Los cometas y yo
El Lulin, fotografiado como si fuera una libélula.
Cometa Halley, 1986
El año 1986, la agrupación astronómica de mi ciudad-dormitorio organizó una salida nocturna para ver el cometa Halley. Yo entonces -aunque parezca mentira- ya era un triste estudiante de COU en las Escuelas Pías (de las que no puedo decir absolutamente nada bueno). Mi padre era muy protector, pero contra todo pronóstico me permitió subir al Renault Once de unos generosos desconocidos que condujeron durante casi tres horas hasta alejarse lo suficiente de la contaminación luminosa. Cuando llegamos ya estaban montando los telescopios. Es un arte incierto este de apuntar a las estrellas, y todavía más a los cometas: los preparativos duraron horas y horas. Para amenizarlos, otro de los telescopios se dirigió al planeta Saturno que me pareció realmente maravilloso con sus enormes anillos. Uno de los asistentes, un chico norteamericano al que después todo el mundo negó conocer, optó por traer una muy poco científica botella de JB, que terminó bebiéndose casi enteramente después de haberla ofrecido a todo el mundo.
Cuando la gente ya empezaba a desesperarse, el maquinista logró finalmente que la montura ecuatorial apuntase al cometa Halley. Con gran expectación, todos los asistentes esperamos nuestro turno para poder ver al maravilloso Halley. Uno de los primeros fue el americano, ya totalmente borracho. Miró por el ocular unos segundos, escupió al suelo y exclamó:
-¿Eso es el Halley? ¡Parece un espermatoozoide chafado!
Cuando me tocó a mi, pude confirmar que su descripción era, en lo esencial, correcta. Los placeres que proporciona la astronomía son grandes, pero no fáciles.
Cometa Hale-Bopp, 1997
En el 97 yo era un agrimensor completamente absorto en mi trabajo. Que años aquellos, cuantas horas pasadas ¿en vano? delante del ordenador sin pensar en nada más que trabajar... pero una noche mi amigo y compañero de despacho me propuso ir a ver al inolvidable cometa Hale-Bopp. A unos pocos kilómetros de la ciudad dormitorio, según se decía, el cielo ya era lo bastante oscuro como para poder ver al gran cometa. Unos días antes, los miembros de una secta se habían suicidado en masa, a instancias del gurú, con la esperanza de que sus almas montarían en una nave espacial camuflada en la cola (cosa que no era más absurda que otras creencias convencionales). De modo que el Hale-Bopp debería ser algo digno de verse, un buen cometa para transportar cómodamente a muchos fieles. Dejamos el coche junto a la carretera y subimos monte arriba para ganar algo de altura. Finalmente nos atrevimos a mirar al sur-este y en efecto, justo encima de las luces de la ciudad estaba el magnífico cometa.
Era enorme, algo ténue pero bellísimo y al mismo tiempo siniestro. No es de extrañar que antiguamente, cuando la gente miraba al cielo de noche, se creyera que eran portadores de desgracias. Regresamos a la ciudad admirados por el espectáculo que habíamos contemplado, y pensando en trabajar un poco menos y aficionarnos a alguna cosa bonita e intrascendente, como fotografiar libélulas o galaxias.
Esa fue una de las muchas salidas que hicimos juntos y para mi los cometas siempre estarán asociados al recuerdo inolvidable de su amistad. Unos años más tarde falleció, sin haber fotografiado ninguna libélula. Pero esa es otra historia.
Cometa Lulin, 2009
Ahora en el 2009 yo soy el que escribo. A última hora de la tarde dejé a la familia en el hotel y subí monte arriba en coche, esta vez dispuesto a hacer mis propias observaciones. Cuando llegué al lugar acordado, que es uno de los más oscuros en el noreste de la península, ya estaban allí mis amigos, con su telescopio montado sobre la nieve, a punto de empezar una extraordinaria fotografía. Mi objetivo, además de pasar un tranquilo fin de semana con la familia, era fotografiar la galaxia de Andrómeda. Pero -un poco absurdamente- había tenido que dejar el telescopio en casa por que no había forma de meterlo en el maletero del coche junto con el resto del equipaje. La vida, dicen, es lo que te va sucediendo mientras tu intentas planificarla. Solamente llevaba la montura ecuatorial, que es lo que permite detener el movimiento de las estrellas, y la cámara con el teleobjetivo.
Una vez fotografiada la galaxia resultó que el cometa ya había salido -los cuerpos celestes salen y se ponen, igual que el sol. De modo que siguiendo las indicaciones que me dieron, pude localizar al cometa, también cerca de Saturno. Y le fotografié modestamente, usando el objetivo de 180 milímetros de fotografiar libélulas. Si pinchan para ampliar la foto, verán -en tan solo tres fotogramas- al cometa de color verde surcar el cielo majestuosamente entre las estrellas (y si no funciona pulsen aquí). Hubiera tenido que hacer más fotos para completar la secuencia (y que estupendo sería poderle ver ahora abandonar el encuadre como una gran dama desairada que sube escaleras arriba). Pero la temperatura era de cuatro grados bajo cero y estando quieto frente a la cámara el cerebro se embota... de modo que dejé al cometa y pasé a hacer otra foto que tal vez un día les muestre. Esta del cometa no creo que pueda mejorarla, el cometa Lulin tardará más de dos mil años en regresar, si es que regresa, que ya veremos.
Cometa Halley, 1986
El año 1986, la agrupación astronómica de mi ciudad-dormitorio organizó una salida nocturna para ver el cometa Halley. Yo entonces -aunque parezca mentira- ya era un triste estudiante de COU en las Escuelas Pías (de las que no puedo decir absolutamente nada bueno). Mi padre era muy protector, pero contra todo pronóstico me permitió subir al Renault Once de unos generosos desconocidos que condujeron durante casi tres horas hasta alejarse lo suficiente de la contaminación luminosa. Cuando llegamos ya estaban montando los telescopios. Es un arte incierto este de apuntar a las estrellas, y todavía más a los cometas: los preparativos duraron horas y horas. Para amenizarlos, otro de los telescopios se dirigió al planeta Saturno que me pareció realmente maravilloso con sus enormes anillos. Uno de los asistentes, un chico norteamericano al que después todo el mundo negó conocer, optó por traer una muy poco científica botella de JB, que terminó bebiéndose casi enteramente después de haberla ofrecido a todo el mundo.
Cuando la gente ya empezaba a desesperarse, el maquinista logró finalmente que la montura ecuatorial apuntase al cometa Halley. Con gran expectación, todos los asistentes esperamos nuestro turno para poder ver al maravilloso Halley. Uno de los primeros fue el americano, ya totalmente borracho. Miró por el ocular unos segundos, escupió al suelo y exclamó:
-¿Eso es el Halley? ¡Parece un espermatoozoide chafado!
Cuando me tocó a mi, pude confirmar que su descripción era, en lo esencial, correcta. Los placeres que proporciona la astronomía son grandes, pero no fáciles.
Cometa Hale-Bopp, 1997
En el 97 yo era un agrimensor completamente absorto en mi trabajo. Que años aquellos, cuantas horas pasadas ¿en vano? delante del ordenador sin pensar en nada más que trabajar... pero una noche mi amigo y compañero de despacho me propuso ir a ver al inolvidable cometa Hale-Bopp. A unos pocos kilómetros de la ciudad dormitorio, según se decía, el cielo ya era lo bastante oscuro como para poder ver al gran cometa. Unos días antes, los miembros de una secta se habían suicidado en masa, a instancias del gurú, con la esperanza de que sus almas montarían en una nave espacial camuflada en la cola (cosa que no era más absurda que otras creencias convencionales). De modo que el Hale-Bopp debería ser algo digno de verse, un buen cometa para transportar cómodamente a muchos fieles. Dejamos el coche junto a la carretera y subimos monte arriba para ganar algo de altura. Finalmente nos atrevimos a mirar al sur-este y en efecto, justo encima de las luces de la ciudad estaba el magnífico cometa.
Era enorme, algo ténue pero bellísimo y al mismo tiempo siniestro. No es de extrañar que antiguamente, cuando la gente miraba al cielo de noche, se creyera que eran portadores de desgracias. Regresamos a la ciudad admirados por el espectáculo que habíamos contemplado, y pensando en trabajar un poco menos y aficionarnos a alguna cosa bonita e intrascendente, como fotografiar libélulas o galaxias.
Esa fue una de las muchas salidas que hicimos juntos y para mi los cometas siempre estarán asociados al recuerdo inolvidable de su amistad. Unos años más tarde falleció, sin haber fotografiado ninguna libélula. Pero esa es otra historia.
Cometa Lulin, 2009
Ahora en el 2009 yo soy el que escribo. A última hora de la tarde dejé a la familia en el hotel y subí monte arriba en coche, esta vez dispuesto a hacer mis propias observaciones. Cuando llegué al lugar acordado, que es uno de los más oscuros en el noreste de la península, ya estaban allí mis amigos, con su telescopio montado sobre la nieve, a punto de empezar una extraordinaria fotografía. Mi objetivo, además de pasar un tranquilo fin de semana con la familia, era fotografiar la galaxia de Andrómeda. Pero -un poco absurdamente- había tenido que dejar el telescopio en casa por que no había forma de meterlo en el maletero del coche junto con el resto del equipaje. La vida, dicen, es lo que te va sucediendo mientras tu intentas planificarla. Solamente llevaba la montura ecuatorial, que es lo que permite detener el movimiento de las estrellas, y la cámara con el teleobjetivo.
Una vez fotografiada la galaxia resultó que el cometa ya había salido -los cuerpos celestes salen y se ponen, igual que el sol. De modo que siguiendo las indicaciones que me dieron, pude localizar al cometa, también cerca de Saturno. Y le fotografié modestamente, usando el objetivo de 180 milímetros de fotografiar libélulas. Si pinchan para ampliar la foto, verán -en tan solo tres fotogramas- al cometa de color verde surcar el cielo majestuosamente entre las estrellas (y si no funciona pulsen aquí). Hubiera tenido que hacer más fotos para completar la secuencia (y que estupendo sería poderle ver ahora abandonar el encuadre como una gran dama desairada que sube escaleras arriba). Pero la temperatura era de cuatro grados bajo cero y estando quieto frente a la cámara el cerebro se embota... de modo que dejé al cometa y pasé a hacer otra foto que tal vez un día les muestre. Esta del cometa no creo que pueda mejorarla, el cometa Lulin tardará más de dos mil años en regresar, si es que regresa, que ya veremos.
Comentarios
Un saludo.
un avion? un satelite artificial? ya lo ha visto esto el Hermano Joaquin?
:-)
Eres un crack frikosal. Siempre disfruto con tu blog.
Un saludo.
¡ Que alegría verte por aquí !
Muchas gracias.
La foto de tu amigo espectacular.
Yo también ví el Hale Bopp en su momento. Sí que es impresionante todo este tema de la astronomía, pero me siento de un chiquitín cuando pienso en ello...
Recuerdo que el Cometa Hale-Bopp tenía dos colas. Lo vi nítido sobre el cielo de Ciutadella y por poco me caigo de culo.
Yo no se casi nada, no creas. Pero la gracia está en ir descubriendo las cosas..
De todos las formas posibles de organización social, ya sean terrestres o alinenigenas, cabe distiguir, según señala acertadamente J. Kaprun, las monarquías perfectas como las hormigas, que están formadas por individuos genéticamente iguales vida sexual y las demás, formadas por individuos con una cierta autonomía e interés por la cópula.
En estas últimas siempre existirán formas de vida parasitarias, entre las que no se puede incluir en modo alguno a los esforzados agrimensores ni a los dibujantes de cruasanes.
Si quiere le pongo algún ejemplo.
Es un magnifico tema para entusiasmarse, el del cielo y la noche...
El morbo de que la próxima función será desde la tumba?
Cuando Saturno deje de enseñar su "lado malo" no estaría nada mal que nos lo enseñases en alguna foto para los que no tenemos opción de verlo (ni sabemos si cae al fondo a la derecha o en la tercera puerta a la izquierda, todo hay que decirlo).
Como bien dices, una de las mejores cosas en la vida es no parar de aprender. Mi próximo reto: averiguar qué es un agrimensor :)
Gracias Friko por activar el disparador de recuerdos!!!
Desde entonces me hice asídua tuya y creo que nunca te pedí nada a cambio, te sigo porque aprendo y me gusta...
Hoy te pido que me visites, esta entrada merece la pena que se extienda, y creo que estoy en mi derecho de suplicar...
No te quedes en lo mío, eso no importa... entra en los enlaces ... es lo que importa de veras ;)
Un besote y gracias de antemano.
Sé que lo harás.
increibles tus fotos!