Vivac
Siempre me ha gustado dormir en la naturaleza. En mis tiempos de estudiante, más de una vez había pasado a buscar a unos amigos que vivían en un piso compartido y, sin previo aviso, les decía: "¿Nos vamos al monte?". Empaquetábamos un viejo saco de dormir, una guitarra y un par de cosas más, y salíamos por la tarde, en coche un rato y después andando.
Entonces charlábamos hasta muy tarde.. eramos jóvenes, y podíamos dormir en el suelo, en una cueva.. y recuerdo a uno de mis amigos tocando de memoria la música de Pink Floyd y al otro llevando siempre un absurdo e incómodo farolillo de barco a todas partes.
Ahora también tengo que quedarme a dormir en el monte para poder hacer esas fotos que deben hacerse justo antes del amanecer. Y recuerdo las escenas de Dersu Uzala, cuando el Capitán Arseniev se dejaba guiar por los sabios consejos del viejo cazador para poder elegir un lugar adecuado. Es cierto, aquí no tenemos que enfrentarnos al frío de la taiga. Pero Dersu y el Capitán, incluso en verano, encendían siempre un fuego. Como lo hacía John Muir en Yosemite.
En nuestro mundo, esto está totalmente prohibido, con toda la razón, y uno tiene que enfrentarse al desagradable rocío que siempre viene a darnos los buenos días. Entonces es Odiseo el que me viene a la memoria, cuando dice ¿Qué es lo que al fin me va a suceder? Si paso la molesta noche junto al río, quizás la dañosa helada y el fresco rocío me acaben y exhale yo el último aliento a causa de mi debilidad; y una brisa glacial viene del río antes de rayar el alba.
Ustedes estarán pensando que una tienda de campaña es la solución para este problema, pero la cámara, el horriblemente pesado 14-24, el trípode, el saco.. y la tienda, todo eso es demasiado para mi espalda. En las dos entradas siguientes les cuento dos o tres trucos que permiten ahorrar muchos kilos. Uno de ellos hace referencia a la tienda de campaña y tiene que ver con la física de partículas.
Entonces charlábamos hasta muy tarde.. eramos jóvenes, y podíamos dormir en el suelo, en una cueva.. y recuerdo a uno de mis amigos tocando de memoria la música de Pink Floyd y al otro llevando siempre un absurdo e incómodo farolillo de barco a todas partes.
Ahora también tengo que quedarme a dormir en el monte para poder hacer esas fotos que deben hacerse justo antes del amanecer. Y recuerdo las escenas de Dersu Uzala, cuando el Capitán Arseniev se dejaba guiar por los sabios consejos del viejo cazador para poder elegir un lugar adecuado. Es cierto, aquí no tenemos que enfrentarnos al frío de la taiga. Pero Dersu y el Capitán, incluso en verano, encendían siempre un fuego. Como lo hacía John Muir en Yosemite.
En nuestro mundo, esto está totalmente prohibido, con toda la razón, y uno tiene que enfrentarse al desagradable rocío que siempre viene a darnos los buenos días. Entonces es Odiseo el que me viene a la memoria, cuando dice ¿Qué es lo que al fin me va a suceder? Si paso la molesta noche junto al río, quizás la dañosa helada y el fresco rocío me acaben y exhale yo el último aliento a causa de mi debilidad; y una brisa glacial viene del río antes de rayar el alba.
Ustedes estarán pensando que una tienda de campaña es la solución para este problema, pero la cámara, el horriblemente pesado 14-24, el trípode, el saco.. y la tienda, todo eso es demasiado para mi espalda. En las dos entradas siguientes les cuento dos o tres trucos que permiten ahorrar muchos kilos. Uno de ellos hace referencia a la tienda de campaña y tiene que ver con la física de partículas.
Comentarios
Nosotros buscábamos oquedades ergonómicas sobre enormes rocas de granito; solo que entonces, la "ergonomía" no estaba de moda. Hoy se darían de patadas a las puertas de la fnac de saber que existen rocas ergonómicas.
Es una experiencia hermosamente paleolitica. No en vano soy un hippy reciclado.
Nada que ver con los vivacs actuales, enfundados en un saco GORE-TEX en una tienda MARMOT, por ejemplo. Aunque el vivac auténtico es sin tienda, claro.
Recuerdo mi primer saco. Mi primer saco era una manta militar cosida en ele. El colchón era auténtico. Llevaba siempre en mi mochila ALpina, una colcha vieja cosida en L con una cremallera em la cabeza. Manufactura de mi querídisima madre.
Eses "saco-saco" se rellenaba de paja de algun agricultor de la zona o de hojas de pino o de psicodélicas hojas secas de maíz, esta última opción no era consejable por lo ruidoso.
Una vez abandonado el destino se vaciaba el saco-saco.
Viejas historias del abuelito.
No hay nada como un vivac o bivac como escribimos en catalán.
Muy recomendable para quien no lo haya experimentado.
A centenares de metros de la superficie, cuando apagas la luz, la oscuridad y el silencio es total (si no hay un curso de agua próximo), y la sensación de soledad, de estar y contar solo con uno mismo, es tan grande, que los sentidos se agudizan hasta extremos inverosímiles, hasta el "tic tac" del reloj electrónico de pulsera, suena como el viejo reloj de péndulo de casa la abuela... y en cierta forma, se distorsiona el sentido de la realidad y del tiempo.
Eso si, se duerme en la tranquilidad mas absoluta... pero claro, hace frío, humedad, y si no se lleva una hamaca de red... el suelo está muy duro!
Gracias, me alegra que te guste mi foto !
Rocas ergonómicas jaja
Un día tienes que venir, ya sabes que nos falta una rapsoda. Y por cierto que sales tu en la próxima entrada, verás..
En algunas cosas, las fibras naturales todavía no han podido ser superadas. Por ejemplo, la pluma es el mejor aislante, a igualdad de peso. Pero el carbono, el aluminio, gore tex.. han mejorado mucho.
Está muy bien lo del saco rellenable !
Un amigo que hacía espeleo, y que a veces lee estas entradas (a ver si se lee esta) me contó cosas parecidas, durmiendo bajo tierra. Yo fui con él un par de veces, pero no a dormir. Esa humedad.. brrr.
Espera a ver lo que comentaré de la tienda. He encontrado una que pesa menos que el objetivo !
Mmmm, Dersu Uzala, me encantó la historia y la película – inolvidables.
Y encima Pink Floyd.
!Vaya gozada!
La foto del paisaje nocturno es de una belleza total.