granate.
por cierto mi nombre es Josep.
Li estic molt agraït pel seu comentari, va ser un plaer poder parlar amb vostè l'altre dia.
M.