El enigma de la nebulosa espiral

Les aseguro que hay extrañas bestias en el cielo. Abajo a la derecha, la nebulosa remolino (click para ampliar).

No se si recordarán la foto del carro que subí hace unos días. Pues bien, en esa misma zona del cielo vive M51, la nebulosa remolino. De hecho, M51 está en la foto del otro día pero es demasiado tenue y pequeña como para poder apreciarla.

Las nebulosas, en mi opinión, son los objetos celestes más intrigantes. ...click para seguir leyendo... El movimiento periódico de los planetas y asteroides a través de las constelaciones tiene mucho misterio y los cometas son preciosos e imprevisibles. Pero a fin de cuentas, hace tiempo que se sabe que se trata de objetos relativamente cercanos, iluminados por el mismo sol que nos calienta a nosotros. En cambio, las nebulosas están fijas entre las estrellas, señal inequívoca de que están muy lejos, y tienen una apariencia difusa. ¿Qué deben ser?. Supongo que Galileo debió de preguntárselo, pero la respuesta  se hizo esperar hasta principios del siglo XX.

Probablemente el primero y el más famoso de los estudiosos del tema fue Charles Messier. Sobre 1760, Messier ejercía de cazador de cometas (Luis XV le llamó "hurón de cometas") desde su observatorio de Paris. A diferencia de ahora, en aquellos tiempos la capital de Francia no estaba profusamente iluminada y seguía siendo adecuada para la astronomía. Pero las nebulosas debían ser un estorbo para Messier ya que la cola de los cometas, cuando todavía está creciendo, puede fácilmente confundirse con una nebulosa. Escribió "Cuando el cometa de 1758 estaba entre los cuernos del Toro descubrí por encima del más meridional y a poca distancia de la Zeta del Toro una luz blanquecina, extendida en forma de llama de una vela, que no contenía estrellas. Esta luz era parecida a la del cometa que había observado antes..., sin cola ni barba". Messier se vio obligado a seguirla durante varias noches hasta llegar a la conclusión de que no se desplazaba ni cambiaba de aspecto: no era un cometa, sino una nebulosa. Después de algunas nebulosas, para no cometer más errores decidió elaborar el catálogo Messier, una recopilación de las nebulosas celestes ilustrada con dibujos.

M42, la nebulosa número 42 de las catalogadas por Messier. Dibujo original de Messier.

M31. Dibujo original de Messier.

Algunas de las nebulosas dibujadas por Messier, como la M42 (ver el primer dibujo), tenían el aspecto impreciso de una nube, mientras que otras parecían tener una estructura claramente diferenciada, como la M31, la nebulosa de Andrómeda (segundo dibujo). ¿Eran todas del mismo tipo? A falta de datos experimentales, no se podía ir más allá de la especulación.

En 1755 Kant se interesó por el tema, puesto que su primera vocación no fue la filosofía si no la astronomía. Kant dedujo correctamente que el Sistema Solar no fue creado directamente por Dios si no que se formó a partir de una gran nube de gas, una nebulosa. También dedujo que la Via Láctea era un gran disco giratorio pero no de gas, si no de estrellas. Y sin basarse en argumentos empíricos, intuyó que por lo menos algunas de las nebulosas como M31 eran islas de estrellas, galaxias como nuestra Via Láctea pero enormemente lejanas, a las que él llamó "universos isla".



Otros, por el contrario, suponían que no había más galaxia que la nuestra y que todas las nebulosas eran simplemente enormes nubes de gas, como M42.

(Telescopio de Rosse, imagen copiada de la red)

En 1847, con la esperanza de resolver esta y otras cuestiones Lord Rosse, hombre de gran riqueza y aficionado a la astronomía, decidió construir el telescopio más grande del mundo, que fue llamado el Leviatan de Parsontown. No se limitó a pagarlo si no que participó activamente en su diseño y construcción (y yo no puedo evitar hacer notar que los magnates actuales prefieren comprar equipos de fútbol). El telescopio de Rosse resultó ser un mónstruo, citado por Julio Verne en "De la Tierra a la Luna", que no fue superado en tamaño hasta 1917. Solamente podía moverse arriba y abajo, de modo que era necesario esperar a que el astro de interés pasara por delante, para poder observarlo durante unos segundos antes de que se perdiera de vista hasta la siguiente noche. Todo esto suponiendo que el cielo estuviera despejado... puesto que Rosse construyó el telescopio en Irlanda.

Pese a todas estas dificultades, Rosse y su equipo observaron el cielo con una nitidez sin precedentes, y una de sus observaciones más famosas fue M51, la nebulosa remolino que Messier había descrito como "tres faible". Es la que aparece en mi fotografía (y de hecho, es tan faible que mis pobres ojos apenas pueden verla en mi telescopio de 150mm). A falta de cámaras fotográficas, realizaron este dibujo:

Rosse era de la opinión de Kant, pensaba que algunas nebulosas eran enormes conjuntos de estrellas demasiado lejanas para ser observadas individualmente. Y realmente, viendo este dibujo cuesta creer que en M51 no haya algo girando a gran velocidad.

Al parecer, este dibujo tuvo una gran repercusión y circuló por toda Europa. Y ahora llegamos a Van Gogh y su cuadro "Starry night", en el que se ve un pequeño pueblo expuesto a un cielo repleto de estrellas, pero también de extrañas formas. Es un cielo enigmático y al mismo tiempo acogedor y perfectamente integrado en el paisaje, en el que algunos han querido ver una influencia directa del dibujo de Rosse. Van Gogh indudablemente era un genio con una percepción especial, pero empezó siendo un gran aficionado y observador de la naturaleza. ¿Quien sabe si ese sorprendente cielo es una intuición, una nube o una representación de la nebulosa remolino?

Pero llegamos al final sin haber desvelado el principal enigma: ¿Qué son las nebulosas y que es M51?. Kant tenía razón, algunas de las nebulosas son otras galaxias, son remolinos de mundos, cada uno con sus planetas. Entre esas, la M51. Realmente es un conjunto de dos galaxias, una grande y una pequeña. La atracción gravitatoria de la grande está devorando a la pequeña, en una escena dramática pero enormemente lenta. En otra ocasión les cuento como pudo averiguarse todo esto. Intervinieron cálculos complicados, instrumentos de precisión y sobretodo la intuición de una astrónoma sordomuda.

Si hubiera un planeta habitado en M51 y ayer por la noche un aficionado estuvo mirando hacia nosotros, no deben preocuparse: no nos vio como somos ahora, si no tal y como eramos hace 23 millones de años. Ese es el tiempo que tarda nuestra luz en desplazarse hasta alli. Si su telescopio hubiera sido suficientemente potente (pero eso es imposible), no me hubiera visto a mi, ni siquiera a un mono parecido a mi. Todavía no existían, la Tierra estaba en el Oligoceno.

Comentarios

Erna Ehlert ha dicho que…
hola campeón,
felices 100000, te mereces aun mucho mas.
Me encanta como explicas el cielo con sus "monstruos".
Es tan alucinante pensar en las dimensiones del Universo que mi cabeza no puede.
Cuando en la escuela nos contaron de las dimensiones y del la infinidad del Espacio ya me comía el coco intentando imaginar dimensiones sin limites.
Desde luego el cielo para mi tiene desde siempre una atracción tremenda.
Pero a ti te ha enganchado fuerte.
Bien!!! de esta manera nos enteramos algo leyendo tu blog.

Gracia y un abrazo
Joselu ha dicho que…
Sólo tengo una palabra que define mi impresión: fascinante. Siempre me han atraído poderosamente las imágenes de las nebulosas. Mi padre era un enamorado de la ciencia -y le salió un hijo prendado de la literatura que él consideraba anacrónica- leía libros sobre el cosmos con profusión de fotografías de nebulosas que me parecían -y siguen pareciendo- misteriosas y llenas de magia. Me quedaba embobado viendo aquellas fotografías. Da escalofríos pensar que en ellas hay millones de estrellas o miles de millones de estrellas. El universo produce una impresión de inmensidad y de extrañeza de lo no abarcable. ¡Hay tantas cosas que desconocemos...! He disfrutado tu post.
Anónimo ha dicho que…
Muy interesante, me encanto la nota final en (*)
Anónimo ha dicho que…
Con estos posts tan currados no sé como consigues mantener una frecuencia de publicación tan alta.
Em trec el barret.
ID ha dicho que…
Lo de las medidas en astronomía es una tarea enormemente difícil y compleja.

Sólo la distancia a las estrellas más cercanas, las que estan a pocos años luz (la más cercana está a cuatro años luz) puede ser medida directamente por observación gracias a la traslación de la Tierra en su órbita, la distancia a las demás estrellas se hace por medidas indirectas basadas en el diámetro observado de las estrellas y por semejanza. Como se puede suponer no resulta una medida terriblemente exacta y fiable.

El problema de las grandes distancias en el espacio y el tiempo que tarda en cubrirla la luz tiene un efecto palpable inmediato en la astronaútica pues a poco que una nave se aleja de la Tierra, por ejemplo a la distancia a Marte, el planeta más próximo, las comunicaciones entre la nave y la Tierra tardan minutos en atravesar la distancia.

Imaginar lo que supondría intentar manejar el Mars Explorer con un joystick desde la Tierra si cada instrucción tarda minutos en llegar y las imágenes de vuelta desde el Mars Explorer lo mismo.
Inés Toledo ha dicho que…
Eo... estoy intentando contactar con Nomes, perdón por entrar aquí en este plan.

Un besito nebuloso
frikosal ha dicho que…
Inés,
Si, ya veo que ha cerrado. Espero que sea algo temporal.
frikosal ha dicho que…
Erna,
Si, me ha enganchado fuerte. Yo soy muy obsesivo.
Chabela ha dicho que…
Interesantísimo lo que nos comentas de la nebulosa espiral y sobre el universo, las distancias y todo lo concerniente a este espacio infinito y prácticamente desconocido. Un relato fascinante, estupendo blog con unos temas que apasionan. Saludos y un abrazo!
Chabela ha dicho que…
Interesantísimo lo que nos comentas de la nebulosa espiral y sobre el universo, las distancias y todo lo concerniente a este espacio infinito y prácticamente desconocido. Un relato fascinante, estupendo blog con unos temas que apasionan. Saludos y un abrazo!
Chabela ha dicho que…
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