Grandes placeres solitarios. Hoy: la paella
Uno de los mayores placeres solitarios es la preparación de una paella individual. Sin ánimo de ofender a nadie, y asumiendo el riesgo de equivocarme (ya me perdonarán los entendidos) hoy esto va de arroces.
Algunos de mis antepasados vivieron en Valencia. Tal vez por eso en mi infancia pude valorar la importante ceremonia de la paella, que vendría a ser como la preparación del te para los budistas zen en Japón. Mi abuela, que ahora tiene 99 años, después de sobrevivir a la posguerra podía preparar unos arroces extraordinarios para seis personas con dos trozos de pollo, medio pimiento rojo, un poco de tomate y dos ajos. Mi madre ya no llegó al mismo grado de perfección (lo siento mamá) y yo me emancipé del domicilio familiar siendo un iletrado absoluto: jamás me fue revelada la tradición.
Pero un día decidí aprender el sagrado arte de preparación de la paella. Empecé cocinando yo solo, y como soy un terco autodidacta, en lugar de consultar un libro de cocina, llamar por teléfono a casa o a mi tía Angelines, quise deducir la fórmula de la paella a base de experimentación. Fueron años duros, de muchos disgustos y de arroces pasados.
Yo empecé por lo esencial, que en mi opinión es el ajo y aceite de oliva. Si se sabe hacer, solamente con estos humildes ingredientes se puede preparar un plato digno (y muy superior a la porquería que hoy jueves me han dado en el menú). Después de freír ligeramente los ajos cortados muy pequeñitos, se tira el arroz, se deja unos segundos en la sartén y se añade el agua. Entonces hay que dejarlo cocer sin tocar absolutamente nada. Hacerlo al revés, poner primero el agua, es una herejía enorme que no puede ser perdonada jamás.
El asunto fundamental es ¿cuanta agua hay que poner?. Mientras el agua hierve, el arroz se va cocinando y cuando la última gota se ha evaporado debe estar exactamente en su punto. Si se pone de más, se pasa, y si se pone de menos, queda crudo. Añadir agua a media cocción se considera un pecado mortal, y a mi me contaron el caso de una mujer que, pensando que estaba sola, cayó en esa tentación. Pero fue vista por el santo Dios que la hizo caer fulminada en ese mismo momento con un rayo.
De modo que la cantidad de agua no es en absoluto un asunto menor. Yo recordaba una fórmula mágica, de haberla oído en la cocina de nuestra casa: dos tazas de agua por taza de arroz y una para la paella. A mi este sonsonete del agua para la paella me pareció oscurantista y precientífico, de modo que decidí no hacer caso y deducir la cantidad yo mismo.
Cocinando solo para mi, llegué a la conclusión (falsa) de que debe ser el triple de agua que de arroz. Cuando ya dominé esta técnica, y conseguí que el arroz quedara ligeramente crujiente, sin estar crudo, pensé que controlaba la cocción y me atreví a preparar un arroz para cinco personas, con conejo, pimiento, costilla de cerdo troceada, alguna gamba, etc. Me salió fatal, pasadísimo, con los granos tumefactos y las gambas desconsoladas.
Pero seguí experimentando y al fin logré una síntesis entre ciencia y tradición. El asunto es que en la paella el agua se consume por dos motivos: ebullición y absorción en los granos de arroz. La cantidad de agua que hierve es aproximadamente una taza, y la que absorbe el arroz, dos tazas (por taza de arroz). Esa es la verdad positiva que subyace debajo del sonsonete tradicional. Siendo para una persona, se pone una taza de arroz y tres de agua (como hacía yo), y puede parecer que el agua debe ser triple que el arroz. Pero no es así: si son dos personas, salen cinco. Y para cinco personas, once y no quince como yo puse equivocadamente.
Aclarado esto, ya puedo prepararme arroces solitarios con conejo, bacalao, o gambón argentino del Mercadona. Y aquí se me escapan las lágrimas pensando en las inolvidables gambas mediterráneas, que saturaban el paladar de placer e incluso inducían visiones místicas. Pero ya están completamente extinguidas, por lo menos para la clase obrera. De todos modos, hay que tener en cuenta que cuantos más y mejores ingredientes se pongan, peor suele salir el arroz.
Cuando ya está terminado, se sirve en la propia paella, tapado para que termine de cocer. Entonces, al probarlo, por más bueno que sea, hay que decir (o pensar): "Este arroz no vale nada, que mal ha salido... pero nos lo comeremos". Y después hay que recordar un arroz pretérito, gozoso, celestial, que en alguna ocasión memorable preparó una abuela sabia usando exclusivamente ajo y sal. Esta melancolía del arroz ancestral es un ingrediente imprescindible.
Bon profit.
Algunos de mis antepasados vivieron en Valencia. Tal vez por eso en mi infancia pude valorar la importante ceremonia de la paella, que vendría a ser como la preparación del te para los budistas zen en Japón. Mi abuela, que ahora tiene 99 años, después de sobrevivir a la posguerra podía preparar unos arroces extraordinarios para seis personas con dos trozos de pollo, medio pimiento rojo, un poco de tomate y dos ajos. Mi madre ya no llegó al mismo grado de perfección (lo siento mamá) y yo me emancipé del domicilio familiar siendo un iletrado absoluto: jamás me fue revelada la tradición.
Pero un día decidí aprender el sagrado arte de preparación de la paella. Empecé cocinando yo solo, y como soy un terco autodidacta, en lugar de consultar un libro de cocina, llamar por teléfono a casa o a mi tía Angelines, quise deducir la fórmula de la paella a base de experimentación. Fueron años duros, de muchos disgustos y de arroces pasados.
Yo empecé por lo esencial, que en mi opinión es el ajo y aceite de oliva. Si se sabe hacer, solamente con estos humildes ingredientes se puede preparar un plato digno (y muy superior a la porquería que hoy jueves me han dado en el menú). Después de freír ligeramente los ajos cortados muy pequeñitos, se tira el arroz, se deja unos segundos en la sartén y se añade el agua. Entonces hay que dejarlo cocer sin tocar absolutamente nada. Hacerlo al revés, poner primero el agua, es una herejía enorme que no puede ser perdonada jamás.
El asunto fundamental es ¿cuanta agua hay que poner?. Mientras el agua hierve, el arroz se va cocinando y cuando la última gota se ha evaporado debe estar exactamente en su punto. Si se pone de más, se pasa, y si se pone de menos, queda crudo. Añadir agua a media cocción se considera un pecado mortal, y a mi me contaron el caso de una mujer que, pensando que estaba sola, cayó en esa tentación. Pero fue vista por el santo Dios que la hizo caer fulminada en ese mismo momento con un rayo.
De modo que la cantidad de agua no es en absoluto un asunto menor. Yo recordaba una fórmula mágica, de haberla oído en la cocina de nuestra casa: dos tazas de agua por taza de arroz y una para la paella. A mi este sonsonete del agua para la paella me pareció oscurantista y precientífico, de modo que decidí no hacer caso y deducir la cantidad yo mismo.
Cocinando solo para mi, llegué a la conclusión (falsa) de que debe ser el triple de agua que de arroz. Cuando ya dominé esta técnica, y conseguí que el arroz quedara ligeramente crujiente, sin estar crudo, pensé que controlaba la cocción y me atreví a preparar un arroz para cinco personas, con conejo, pimiento, costilla de cerdo troceada, alguna gamba, etc. Me salió fatal, pasadísimo, con los granos tumefactos y las gambas desconsoladas.
Pero seguí experimentando y al fin logré una síntesis entre ciencia y tradición. El asunto es que en la paella el agua se consume por dos motivos: ebullición y absorción en los granos de arroz. La cantidad de agua que hierve es aproximadamente una taza, y la que absorbe el arroz, dos tazas (por taza de arroz). Esa es la verdad positiva que subyace debajo del sonsonete tradicional. Siendo para una persona, se pone una taza de arroz y tres de agua (como hacía yo), y puede parecer que el agua debe ser triple que el arroz. Pero no es así: si son dos personas, salen cinco. Y para cinco personas, once y no quince como yo puse equivocadamente.
Aclarado esto, ya puedo prepararme arroces solitarios con conejo, bacalao, o gambón argentino del Mercadona. Y aquí se me escapan las lágrimas pensando en las inolvidables gambas mediterráneas, que saturaban el paladar de placer e incluso inducían visiones místicas. Pero ya están completamente extinguidas, por lo menos para la clase obrera. De todos modos, hay que tener en cuenta que cuantos más y mejores ingredientes se pongan, peor suele salir el arroz.
Cuando ya está terminado, se sirve en la propia paella, tapado para que termine de cocer. Entonces, al probarlo, por más bueno que sea, hay que decir (o pensar): "Este arroz no vale nada, que mal ha salido... pero nos lo comeremos". Y después hay que recordar un arroz pretérito, gozoso, celestial, que en alguna ocasión memorable preparó una abuela sabia usando exclusivamente ajo y sal. Esta melancolía del arroz ancestral es un ingrediente imprescindible.
Bon profit.
Comentarios
Saludossss
JM
Vale todo lo dicho en cuanto al orden, primero ajo (o sofrito con un poco de pimiento y un tomate mejor) luego arroz, y luego el líquido, nunca al revés, por miedo al rayo fulminante.
Vale todo lo explicado en cuanto a las proporciones, dos tazas por cada una de arroz, más otra para la paella (hasta 5 personas) o dos más para la paella si es para 6-10
Pero mejorará y mucho el resultado
si en lugar de hablar de tazas de agua hablamos de tazas de caldo.
Una receta de arroz sale buena, si el caldo es bueno. Hacer un caldo con cuatro cositas, vale de verdura, vale de pescado morralla, vale caldo de pollo, según los ingredientes del arroz en cuestión, y luego, la regla de la proporción(2x1)+1 y no tocarlo.
A triunfar.
Otra cosa importante, el colorante no existe, solo se cocina con azafrán o con cúrcuma, por darle un toque, pero la tantracina o colorante alimentario está prohibido, so pena de otro rayo.
Abrazos
Correcto !
"Pero mejorará y mucho el resultado
si en lugar de hablar de tazas de agua hablamos de tazas de caldo."
Si pero esto era un plato de supervivencia, popular, que se podía preparar en un barco de pesca. Todo se hacía en un solo recipiente. Lo de preparar el caldo antes ¿no es una desviación burguesa, un apijotamiento de la cocina?
"Otra cosa importante, el colorante no existe, solo se cocina con azafrán o con cúrcuma, por darle un toque, pero la tantracina o colorante alimentario está prohibido, so pena de otro rayo."
¡En verdad son sabias esas palabras!
En casa ponían ñora, que hace años que no veo.
"Abrazos"
¡Que nunca nos falten !
Por otra parte hay algunos detalles de su receta y de las aportaciones de Futuro Bloguero que me inquietan. Creo que saldré a comprarme un pararrayos.
Las ñoras se utilizan mucho aquí en tu tierra, sobretodo en la confección del romescu.
El pararrayos es un accesorio de cocina de lo más útil.
Una cosa muy divertida es ver como se prepara una paella en grupo, suele haber grandes peleas por que cada uno tiene sus dogmas. Lo mejor es que la haga uno y los demás miren, desde lejos por miedo a los rayos que pudieran caer.
Si se trata de un caldero se procede de otro modo.
En cuanto a la cebolla...¡Ay de aquel que la usare en una paella!
En vez de un rayo me ha caído esto.
Yo lo preparo sin tantas matemáticas y leyes rígidas y cometo un montón de pecados.
Y me sale bueno.
Las abuelas eran capaces de milagros.
Un saludo
Pasando a temas más mundanos, al igual que a usted, a mí no me gusta el fútbol, pero al contrario que a usted, la paella no me dice nada en absoluto.
Hace años fui a visitar a mi familia política en Valencia y al oirme el anatema en esa tierra (en la mía sería que no le gusta el cordero a la brasa o las migas) que no sabía apreciar la paella intentaron redimirme llevándome a la Albúfera a comernos una, y no consiguieron su misión evangelizadora, pues una paella sigue sin llamarme la atención. De todas formas, que aproveche. Salut.
Para el romescu si que se tienen que poner en remojo. Una vez tiernas, se abren y se raspa la parte interior con una cucharilla; esa poca pulpa es la que mezcla con el resto de ingredientes.
(¿Y qué me ha dado a mi con las ñoras, si esto iba de paellas?)
¿Cuando le sale un mantillo verde todavía se puede comer? es que yo me la como y el otro día no sé que me pasaba que veía peces y amebas flotando por el piso.
Confieso que mis placeres solitarios son solitarios.
No sé si ya se lo había dicho.
Para mi una paella es un plato exótico de restaurante! Tan exótico como carísimo!
Creo que la última de las buenas que comí fue una preparada por mi abuelo a principios de los '70, un asturiano que se pasó mi infancia hablándome de las centollas de la Costa Brava que él mismo capturaba. Imagínense que a 400 km de la costa más cercana y en un país en el que los frutos del mar no integran en absoluto nuestra dieta cotidiana, una paella es poco menos que un plato de príncipes. Si alguno de ustedes me invita a cenar paella, no duden que voy. Cruzar un océano, cambiar de continente por solo una noche y por una buena paella, no me parece descabellado.
Si se tira el arroz... ¿Qué es lo que se deja unos segundos en la sartén?
A ver: añado a las recomendaciones de Futblo (incluída la del caldo, en lugar de agua) remover el arroz con el sofrito (no sólo dejarlo unos segundos, a su bola), estó impedirá que los granos se peguen entre sí, que el arroz se haga una pasta.
El fuego habéis hablado de agua, pero no de fuego. Para rehogar el arroz con el sofrito, el fuego a toa pastilla, y removiendo como si en ello nos fuera la adolescencia, para evitar que se queme. Luego bajaríamos el fuego a fuego medio.
Si no contamos con una llama que alcance al menos (para fuego medio) tres cuartas partes "+,-" de la base de la paella, (suele ocurrir que nuestras cocinas domésticas tienen fuegos pequeños, y la paella, es grande). En estos casos no separarse de la paella; no rmover jamás el arroz, e ir desplazando la paella continuaente y hasta el final de la cocción para que el arroz se haga por igual.
La combustión no es la misma al nivel del mar que en alturas, por eso, la proporción de caldo/agua variará según esta circunstancia.
Para su caldo, use las cabezas y caparazones de los gambones (cuele el caldo).
El azafrán, hay que tostarlo previa y ligeramente, para potenciar su sabor. También conviene, antes de añadir aceite a la paella, calentar esta al fuego lento, retirarla del fuego, y restregar un ajo cortado por toda su superficie. Luego, seguimos con el sofrito.
Ya.
Creo que hemos alejado las tormentas electricas por un año...
Ya sin cebolla, sin echar el agua antes, etc etc, y con la provisión de pararrayos que todos instalaremos en nuestras cocinas, creo que este 2009 no caerá un rayo en nuestras respectivas casas.
Abrazos sin colorante
Que no se me ofendan los valencianos, pero los mejores arroces y paellas se comen en el Delta del Ebro. A... y saben mucho mejor si se toman en amor y compañía, en lugar de en solitario.
¿Y el vino? ¿Blanco, tinto o rosado (clarete que decimos en La Rioja)?
Bon profit!
Yo hago doble sofrito, uno para el caldo, con cebolla y tomate, y otro en la paella, sin tomate.
Para que el arroz sea extraordinario, el fuego tiene que ser de leña. Los 5 primeros minutos fuerte, el resto más suave y al final unos minutos de reposo tapado con papel de periódico.
;)
Hablando ahora de las abuelas, yo recuerdo unas judias pintas hechas en la lumbre, al calor de las brasas durante toda la mañana, que no he vuelto a probar unas iguales a las de mi abuela materna (que en paz descanse).
El no probar unas iguales seguramente tiene que ver con el tipo de cocción y el esmero que le ponían. Antes no había prisa.
Un saludo.
1. Que donde manda paellero no manda nadie más.
2. Que el paellero ha de estar borracho.
Él las cumplía certeramente y ya digo que sus arroces eran espléndidos.
Mi mujer se empeña en echarle caldo a la paella, pero yo coincido con Frikosal que esto es un apijotamiento. He comido sensacionales arroces con agüita del grifo.
Una vez me hicieron uno espléndido con una cabeza de ajos entera en la paella.
Es difícil hacer una buena paella. En el delta del Ebro comí estas navidades dos realmente extraordinarias. Hum.
Un saludo
Desde El Delta del Ebro aporto los siguientes y muy recomendables consejos:
La paella mixta o de carne NO necesita ningún tipo de caldo. El truco, truquisísimo está en NO remover la carne (costilla de cerdo, conejo y pollo) continuamente pués lo que se consigue es que se cueza o medio hierva en vez que se dore. Si dejamos que se dore de una lado y sólo le damos la vuelta una vez para dorarla de la otra parte, la carne suelta todo su jugo.
Tampoco estoy de acuerdo en el tema-ñora, un buen sofrito de puede hacer con un ajo, un par de cucharadas de tomate y pimiento medio pimiento, a parte de la carne, quedan estupendas las judías verdes y la alcachofa (y si de paso tiene un par de calamares frescos...) y prueben, después de sofreir y a punto de tirar el agua a hecharle unas pimientas negras recién molidas.
Sobre las medidas, un vasito de cortado por persona y el agua "a ojo".
La mejor paella de mi vida la comimos el otro día en el monte (l'Ampolla), hecha a la brasa y al final, con rama de olivo, PECATTO!
Sin embargo, para la paella o arroz de pescado, un buen fumet es fundamental...volveré, que dijo Termineitor.
Besines
He vuelto para ver cómo iba el arroz y me he encontrado con un mensaje lioso escrito por mi -qué raro...-. Es que me emocioné y lo hice de corrido.
pero vamos, que lo que quería decir, en resumen, es que el arroz hay que ponerlo a cocer, nunca tirarlo.
El diámetro ha de ser tal que una vez cocido el arroz no supere la altura de los tornillos que sujetan las asas. Siempre mejor pasarse de tamaño que quedarse corto.
Para que las gambas no le queden desconsoladas, sr. Frikosal, hay que pensar que el arroz tarda de 15 a 20 minutos y las gambas sólo tres. Con una sencilla operación matemática habrá consuelo para usted y para las gambas.
Sra Desanchá, las gambas se sacan después de hacer el sofrito. A mi siempre me faltaron los tornillos: lo preparo con una sarten grande para tres personas máximo.
Me alegra que Eva me secunde en el tema del caldo. Ejem, si algún día paso por el Delta (buscando unas libélulas) y sobra una ración pues me apuntaría gustosamente.
Joaquín,
Puede preparase por ejemplo con conejo y es muy bueno. Se pone lo que se tiene en casa.
Només,
Lo de la leña yo no lo entiendo. ¿No es igual todo el calor venga de donde venga?
Miguel,
En casa mi padre se quejaba si pasaban dos días sin arroz de una u otra clase. Eran otras épocas, ahora si no lo preparo yo..
Mad,
Con amor y compañía tal vez mejor, pero a mi me gusta estar solo unas horas al día, en silencio total. Lo necesito para ordenar mis pensamientos.
Mosquito,
¿No se dice tirar el arroz? ¿y en las bodas?
Joselu,
Arroz para tanta gente yo lo veo muy difícil. Pero las dos normas son buenas.
Antidoto,
Lo del romescu no lo conozco.
Una versión es hacerlo con los crustáceos pelados, las cáscaras van todas al caldo, claro.
No es paella, no, pero la última que hice con fuego de leña, me pedían autógrafos por la calle.
Y el sofrito con cebolla, poca, pero con cebolla.
Aprovecho para decirles que si quieren hacer una sopa de ajo RollsRoice le añadan cuando la sopa (la típica de ajo, pan y pimentón) ya esté lista, media docena de almejas, tapen unos minutos y sirvan.
Las almejas tienen que ser grandes y de primera.
les dejo que me voy a merendar.
Ahora tocan magdalenas industriales y findus
No sabia que fuera herejia lo de añadir agua. Yo lo hago por sistema y tengo una pequeña cazuela con agua hirviendo para compensar la que se evapora manteniendo el agua constante hasta el final, cuando dejo que se evapore. Debo añadir agua de 20 a 30 veces. Mientras doy saltos laterales para ir esquivando los rayos. Al final tanto ejercicio da mucha hambre así que siempre lo encuentro bueno, ahí está el truco.
La desanchá tiene razón, los tornillos son muy importantes, el agua debe cubrirlos (y se puede añadir agua hirviendo si vamos cortos, cap problema)
Los langostinos se sofríen antes que todo, se retiran y reservan.
Hasta dentro de un rato.
El caudal de agua que hierve depende más de la intensidad del fuego que de la superficie, creo yo. Y de la altura, claro. Lo de una taza para la paella es una norma empírica y aproximada. Se de un profesor que pone esta clase de ejemplos en sus lecciones pero no son muy bien recibidos por que ya se ve que no se van a preguntar en el examen.
A saber donde estará Vd ahora que le preocupe lo de la altura.
Con tantos rayos ¿no se podría aprovechar para generar electricidad? Nooo. Los rayos caen cuando caen y no se puede contar con ellos.
¿Donde está? Pero mejor no lo digas por que aunque parezca mentira después la gente con el google encuentra estas recomendaciones y los mejores lugares se estropean por exceso de público.
¿No podrías dar alguna pista críptica?
Por cierto: hoy he comido arroz integral con verduritas y langostinos.
Larga vida a los novios en cualquier caso. Por cierto que se habla de poner un nuevo sacramento. Sería: Bautizo, Comunión, Confirmación, Boda, Separación.
Puede acabar con las típicas fases de la borrachera:
Choque de cristales, exaltación de la amistad, cantos patrios, insultos al clero, o
directamente en una gran trifulca.
Yo no lo he visto pero me lo han contado.
Jeroglífico: ¿Recuerdas que un día en el blog de Mad comentaste algo de una gasolinera medio abandonada por líos varios del propietario??
¿A las afueras? Pués esta misma carretera, todo recto.
Y que acampásteis en una zona prohibida ¿te acuerdas?pués en este mismo pueblo.
En serio, que si te interesa, Mad o yo podemos facilitarte la dirección exacta.
¡Insultos al clero! Que cosas dice Vd.
Eva,
Más o menos ya se donde puede ser. Ya os preguntaré.. O a lo mejor incluso coincidimos un día.
Si que me habré dejado algún sacramento..
HOTEL ANCORA de Palamos
El caudal de agua que hierve depende de la temperatura, y ésta del fuego y de cómo está repartido entre otras cosas.
Se olvidan ustedes del agua evaporada, que si depende de la superfície, además de la altura sobre el nivel del mar y, importante, la velocidad del viento. Seamos rigurosos, por favor, mira que olvidar la velocidad del viento!
Seguro que a usted le encantaria.
En efecto es muy buena.
Vd tiene amigos en todas partes, no es mal asunto con los tiempos que corren. Pero ¿ esos ajos no estarán hervidos ?
Es que en mi cocina no suele hacer viento. Depende sobretodo de la potencia del fuego, la temperatura tiende a ser de cien grados, y si en alguna zona está algo más fría se generan corrientes convectivas, como en el sol.
Claro que se debe poder hacer con o sin contar los caracoles. Todo esto de las medidas etc es sobretodo una broma.
Valencia.
Sobre la Paella Valenciana
“(…) Los adecuados ingredientes, al igual que el término paella, eran valores inalterables para los grandes cocineros de antaño.
Los profanos, o carentes de sensitivo paladar, dicen “paella” a todo el arroz condimentado con ese recipiente. Como ya definiera Felipe-Benicio Navarro. -Esos arroces aunque condimentados con la paella son otra cosa, y nadie debería sacar partido a costa de algo que pertenece al patrimonio común fruto de la gran cocina valenciana.-José Mª Pisa.-2001.-Derecoquinaria.
Por lo tanto para elaborar una buena paella valenciana no se debe de atiborrar el recipiente con mejunjes más o menos chocantes, extravagantes, coloristas o estrafalarios. Una exquisita paella, -el arroz debe de encontrarse en su punto, los granos secos, sueltos, separados, que cada grano tenga personalidad propia: para conseguir todas estas cualidades se contará con los justos y precisos ingredientes; arroz, aceite, verduras, pollo, conejo, fresco y selecto, todo pura ambrosía
Otra aclaración necesaria, el nombre: es Paella, por lo tanto no se diga paellera. -Paella, es como desde siempre llamamos los valencianos a tan singular recipiente, al que por sus medidas se le ha desprovisto del mango y en su lugar se le han fijado dos asas ( sus remaches nos sirven como medida orientativa para calcular el caldo), por lo tanto la paella se trata de un receptáculo metálico, redondo, ancho, cóncavo y poco profundo. Seguramente la palabra procede del latín "patella". El hecho de decir paella, sólo se invoca el receptáculo, o sartén, los valencianos advertimos, que por muy exigentes que se pretenda ser con el léxico, el término en su origen, hace referencia al contenido, y no al continente. En la carta de cualquier restaurante del mundo, desde el más lujoso, al más modesto, aparecerá escrito paella.-Paella si, -y no paellera como dicen algunos por desconocimiento; -porque paellera en todo caso, sería la cocinera, y no el recipiente donde se cocina la paella. En gastronomía, no es el único caso, en Marruecos ocurre lo mismo con el Tajine: Que al igual que nuestra paella, ha tomado el nombre del recipiente donde se cocina (…)”.
Fdo.- Juan B. Viñals Cebriá.-presidente.