El frío
Mi homenaje a los increiblemente sufridos astrónomos aficionados.
El buen Dios, en su infinita sabiduría que a veces nos cuesta tanto entender, a mi me hizo más bien debilucho y enfermizo. Hay gente que está mucho peor, claro, pero a mi me basta un pequeño sobreesfuerzo para hacerme daño en alguna articulación, dormir en una cama mala para tener dolor de riñones dos semanas o salir sin haberme secado bien el pelo para resfriarme. Pero al mismo tiempo, me hizo un apasionado seguidor de los amaneceres, las libélulas, las montañas y las estrellas. Para todas estas cosas me hubiera ido muy bien tener un cuerpazo de atleta, pero como siempre decía mi padre, "las cosas son como son y no como uno quisiera que fueran". Pero no todo es negativo. Mis dificultades en el medio natural, que son mayores que las que otras personas experimentan, me hacen valorarlo mucho más. Hoy les hablaré del frío.
Hay dos clases básicas de frío en mi opinión. El primero es el frío del montañista. Es la gelidez espectacular del monte, de las temperaturas muchos grados bajo cero. Este frío no debe medirse solamente en grados centígrados, puesto que en realidad la sensación de frío (o calor) se debe al flujo de energía que entra o sale de nuestro cuerpo, y este depende de la temperatura, pero también de la humedad y de la velocidad del viento. Esto último es muy importante. Para facilitar las cosas, se ha inventado el concepto de sensación térmica, que es la temperatura equivalente que nos produciría la misma sensación de frío sin viento. Si consultamos una tabla, como la que viene aquí, veremos que un viento de 24 km/h convierte una temperatura de 5 grados, en -5 grados (!), que bajan a -7.5 si el viento es de 32 km/h. Pero ¿como saber la velocidad del viento? Una manera fácil de tener una idea aproximada es la escala Beaufort, que se basa en los efectos observables del viento. Un valor de 6, por ejemplo, se describe como "Se mueven las ramas de los árboles, dificultad para mantener abierto el paraguas". Esto, que no es infrecuente en la cima de una montaña, incluso de una montaña modesta, corresponde a una velocidad de 39 a 49km/h, y provocaría una sensación térmica de -10 grados en el ejemplo anterior. De modo que mucho cuidado con el viento (por no hablar de la terrorífica ventisca) que en realidad puede ser peor que la temperatura, sobretodo si estamos en reposo.
El otro frío es el frío del informático. Este frío, no tan peligroso como el anterior, puede llegar a ser muy nocivo, y no se debe a la temperatura si no principalmente a la inactividad. Una persona sentada delante de un libro, o de un ordenador, tiene su metabolismo casi al mínimo a pesar de que su mente pueda estar muy activa. Nuestro cuerpo evolucionó para vivir en movimiento y no para esta situación tan particular, de modo que en estas condiciones, el organismo apenas genera calor y nuestro sistema de termoregulación falla. Una temperatura tan benigna como 15 o 16 grados, al cabo de una o dos horas puede llegar a producir un frío intenso que se nos mete dentro y que puede enfermarnos. Si estamos andando, a la misma temperatura podemos tener calor, puesto que nuestra actividad metabólica es unas 3 o 4 veces superior. La actividad metabólica se puede medir en met, donde 1 met es el calor que se desprende estando en reposo, y que depende de la persona. Un buen ejemplo es el partido de fútbol en invierno. Los jugadores, además de cobrar verdaderas fortunas, están corriendo y su actividad metabólica puede ser de 10 o más met, de modo que a pesar de ir en calza corta están sudando (subir a una montaña, andando, equivale a algo parecido a correr a ritmo suave por una superficie plana, de modo que al subir normalmente tendremos calor incluso estando por debajo de cero grados). Mientras tanto, los espectadores pueden pasar un frío horrible. Además, la actividad metabólica de base depende de la masa muscular. El informático, condenado a un trabajo sedentario, si no se cuida mucho va a tener una masa muscular mínima, de modo que va a tender al sobrepeso y al frío. La gente piensa que la grasa aisla del frío y que un gordo no tiene frío, pero esto es un error. Los escaladores, que son puro músculo, pueden estar en reposo confortablemente vestidos con una camiseta mientras que a su lado el informático del ejemplo va a necesitar un anorak.
Y para terminar, ¿cual es el peor de todos los fríos, el tercer frío, el frío más terrible?. Sin dudarlo: una combinación de los dos tipos básicos, el frío del fotógrafo o el del astrónomo, que tienen que estar al aire libre, de noche, bajo cero o con viento, como los montañistas, pero además en una actividad que a pesar de exigir toda la concentración, es absolutamente sedentaria, como la de los informáticos (todavía es peor si antes de empezar a hacer fotos se ha tenido que subir, dejando la ropa sudada: por más frío que haga, más vale cambiarse la camiseta). Al cabo de una o dos horas en estas condiciones, el riesgo de hipotermia es grave. Clyde Tombaugh, descubridor de Plutón, estuvo a punto de morir de frío delante del telescopio. Sin llegar a estos extremos, si queremos que las fotos salgan bien, debemos vestir de forma que tengamos un mínimo confort térmico. De lo contrario, el cuerpo no tiene energía para alimentar al cerebro y las fotos no pueden salir bien.
El buen Dios, en su infinita sabiduría que a veces nos cuesta tanto entender, a mi me hizo más bien debilucho y enfermizo. Hay gente que está mucho peor, claro, pero a mi me basta un pequeño sobreesfuerzo para hacerme daño en alguna articulación, dormir en una cama mala para tener dolor de riñones dos semanas o salir sin haberme secado bien el pelo para resfriarme. Pero al mismo tiempo, me hizo un apasionado seguidor de los amaneceres, las libélulas, las montañas y las estrellas. Para todas estas cosas me hubiera ido muy bien tener un cuerpazo de atleta, pero como siempre decía mi padre, "las cosas son como son y no como uno quisiera que fueran". Pero no todo es negativo. Mis dificultades en el medio natural, que son mayores que las que otras personas experimentan, me hacen valorarlo mucho más. Hoy les hablaré del frío.
Hay dos clases básicas de frío en mi opinión. El primero es el frío del montañista. Es la gelidez espectacular del monte, de las temperaturas muchos grados bajo cero. Este frío no debe medirse solamente en grados centígrados, puesto que en realidad la sensación de frío (o calor) se debe al flujo de energía que entra o sale de nuestro cuerpo, y este depende de la temperatura, pero también de la humedad y de la velocidad del viento. Esto último es muy importante. Para facilitar las cosas, se ha inventado el concepto de sensación térmica, que es la temperatura equivalente que nos produciría la misma sensación de frío sin viento. Si consultamos una tabla, como la que viene aquí, veremos que un viento de 24 km/h convierte una temperatura de 5 grados, en -5 grados (!), que bajan a -7.5 si el viento es de 32 km/h. Pero ¿como saber la velocidad del viento? Una manera fácil de tener una idea aproximada es la escala Beaufort, que se basa en los efectos observables del viento. Un valor de 6, por ejemplo, se describe como "Se mueven las ramas de los árboles, dificultad para mantener abierto el paraguas". Esto, que no es infrecuente en la cima de una montaña, incluso de una montaña modesta, corresponde a una velocidad de 39 a 49km/h, y provocaría una sensación térmica de -10 grados en el ejemplo anterior. De modo que mucho cuidado con el viento (por no hablar de la terrorífica ventisca) que en realidad puede ser peor que la temperatura, sobretodo si estamos en reposo.
El otro frío es el frío del informático. Este frío, no tan peligroso como el anterior, puede llegar a ser muy nocivo, y no se debe a la temperatura si no principalmente a la inactividad. Una persona sentada delante de un libro, o de un ordenador, tiene su metabolismo casi al mínimo a pesar de que su mente pueda estar muy activa. Nuestro cuerpo evolucionó para vivir en movimiento y no para esta situación tan particular, de modo que en estas condiciones, el organismo apenas genera calor y nuestro sistema de termoregulación falla. Una temperatura tan benigna como 15 o 16 grados, al cabo de una o dos horas puede llegar a producir un frío intenso que se nos mete dentro y que puede enfermarnos. Si estamos andando, a la misma temperatura podemos tener calor, puesto que nuestra actividad metabólica es unas 3 o 4 veces superior. La actividad metabólica se puede medir en met, donde 1 met es el calor que se desprende estando en reposo, y que depende de la persona. Un buen ejemplo es el partido de fútbol en invierno. Los jugadores, además de cobrar verdaderas fortunas, están corriendo y su actividad metabólica puede ser de 10 o más met, de modo que a pesar de ir en calza corta están sudando (subir a una montaña, andando, equivale a algo parecido a correr a ritmo suave por una superficie plana, de modo que al subir normalmente tendremos calor incluso estando por debajo de cero grados). Mientras tanto, los espectadores pueden pasar un frío horrible. Además, la actividad metabólica de base depende de la masa muscular. El informático, condenado a un trabajo sedentario, si no se cuida mucho va a tener una masa muscular mínima, de modo que va a tender al sobrepeso y al frío. La gente piensa que la grasa aisla del frío y que un gordo no tiene frío, pero esto es un error. Los escaladores, que son puro músculo, pueden estar en reposo confortablemente vestidos con una camiseta mientras que a su lado el informático del ejemplo va a necesitar un anorak.
Y para terminar, ¿cual es el peor de todos los fríos, el tercer frío, el frío más terrible?. Sin dudarlo: una combinación de los dos tipos básicos, el frío del fotógrafo o el del astrónomo, que tienen que estar al aire libre, de noche, bajo cero o con viento, como los montañistas, pero además en una actividad que a pesar de exigir toda la concentración, es absolutamente sedentaria, como la de los informáticos (todavía es peor si antes de empezar a hacer fotos se ha tenido que subir, dejando la ropa sudada: por más frío que haga, más vale cambiarse la camiseta). Al cabo de una o dos horas en estas condiciones, el riesgo de hipotermia es grave. Clyde Tombaugh, descubridor de Plutón, estuvo a punto de morir de frío delante del telescopio. Sin llegar a estos extremos, si queremos que las fotos salgan bien, debemos vestir de forma que tengamos un mínimo confort térmico. De lo contrario, el cuerpo no tiene energía para alimentar al cerebro y las fotos no pueden salir bien.
Comentarios
...despacio.
Siempre hice deporte,...deporte 'inteligente'.
(hace dos años que no, pero ya volveré)
Mi profesor de judo era uno de los mejores médicos psiquiatras de Galicia.
Esto cuando tenía catorce, quince y dieciséis años.
Era tan exquisito, que siempre me decía,...
...la niña del frío,...suerte que también haces baile.
Es muy duro el frío.
Buenas noches, y besos.
Esperemos que la infinita misericordia del buen Dios no sea también incomprensible, y provea sus asentamientos de arbustos, refugios, cortavientos y lo que fuere menester para su mejor acomodo.
De todos modos...abríguese y busque la esponta!!
Qué frío deben pasar, también, las estrellas fugaces.
Gracias.
Una calurosa ovación.
Saludos.
No se preocupen que el taller de paisaje astronomico de Vacarisses se hace muy cerca de un edificio !
Otro dia les hablo de la ropa
Buenos días
Besos también.
:)
Salut, y feliz solsticio.
Me gusta la foto alegre de los astrónomos, la idea del frío y el cielo!
Ha probado usted a aprender claqué para practicarlo mientras fotografía?