Mi primera comunión y las grietas en la fe.
Después de mi primera comunión yo fui un ferviente niño cristiano. Pero dos pequeñas grietas que habían quedado en mi edificio doctrinal se fueron agrandando con el paso de los días. Y por ahí se me escapó rápidamente casi toda la fe. En tan solo unos pocos meses ya había perdido todo el interés por la Misa.
La primera grieta doctrinal fue de naturaleza estadística, la segunda resultó más dramática.
Al salir de colegio, los martes y los jueves nos íbamos cada uno a su parroquia para prepararnos para la primera comunión. A mi me tocó en nuestra enorme y glacial iglesia. Nos hacían pasar en silencio a la rectoría. La catequista era una señora de mediana edad, razonable y bondadosa. Nos hacía sentar alrededor de una mesa ovalada. Y allí dibujábamos escenas del nuevo testamento con los colores plastidecor.
Todavía resonaban los ecos del concilio vaticano segundo, y la catequista pasó casi de puntillas por encima de los tormentos del infierno. No recuerdo que mencionara el purgatorio y apenas insistió en los pecados contra el sexto mandamiento. ¿Tal vez esa suavidad doctrinal fue el error?
Pero a pesar de todo, a mi me parecía difícil alcanzar el cielo, con tantos pecados y tanto amor que había que tener por el prójimo. No me veía capaz, sinceramente. Y pregunté:
-¿Cuanta gente va al cielo?
Yo entonces tartamudeaba. Se quedó algo sorprendida la señora catequista, no me entendió o fingió no haberme entendido. Pero yo insistí:
-¿Cuantos van al cielo? ¿Casi todos, casi ninguno, la mitad? ¿Que porcentaje? Es que si no va casi nadie, a lo mejor es que es tan difícil que no merece la pena tratar de observar tantos mandamientos.
Dudó unos segundos, y yo creo que vi la verdadera respuesta en su mirada: ¿Como quieres que yo lo sepa? No hay forma ninguna de saberlo. Pero se sobrepuso para decir:
-No.. bueno.. si que va gente, si. Mmm, bastantes, si, bastantes.
Pero eso pasó. La catequista insistió algunas veces y mi débil voluntad de niño aceptó sus razones, creo que en realidad yo quería ser engañado. Hice la primera comunión con toda devoción en la enorme iglesia, atento al misterio de la Transubstanciación y vestido con pantalón corto, a pesar de que el día amaneció helado. Las anginas me dejaron dos semanas fuera de combate con antibióticos.
La segunda grieta fue algo más persistente, y la contaré otro día.
La primera grieta doctrinal fue de naturaleza estadística, la segunda resultó más dramática.
Al salir de colegio, los martes y los jueves nos íbamos cada uno a su parroquia para prepararnos para la primera comunión. A mi me tocó en nuestra enorme y glacial iglesia. Nos hacían pasar en silencio a la rectoría. La catequista era una señora de mediana edad, razonable y bondadosa. Nos hacía sentar alrededor de una mesa ovalada. Y allí dibujábamos escenas del nuevo testamento con los colores plastidecor.
Todavía resonaban los ecos del concilio vaticano segundo, y la catequista pasó casi de puntillas por encima de los tormentos del infierno. No recuerdo que mencionara el purgatorio y apenas insistió en los pecados contra el sexto mandamiento. ¿Tal vez esa suavidad doctrinal fue el error?
Pero a pesar de todo, a mi me parecía difícil alcanzar el cielo, con tantos pecados y tanto amor que había que tener por el prójimo. No me veía capaz, sinceramente. Y pregunté:
-¿Cuanta gente va al cielo?
Yo entonces tartamudeaba. Se quedó algo sorprendida la señora catequista, no me entendió o fingió no haberme entendido. Pero yo insistí:
-¿Cuantos van al cielo? ¿Casi todos, casi ninguno, la mitad? ¿Que porcentaje? Es que si no va casi nadie, a lo mejor es que es tan difícil que no merece la pena tratar de observar tantos mandamientos.
Dudó unos segundos, y yo creo que vi la verdadera respuesta en su mirada: ¿Como quieres que yo lo sepa? No hay forma ninguna de saberlo. Pero se sobrepuso para decir:
-No.. bueno.. si que va gente, si. Mmm, bastantes, si, bastantes.
Pero eso pasó. La catequista insistió algunas veces y mi débil voluntad de niño aceptó sus razones, creo que en realidad yo quería ser engañado. Hice la primera comunión con toda devoción en la enorme iglesia, atento al misterio de la Transubstanciación y vestido con pantalón corto, a pesar de que el día amaneció helado. Las anginas me dejaron dos semanas fuera de combate con antibióticos.
La segunda grieta fue algo más persistente, y la contaré otro día.
Comentarios
Aunque se empezó a agrietar poco después. Hasta hoy que soy una grieta todo yo.
Hace falta mucha fe o mucha ignorancia para tragarse todas las contradicciones que existen entre la revelación y la realidad.
Cada grieta en la fe es una lucha ganada por la razón.
Dijo alguien.
La humanidad progresa y se libera de Dios. El progreso podria hacernos felices, pero desde que se invento la agricultura estamos condenados a la autoextincion.
"Friko" ¡Hombre de poca fé! Osea que si es poca la gente que va al cielo para qué esforzarse ¿No?
A menos gente le toca la lotería y mira todo el mundo que juega, sobre todo en Navidad.
A mí me han hecho recuperar la fé las monjas de "Bloggesa".
¡Alabado sea el Señoooor!... Y con tu espírituuuuu.
"Igualito, igualito que a mi", le diría Zepo a Zapo en "Pic Nic", de Fernando Arrabal, pero también te lo digo yo.
En mi caso, intenté rellenar las grietas con otras versiones del cristianismo, pero no hubo manera.
Lo peor, pienso, es que esas grietas dejan cicatrices imborrables en nuestras maneras de pensar y actuar, y que tras las mismas se esconde la mano humana,-disfrazada de divina- satisfecha de haber manipulado resortes que están a salvo de la razón, y al servicio de sus intereses.
Llego aquí después de ver sus increíblemente... increíbles fotos. Le pido permiso para utilizar una como fondo de pantalla del ordenador, que no quiero ser maleducada.
Y ya veo que Mad Hatter es un muchacho traviesillo.
Un saludo, Frikosal
Al menos en mi caso
La idea de Dios es universal en todas las culturas por verse favorecida por la selección natural en todos los que, habiendo accedido al conocimiento y habiendo intuido que éste era útil para sobrevivir, sintieron pánico al darse cuenta de que todavia no conocian nada.
Dijo alguien, y otro alguien lo resumió genialmente en "La religión es el opio del pueblo"
Apuesten señores, que esto se anima!
A mí hay sacramentos que me gustan y otros no. Supongo que soy un hereje. La primera comunión me horripila. El bautismo me parece entrañable. La extremaunción está llena de tensión dramática y no me importaría. Hace muy poco comulgué después de más de 30 años. Ni siquiera en mi boda,por la iglesia, lo hice. Pero entré un día solo en la catedral de Lugo y sucumbí a la tentación. Además no lo hice delante de nadie que se pudiera ofender por mi gesto. Sin embargo, no fuí capaz de acercarme al confesionario. Cualquier día me decido.
Si alguien me pide alguna vez cuentas eso es lo que hay.
Pero qué es eso de que la fé es como la virginidad. Nunca es tarde si la dicha es buena, hermano "Futuro catequista bloguero".
Y el "hombredebarro" con el que nos moldeó el Señor, a su imagen y semejanza, va y me suelta que hay sacramentos que le gustan y otros no, como si fueran cromos, vamos.
Y ahora "Bloggesa" me dirá que a su osito de peluche le ha puesto de nombre "Jesucristo" o peor aún "Emmanuel", a no, eso sí que no, por ahí ya no paso.
¡Que Dios nos coja confesados!
Mad,
Bueno, a mi me parecía muy complicado. Si fuera tan difícil como por ejemplo ganar el concurso de eurovision (que estaba de moda entonces), pues casi que no merecia la pena intentarlo y resignarse al infierno. Digo yo.
Mosquito,
Exactamente, parcelas a salvo de la razon.
Bloggesa,
Para el fondo de pantalla por supuesto. Se agradece que lo preguntes. Es mas, si me dices cual te la mando mas grande.
Futuro,
Yo no es que lo vea mal, menos si al niño le apetece. Solamente cuento mi experiencia. No se si es irreversible, tal vez se pueda volver a la fe. Yo creo que es un don, sin ironia.
Ignis,
Lee el libro de Dawkins, el ultimo. Te va a gustar. Lo de la agricultura lo dejo para otro dia, si no te importa.
Hombredebarro,
Yo respeto todos los puntos de vista. Si te sientes comodo asi, adelante. Como decia antes, yo solamente cuento mi experiencia y doy mi opinion. La extremauncion yo la veo un poco dura.
Mad,
Es tiempo de descreidos, ya ves.
Espero impaciente la segunda grieta.
La pregunta... cuantos van al cielo? me ha hecho recordar mi infancia,concretamente cuando estaba haciendo la catequesis. Fue entoces cuando avisaron a mis padres, debido a que cualquier mención de la biblia o historia de las sagradas escrituras yo la cuestionaba, la analizaba y suponían que esas preguntas o ideas eran infundidas por alguien de casa y no de mi propia cosecha. A pesar de ello hice la comunión, (episodio oscuro de mi vida).