A mi me parece que la libélula negra es la más elegante de todas. Pero es extremadamente reservada, raras veces tolera la presencia humana a menos de cinco metros. Si os acercais más, se alejará tranquilamente dando aletazos grandes y perezosos, como si tuviera las alas de terciopelo. Yo pensaba que no podía volar con más energía hasta que vi a dos machos peleando y persiguiéndose a toda velocidad. Lo que debe ocurrir es que no nos considera una amenaza especialmente grave y se marcha, pero con desgana. De todos modos, para poder fotografiarla hay que tener la paciencia de los grandes santos, incluyendo a Job (que al ser del Antiguo Testamento yo creo que propiamente no es un santo). Se llama calopteryx haemorrhoidalis . ¿Por qué el nombre de este animal tan bonito tiene que ser nada menos que haemorrhoidalis ? (en efecto, de hemorroides). Es que si os fijais, en la parte posterior del abdomen, por debajo, los últimos segmentos son rojos, como si padeciera de la triste dolencia anal...
Hago pájaros de barro y los echo a volar ¿Cuanta gente habrá oido pájaros de barro de El último de la fila sin saber que en realidad están oyendo una heregía? Los evangelios apócrifos son relatos de la vida de Jesús no autorizados por la Iglesia. Es un mundo fascinante que nos permite pasar grandes ratos a los aficionados a la teología (aunque seamos ateos). En los apócrifos vienen los nombres de los tres reyes magos, el buey y el asno del pesebre, los padres de la Virgen (Joaquín y Ana) y muchas cosas más, que pese a no ser consideradas como revelaciones por la Iglesia, han pasado a formar parte de las tradiciones acerca de la vida de Jesucristo. Entre ellas, el famoso y herético milagrillo de los pájaros de barro . Casi todos los apócrifos vienen en un libro editado por la BAC ( Biblioteca de Autores Cristianos) que en Barcelona se puede encontrar cerca de la Catedral. Digo casi todos y dejo como ejercicio para los lectores encontrar en google información acerca del sorprendente (...
De forma inesperada, la libélula caída logró salvarse por sus propios medios. Aleteando torpemente dentro del agua llegó hasta una ramita y trepó. Una vez allí secó sus alas mojadas con un movimiento de torsión (si pincháis aquí podréis ver una modesta animación, es algo rapidísimo que necesitaría de una cámara de alta velocidad). Aleteando hubiera generado sustentación, pero disponen de gran variedad de movimientos en las alas. Creo que hacen esto cuando quieren calentarse sin salir volando, como el Bombylius del otro día . Los insectos son siempre mucho más sofisticados de lo que uno piensa. Pero otras libélulas llegan al agua demasiado cansadas y no pueden hacer un esfuerzo tan grande. Es entonces cuando el fotógrafo decide intervenir en la escena y rescatar a la libélula, sabiendo que este es un gesto completamente inútil que en realidad hace para sentirse feliz. Lao Tse nos previno contra esta clase de benevolencia, esta intervención humana en los asuntos del universo. Para él...
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