Detener el cielo, Saturno sin anillos y algunos recuerdos
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Yo funciono por obsesiones sucesivas. Ya me pasaba cuando iba a la escuela. Ocasionalmente me interesaba lo que daban en clase y entonces sacaba buenas notas, pero normalmente mi mente estaba totalmente ocupada en destripar radios y más tarde en montar relojes y mil cosas por el estilo -ninguna de ellas útil- y solía llegar con los deberes sin hacer. Todo esto desesperaba a mis padres que intuían que este comportamiento por fuerza tendría que llevarme al fracaso y a la miseria.
En segundo de carrera encontré un trabajo de programador de bases de datos que sintonizaba plenamente con mi principal obsesión de aquellos años, que era la programación. Yo llegaba a casa orgullosisimo con las diez mil pesetas que me pagaban por trabajar el sábado por la mañana, pero mi padre que ya estaba muy enfermo me hizo jurar que me dejaría de tonterías y me pondría a estudiar en serio para terminar la carrera, el único amuleto válido que me podría proteger de la ruína.
Así lo hice, finalmente me puse a estudiar en serio. Pero eso fue más tarde, dos años después de su muerte, cuando yo ya había perdido el tiempo casi de todas las maneras imaginables. ¿Tal vez no lo perdí completamente? ¿Hubiera podido ser de otra manera?
...click para seguir leyendo... Se me ha desenfocado el tema. Yo en realidad lo que quería decir es que ahora que las libélulas se esconden en el fondo de los ríos y los sapos todavía no tienen los ardores de la cópula, ahora yo estoy con la obsesión de las estrellas. Esto de la astronomía tiene mucho en común con el masoquismo ordinario: hay que cargar pesos, trasnochar y pasar frío. Los resultados son inciertos pero yo -que no soy más que un principiante- estoy empezando a tomar cariño a algunas estrellas.
Ya sabrán los lectores que las estrellas parecen girar aproximadamente en torno a la polar, de modo que si se fotografían durante más de unos segundos lo que se ve es su rastro circular. Para poder captarlas mejor, lo que se puede hacer es colocar la cámara en una montura ecuatorial (*) como si fuera un telescopio, que gira al revés que la Tierra y deshace el movimiento. De esta forma, aparentemente se detiene el cielo y las estrellas aparecen como puntos, pero entonces es la Tierra (con sus árboles y sus castillos) la que gira. Y el tiempo, en cualquier caso, sigue avanzando.
Probando esto y algunas cosas más se nos hicieron casi las cinco de la mañana el sábado pasado. En un momento apuntamos a Saturno con el telescopio. Se veía extraño el planeta de los anillos, como tachado por una línea y sin anillos. Entonces recordé con emoción que durante unos pocos meses la Tierra está justamente en el plano de los anillos de Saturno y se ven como una línea. Esta visión que desconcertó a Galileo no se repetirá hasta dentro de 80 años, según me dicen. Corran a buscar un telescopio si no quieren perdérselo.
(*) Aunque algunas personas pueden lograr lo mismo con un dispositivo manual hecho en casa, pero eso es más difícil.
Yo funciono por obsesiones sucesivas. Ya me pasaba cuando iba a la escuela. Ocasionalmente me interesaba lo que daban en clase y entonces sacaba buenas notas, pero normalmente mi mente estaba totalmente ocupada en destripar radios y más tarde en montar relojes y mil cosas por el estilo -ninguna de ellas útil- y solía llegar con los deberes sin hacer. Todo esto desesperaba a mis padres que intuían que este comportamiento por fuerza tendría que llevarme al fracaso y a la miseria.
En segundo de carrera encontré un trabajo de programador de bases de datos que sintonizaba plenamente con mi principal obsesión de aquellos años, que era la programación. Yo llegaba a casa orgullosisimo con las diez mil pesetas que me pagaban por trabajar el sábado por la mañana, pero mi padre que ya estaba muy enfermo me hizo jurar que me dejaría de tonterías y me pondría a estudiar en serio para terminar la carrera, el único amuleto válido que me podría proteger de la ruína.
Así lo hice, finalmente me puse a estudiar en serio. Pero eso fue más tarde, dos años después de su muerte, cuando yo ya había perdido el tiempo casi de todas las maneras imaginables. ¿Tal vez no lo perdí completamente? ¿Hubiera podido ser de otra manera?
...click para seguir leyendo... Se me ha desenfocado el tema. Yo en realidad lo que quería decir es que ahora que las libélulas se esconden en el fondo de los ríos y los sapos todavía no tienen los ardores de la cópula, ahora yo estoy con la obsesión de las estrellas. Esto de la astronomía tiene mucho en común con el masoquismo ordinario: hay que cargar pesos, trasnochar y pasar frío. Los resultados son inciertos pero yo -que no soy más que un principiante- estoy empezando a tomar cariño a algunas estrellas.
Ya sabrán los lectores que las estrellas parecen girar aproximadamente en torno a la polar, de modo que si se fotografían durante más de unos segundos lo que se ve es su rastro circular. Para poder captarlas mejor, lo que se puede hacer es colocar la cámara en una montura ecuatorial (*) como si fuera un telescopio, que gira al revés que la Tierra y deshace el movimiento. De esta forma, aparentemente se detiene el cielo y las estrellas aparecen como puntos, pero entonces es la Tierra (con sus árboles y sus castillos) la que gira. Y el tiempo, en cualquier caso, sigue avanzando.
Probando esto y algunas cosas más se nos hicieron casi las cinco de la mañana el sábado pasado. En un momento apuntamos a Saturno con el telescopio. Se veía extraño el planeta de los anillos, como tachado por una línea y sin anillos. Entonces recordé con emoción que durante unos pocos meses la Tierra está justamente en el plano de los anillos de Saturno y se ven como una línea. Esta visión que desconcertó a Galileo no se repetirá hasta dentro de 80 años, según me dicen. Corran a buscar un telescopio si no quieren perdérselo.
(*) Aunque algunas personas pueden lograr lo mismo con un dispositivo manual hecho en casa, pero eso es más difícil.
Comentarios
Inuits
Espero que sigas "perdiendo el tiempo" por muchos años!
Como decia Thoreau:
"I went to the woods because I wished to live deliberately, to front only the essential facts of life, and see if I could not learn what it had to teach, and not, when I came to die, discover that I had not lived."
En verano fijo que están las libélulas por delante...
Los que nos obsesionamos solemos, a menudo, convertirnos en adictos a esa obsesión. Y eso si que es chungo y difícil de controlar.
(He buscado "chungo en el diccionario de la RAE, por curiosidad, y está contemplada. Qué curioso)
Impressionants, les fotos.
De verdad son fabulosas y no lo digo por la tecnica, que como sabes no entiendo demasiado y con vos voy aprendiendo...
Ah!! te acordas que te dije que mis padres tenian una camara de cuando yo naci?? es una Agfa del 67 ojito ehhh que tiene sus años, jejeje!!! era la cámara que usaban los reporteros graficos de la Editorial Atlantida en Argentina. En agosto cuando viaje la recupero y me la traigo ;)
Besitos!!!
Por cierto la V que forman los avetos detras del arbol sin hojas dan mucho el pego.
Besos
Lionel Terray te incluiría en su club de los conquistadores de lo inútil.
La obsesión es combustible para el motor de la creatividad, para exprimir las neuronas a través de sendas irracionales.
PD: la próxima noche que te vayas de marcha, avisa, que llevaré el termo con café.
En fin...
también creo que sólo podemos juzgar lo que fue o no una pérdida de tiempo mucho después, y cuando lo hacemos, apenas importa ya.. extraño el tiempo
es muy mágica la imagen!
Yo coleccionaba escarabajos desde muy pequeño: mi padre todavía me dice que tengo la cabeza llena de grillos...
Pedro, yo también los criaba y les daba patatas de comer, eran de rayas negras y amarillas... ahora pienso que que santa fue mi madre...
Un saludo