Las luces azules y la culpa
Fue hace unos meses, por la noche. Yo regresaba cansado de hacer unas fotos cuando vi la luz azul de los controles de policía. Mucha sangre de herejes y maleantes debe de correr por mis venas, por que al ver a la autoridad yo siempre me alarmo. Procuro conducir respetando todas las señales, incluyendo los abundantes límites de velocidad. Pero en esa carretera las señales de 80, 40, 70 y 60 parece que hayan sido sembradas como dando de comer a los peces. Y yo nunca puedo estar seguro de haberlas visto todas.
Esa noche llevaba puesto el cinturón de seguridad. A mi lado, se suponía, estaba el chaleco reflectante y en el maletero las bombillas de recambio que nadie sabe cambiar. También pasé revista mentalmente a toda la documentación: Ficha técnica, seguro obligatorio al corriente de pago, carnet de conducir, permiso de circulación, comprobante de haber pasado la ITV. De todo eso, solamente tenía la certeza de llevar el carnet. Todo lo demás me daba sudores, empezando por el coche que era prestado.
En fin, que yo seguía acercándome a la luz azul y ya casi veía la multa, y la retirada de los puntos. Y quien sabe si la cárcel. Por si acaso, escondí los restos de papel de plata y me sacudí las migas del bocadillo que terminaba de comerme. Unos días antes, estando parado en un atasco, un agente me advirtió de que no se puede conducir mientras se come un plátano. Desde el coche patrulla me hizo señales, hizo como si escribiera ("Te voy a poner una multa") y contó con los dedos de la mano extendidos ("Uno, dos, tres, cuatro. Cuatro puntos te voy a quitar"). Yo me asombré ¿por comerme un plátano en un atasco?. Si, si, me dijo por señas, a la próxima ya verás, te voy a empapelar. Y me dejó angustiado.
Las luces eran muchas y muy azules. Tal vez no era cosa de tráfico, tal vez buscaban a alguien realmente peligroso. Y yo llevaba dos cámaras, un telescopio, un ordenador, un temporizador, varias baterías, dos trípodes y un aparato electrónico hecho en casa. Todo ello de lo más sospechoso. A veces, cuando detienen a una peligrosa banda y ponen todos los aparatos incautados encima del mostrador y dejan que la cámara haga un tráveling arriba y abajo, yo pienso que eso no es nada: yo tengo aparatos mucho más sospechosos. "Le fueron incautados impresionantes medios informáticos y electrónicos", ya casi podía ver los titulares. "Alegó que era fotógrafo y agrimensor". Risas y más risas de la audiencia despiadada, como cuando Joseph K. quería defenderse de las acusaciones. ¿Quién va a creerse eso?. ¡Pero yo les aseguro que soy inocente!
Aunque tal vez -sin saberlo- había infringido alguna otra ley. Quien sabe, hay leyes que son secretas, como el reglamento de las cosas que se pueden subir a un avión. No se puede hacer público por que si los malos lo supieran, eso les daría ideas. Entonces, ¿como se puede estar seguro de no haber hecho algo ilegal? ¿no podría haber más leyes secretas, desconocidas incluso para los propios policías? (o leyes absolutamente secretas, guardadas dentro de un sobre lacrado en una caja de plomo en el fondo del mar). Y además, casi todo el mundo, en lo más íntimo de su persona, se sabe secretamente culpable de algo, aunque no sepa exactamente de que. Al revés, los más peligrosos son los que tienen la certeza de haber obrado siempre bien, me parece a mi. Pero ¿el tribunal va a entender estas sutilezas?.
Futbol. Les hablaría de futbol. Eso seguro que aliviaba un poco la tensión. No obstante, el día antes la selección nacional había disputado un importante encuentro y yo no sabía el resultado (es más, me resultaba totalmente indiferente). Tendría que haberlo preguntado y después fingir alegría o desolación, para parecer un buen ciudadano. Y además estaba el asunto de la ropa interior. Esa mañana justamente me había vestido pulcramente de blanco ¿no sería eso sospechoso?.
-Detenga el motor del vehículo, deme el carnet de conducir y sople aquí.
Esa noche llevaba puesto el cinturón de seguridad. A mi lado, se suponía, estaba el chaleco reflectante y en el maletero las bombillas de recambio que nadie sabe cambiar. También pasé revista mentalmente a toda la documentación: Ficha técnica, seguro obligatorio al corriente de pago, carnet de conducir, permiso de circulación, comprobante de haber pasado la ITV. De todo eso, solamente tenía la certeza de llevar el carnet. Todo lo demás me daba sudores, empezando por el coche que era prestado.
En fin, que yo seguía acercándome a la luz azul y ya casi veía la multa, y la retirada de los puntos. Y quien sabe si la cárcel. Por si acaso, escondí los restos de papel de plata y me sacudí las migas del bocadillo que terminaba de comerme. Unos días antes, estando parado en un atasco, un agente me advirtió de que no se puede conducir mientras se come un plátano. Desde el coche patrulla me hizo señales, hizo como si escribiera ("Te voy a poner una multa") y contó con los dedos de la mano extendidos ("Uno, dos, tres, cuatro. Cuatro puntos te voy a quitar"). Yo me asombré ¿por comerme un plátano en un atasco?. Si, si, me dijo por señas, a la próxima ya verás, te voy a empapelar. Y me dejó angustiado.
Las luces eran muchas y muy azules. Tal vez no era cosa de tráfico, tal vez buscaban a alguien realmente peligroso. Y yo llevaba dos cámaras, un telescopio, un ordenador, un temporizador, varias baterías, dos trípodes y un aparato electrónico hecho en casa. Todo ello de lo más sospechoso. A veces, cuando detienen a una peligrosa banda y ponen todos los aparatos incautados encima del mostrador y dejan que la cámara haga un tráveling arriba y abajo, yo pienso que eso no es nada: yo tengo aparatos mucho más sospechosos. "Le fueron incautados impresionantes medios informáticos y electrónicos", ya casi podía ver los titulares. "Alegó que era fotógrafo y agrimensor". Risas y más risas de la audiencia despiadada, como cuando Joseph K. quería defenderse de las acusaciones. ¿Quién va a creerse eso?. ¡Pero yo les aseguro que soy inocente!
Aunque tal vez -sin saberlo- había infringido alguna otra ley. Quien sabe, hay leyes que son secretas, como el reglamento de las cosas que se pueden subir a un avión. No se puede hacer público por que si los malos lo supieran, eso les daría ideas. Entonces, ¿como se puede estar seguro de no haber hecho algo ilegal? ¿no podría haber más leyes secretas, desconocidas incluso para los propios policías? (o leyes absolutamente secretas, guardadas dentro de un sobre lacrado en una caja de plomo en el fondo del mar). Y además, casi todo el mundo, en lo más íntimo de su persona, se sabe secretamente culpable de algo, aunque no sepa exactamente de que. Al revés, los más peligrosos son los que tienen la certeza de haber obrado siempre bien, me parece a mi. Pero ¿el tribunal va a entender estas sutilezas?.
Futbol. Les hablaría de futbol. Eso seguro que aliviaba un poco la tensión. No obstante, el día antes la selección nacional había disputado un importante encuentro y yo no sabía el resultado (es más, me resultaba totalmente indiferente). Tendría que haberlo preguntado y después fingir alegría o desolación, para parecer un buen ciudadano. Y además estaba el asunto de la ropa interior. Esa mañana justamente me había vestido pulcramente de blanco ¿no sería eso sospechoso?.
-Detenga el motor del vehículo, deme el carnet de conducir y sople aquí.
Comentarios
Siempre impone la presencia de los G. civiles... haya o no haya culpa.
Espero que no te confiscasen los inventos del dr. Franz (Frik) de Copenhague
Todo terminó bien. Tengo el estómago pachucho y hace muuucho tiempo que no me tomo ni un triste quinto (que desgracia). El asunto era de alcoholemia.
De fútbol, en abstracto, se puede hablar incluso sin saber nada. Se dice:
-Falta profundidad.
-Ahora se podrán concentrar en la liga.
-etc.
Pruebelo vd y verá.
Yo tengo un record, que es soplar dos veces en 5 minutos... fue bajando de un lugar perdido de Huesca donde pasé un fenomenal fin de semana hace ya tres años; el caso es que me paró un GC y me hizo soplar (0,00) me dió salida de nuevo a la carretera pero me paro otro agente del mismo control, y me hizo volver a soplar... de nada sirvió decirle que su compañero lo acababa de hacer. Para que discutir, sabía el resultado y era mucho más rápido.
EL COMENTARISTA anterior todavía es peor que usted. Es capaz de entorpecer el tráfico de las rondas por avistar una búho, o una lechuza o una cosa banal y pueril en un cartel. Menos mal que las fuerzas están para poner orden. Menos mal que la gente decente podemos dormir tranquilos.
me encantan tus historias.
son de los mas interesantes, divertidas y amenas.
un saludo
Hace años veía un coche de la guardia civil y no me atrevía ni a acercarme, ahora rai, el otro día le pegué una lijada a uno de tráfico que no llevaba radar (e iba a 50 km/h, todo hay que decirlo)en el estrecho de Las Devotas -no creo que nadie lo conozca- y me quedé más ancho que largo, además que tenía algo de prisa. Menos miedos, pero si te paran darles siempre la razón.
http://mosaicoderetazos.blogspot.com/2008/05/tengo-varias-historias-pendientes.html
por si tienes un rato, así verás que no estás solo en el mundo de los que se creen delincuentes...
jeje
Otra vez, hace muucho tiempo, cuando se llevaba el colchón y el canario de vacaciones, pillaron a mi padre contradirección en medio de Zaragoza. No solo no nos pusieron la multa, sino que nos guiaron y nos acompañaron a la dirección que buscábamos. No hay nada como ser cateto.
Chabier, no hay nada como ir con el camión de butano por esos desfiladeros!
Eres muy optimista en éste comentario, Friko. Nos guste o no, todas las leyes, incluídas las públicas, son secretas. De ahí las múltiples lecturas e interpretaciones que de las mismas se hacen.
Yo nunca hice nada benéfico, no se si estaré a tiempo, pero puedo aportar unas fotos.
Un abrazo, que grande es el mundo. Ayer me tomé un vino blanco y me acordé de ti.
Es complicado que no griten los niños, yo de verdad que lo intento pero..
Tuviste suerte, una playa solitaria es casi una contradicción, habrá que esperar a que pase el verano.
Muchas gracias !
Son iguales, en el sentido que se usa la palabra igual en biología. Pero la gracia está en hacerlas diferentes cada año. Para el próximo lo tengo difícil, a ver que se me ocurre.
Muchas gracias!
Era lluvia, de unas horas antes.
Son una maravilla los almendros. Puedes llamarme como quieras. Lo del usted es una pequeña broma como ya te debes imaginar.
Mal asunto quedarse sin flores, pero un almendro cerca de la oficina no es mala cosa. Aquí -ya lo sabe usted- los miembros del consistorio pronto nos van a negar el aire.