¿Se equivocó la cigüeña? (Bisabuelo, que hiciste !!!)

(Atención que este post no es educativo)

Cuando JR Edwing llegaba al rancho Southfork después de haber cometido innumerables maldades durante todo el día, lo primero que hacía era sacudirse un pelotazo de wisky de aquí te espero. Yo en cambio, que no cometo apenas maldad alguna, con uno o dos quintos ya tengo bastante para relajarme un poquillo y encarar la cena familiar sin rugir demasiado fuerte.

Pero fijaros lo que son las cosas, el otro día en el super vi una oferta: Brut Nature de marca, del que cuesta normalmente 9 o 10 euros, a 1.6 la botella. Compré una pensando que estaría picado pero no. Misterios de la economía de mercado antes de Navidad: estaba estupendo. Y baratísimo. Volví a por más. Ahora cuando llego a casa, ¡zas ! abro una botellita y mmm: buenísimo.

Esta predilección por el Brut Nature me hace pensar una vez más que yo he nacido para la darme la gran vida. Con la cerveza voy tirando, pero lo mio son los vinos buenos y vivir sin dar golpe, dedicandome a lo que a mi me gusta de verdad: coleccionar arte, pasear por el monte, hacer la siesta, sacar fotos a los bichos, charlar con los amigos y arreglar el mundo.... En fin, una vida de burguesazo adinerado, ocioso y vividor, de la más pura gauche divine.

Me direis que eso le gusta a todo el mundo. ¡Craso error! No somos tantos los que sabemos vivir bien (o sabríamos en caso de poder permitirnoslo), si no fijaros en lo que la gente le gusta: el fútbol y la tele. Y alli sigue la pirámide de Brut Nature a 1.6 euros, arrinconada en el super. Solamente yo me las voy llevando de seis en seis para no despertar sospechas, mientras la gente sigue comprando cerveza y cocacola. ¡ Señor, señor, que panda de inútiles viven en esta ciudad-dormitorio !

El caso es que la cigüeña se equivocó y en lugar de situarme donde hubiera podido ejercer mis dotes de vividor, me dejó en una casita humilde, eso si, muy honrada. ¡Amigo! aquí hay que currar para poder seguir adelante, se puede disfrutar solamente los fines de semana y con malabarismos para llegar a fin de mes.

Pero resulta ser, y aquí viene lo bueno, que mi bisabuelo D. era propietario de la mitad de los terrenos de lo que ahora es una de las ciudades más prósperas y corruptas del litoral mediterráneo. Sobre las fincas de mis antepasados se alzan ahora innumerables hoteles y urbanizaciones, campos de Golf y parques temáticos, ciudades de vacaciones y apartamentos sin fin.

Además era mi bisabuelo paterno por línea directa y primogénita, con lo que, de haber heredado una sola de aquellas fincas, yo ahora sería inmensa y asquerosamente rico y podría vivir mas de diez mil años sin dar ni golpe, coleccionando Leicas y Ferraris.... Pero el cabronazo de mi bisabuelo (lo siento) fue un grandísimo vividor que se fundió todas y cada una de las fincas del patrimonio familiar sin dar jamás un palo al agua. Y no hemos vuelto a levantar cabeza.

O sea, me digo a mi mismo mientras apuro las últimas copas de una botella de la base de la pirámide de Brut Nature, que la cigüeña ya andaba bien encaminada: se equivocó, pero no de familia, si no de generación.

Y me voy a dormir que mañana tengo que trabajar para poder comprarme los quintos.. Buenas noches.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Yo también hubiera hecho lo mismo que tu bisabuelo. Es lo que hacemos todos cada dia con el mundo: gastarlo y despreocuparnos de los que aún no han nacido. Supongo que es algo innato en el ser humano.

Entradas populares de este blog

La libélula negra

La salvación de las libélulas caídas

Nikkor 1000F11