La lluvia y el Mediterráneo
Ahora es miércoles y desde el viernes no para de lloviznar. No ha habido ni un solo hueco de color azul entre las nubes y casi parece que el cielo solamente sepa producir tonos grisáceos (como un camaleón enfermo, que según me han contado, anuncia su muerte con colores de luto).
Esto ya casi parece la muy triste Inglaterra, con la salvedad de que allí el tiempo suele ser muy variable. Malo pero variable, es raro el día en que las nubes no se abren ni siquiera un ratito, y si llueve no suele durar todo el día. De todos modos, esta sensación inmediata de bienestar que proporciona el sol allí es poco frecuente. En nuestro clima basta con salir a la calle un día de primavera o incluso invierno, si hace sol, para sentir que el mundo es un lugar hecho para que nosotros lo disfrutemos. O al revés, que nosotros estamos hechos para el sol.
Yo no daba mucha importancia a estas cosas y pensaba que podría vivir en uno de esos países civilizados donde (según dicen) la gente es próspera, limpia y feliz. Pero cuando estuve en Inglaterra y Escocia, aunque solamente fueron cuatro meses en total, me di cuenta de que no podría soportar esa tristeza de humedad y neblina. A falta de otra cosa que hacer, estaba todo el día y buena parte de la noche trabajando delante del ordenador. Llegué a ponerme enfermo. Para aliviar la angustia a veces salía a dar un paseo en coche. Buscaba un pueblo pequeño en el mapa y conducía hasta allí, esperando encontrar la torre de una iglesia junto a una plaza pequeña, uno o dos gatos haciendo la siesta en una calle estrecha y poder ir al café del pueblo para leer el periódico escuchando las conversaciones ruidosas de los viejos, o tal vez charlar con un desconocido.
Pero no había ni torre, ni plaza, ni gatos ni mucho menos café. Y todos los pueblos eran iguales: urbanizaciones sin ningún sentido profundo donde la gente, para comer, paraba el coche al lado de una furgoneta y pedían unas cosas malísimas que engullían de pie bajo la lluvia, como si fueran zombies, o como si comer no fuera una ocasión para celebrar una pequeña fiesta cada día. Los pubs tampoco fueron de gran ayuda y llegué a cansarme de las pints of ale que me tenía que tomar en una mesa oscura, con el suelo enmoquetado y las paredes llenas de horteradas.
Esto ya casi parece la muy triste Inglaterra, con la salvedad de que allí el tiempo suele ser muy variable. Malo pero variable, es raro el día en que las nubes no se abren ni siquiera un ratito, y si llueve no suele durar todo el día. De todos modos, esta sensación inmediata de bienestar que proporciona el sol allí es poco frecuente. En nuestro clima basta con salir a la calle un día de primavera o incluso invierno, si hace sol, para sentir que el mundo es un lugar hecho para que nosotros lo disfrutemos. O al revés, que nosotros estamos hechos para el sol.
Yo no daba mucha importancia a estas cosas y pensaba que podría vivir en uno de esos países civilizados donde (según dicen) la gente es próspera, limpia y feliz. Pero cuando estuve en Inglaterra y Escocia, aunque solamente fueron cuatro meses en total, me di cuenta de que no podría soportar esa tristeza de humedad y neblina. A falta de otra cosa que hacer, estaba todo el día y buena parte de la noche trabajando delante del ordenador. Llegué a ponerme enfermo. Para aliviar la angustia a veces salía a dar un paseo en coche. Buscaba un pueblo pequeño en el mapa y conducía hasta allí, esperando encontrar la torre de una iglesia junto a una plaza pequeña, uno o dos gatos haciendo la siesta en una calle estrecha y poder ir al café del pueblo para leer el periódico escuchando las conversaciones ruidosas de los viejos, o tal vez charlar con un desconocido.
Pero no había ni torre, ni plaza, ni gatos ni mucho menos café. Y todos los pueblos eran iguales: urbanizaciones sin ningún sentido profundo donde la gente, para comer, paraba el coche al lado de una furgoneta y pedían unas cosas malísimas que engullían de pie bajo la lluvia, como si fueran zombies, o como si comer no fuera una ocasión para celebrar una pequeña fiesta cada día. Los pubs tampoco fueron de gran ayuda y llegué a cansarme de las pints of ale que me tenía que tomar en una mesa oscura, con el suelo enmoquetado y las paredes llenas de horteradas.
Comentarios
Un abrazo sonderil ;) llevo siguiendo tu blog varios meses y es la primera vez que me atrevo a comentar algo, enhorabuena por tu narrativa, engancha!
También es cierto que soy asturiano, y que lo de la lluvia es parte de nosotros.
Además, curiosamente como bien señalas, parece afectar a la limpieza de calles y ciudades.
Pero el sol tira mucho...
Y más durante la lluvia, en el Reino Unido y sin comer como mandan los cánones... (aprovecho y hablo de comida, hale)
Siempre estamos a tiempo.
Es cierto que el clima influye. Por mucho que se promocione, en Soria siempre habrá menos gente que en la costa, y eso que Soria es una ciudad preciosa, aunque no tanto como Logroño, claro.
No está mal que llueva, que luego enseguida os quedáis sin agua en verano.
Saludos soleados.
Aquí causamos el asombro de Europa por tirar al suelo de los bares las cabezas de las gambas, servilletas de papel, el hueso de la aceituna, pero se barre, se friega y tan limpito. Alguna vez he oído que los ingleses no destacan por su amor al agua y al jabón.
Yo tampoco podría vivir en un sitio perennemente gris. Por cierto, este año está lloviendo en Murcia más que nunca. Ayer mismo bromeaba con un amigo sobre si esto se convertiría en Galicia y acabaríamos comiendo buenas carnes y hasta percebes.
Volvería mil veces, pero bien provisto de jamón, buen queso, fuet, ... para hacer más soportable la visita.
Es tan triste...
Y por si te consuela, ayer en Almería también estuvo todo el día lloviendo.
Un abrazo
Aunque, claro, la costumbre es la costumbre y cuando nos llueve muchos días seguidos tenemos ganas de que salga el sol.
Sin enfado, que Frikosal y su blog no lo merecen.
Aquí, en España, tenemos la suerte de que de norte a sur pasamos por un montón de climas y formas de vida, y en Andalucía y Levante, por ejemplo, que el buen tiempo suele darse casi todo el año, se hace más vida en la calle, mientras que en el norte, la lluvia, el frío, lo gris, "produce" gente más reservada (en general)... Pero un gallego no es como un asturiano o como un vasco o un cántabro... Cada uno tiene su idiosincrasia que, en mi opinión, es más el resultado de una educación y una cultura que de las nubes...
También pienso que en ningún sitio del mundo chove tan bonito con en Galicia... (son las raices, que me superan ;)
Las sierras quemadas o devastadas por la especulación no pueden absorber las tremendas trombas de agua que arrastran toda la tierra, dejando la roca descarnada donde no crece nada dejando un paisaje desértico.
La mayoría de las lluvias (en mi zona) caen de la mitad de la provincia hacia la costa, lo que no contribuye a rellenar los acuíferos ni los pantanos que están (la mayoría) en el interior.
Zonas en las que caen mas de 700 anuales sufren restricciones en verano….bueno… me queda el consuelo que los campos de golf acabaran secándose y dejará de ser un terreno para 4 ricachones y podrá convertirse como casi todo lo de mi zona en mas desierto.
No podéis ni imaginar la cantidad de tierras que se están abandonando por no poder regar. No sirve el ser la provincia que depura mas del 50% del agua de España, ni la modernización del riego… la fruta y verdura dentro de poco tendremos que importarla.
No se cual será la solución pero el problema existe y es real.
Conste que mi opinión es de no coger nada que los demás no quieran darnos.
Un saludo.
Es muy necesario que llueva, con la cantidad de agua que gastamos.
A mi me gustan algunos días pasados por agua.
Aprovecho para hacer cosas que dan pereza cuando hace un día bonito.
Y estoy contenta porque no hay como la agua llovida para las plantas.
Ademas pronto saldrá el sol y mejor para semana santa.
Me gusta la luz tamizada que entra por las ventanas esos días. Es la mejor para hacer retratos.
No me gustan las moquetas. En el apartamento de un amigo en París, tenían enmoquetado el cuarto de baño.
Bienvenido y te agradezco el comentario.
David,
Siendo de Asturias ya estabas medio adaptado. El las highlands estuve dos veces pero siempre con prisas. Recuerdo, eso si, que a principios de Agosto fuimos a un lago junto al lago Ness (me suena Glenn Afric pero no estoy seguro). Era un lugar precioso. Me dio un arranque y nadé en un río con el agua increíblemente limpia. A cada brazada me bebía un trago, era deliciosa.
Futuro,
Si que condiciona el clima. Y la comida. En Escocia me prepararon una pizza congelada.. FRITA EN LA FREIDORA ! Lo juro.
Mosquito,
Difícil el equilibrio (y suerte).
Mad,
Soria es preciosa. En Logroño no he estado. Pero a cualquiera de las dos me iría a vivir mañana mismo, si pudiera.
Sr. Black,
Yo no es que la odie, me gusta pero es que una semana entera sin ver el sol acaba poniéndome de los nervios. Todo en su punto.
Th,
Afortunado Vd. que disfruta con (casi) todo. Que suerte.
Felquera,
La primavera es fantástica y si haces fotos yo creo que se disfruta mucho más.
Zbelnu,
Si, en Inglaterra hay lugares preciosos y todo está muy cuidado. Además, en contra del tópico, la gente es muy amable. Pero es más uniforme y en general más soso. O eso me pareció, ahora ya no se.
Desanchá,
Como dice NMP, hasta en los wateres, a pie de cagadora, he llegado a ver moqueta. Es muy fuerte.
Ignis,
Yo volvería, incluso tal vez volveré, pero con dinerito para no tener que dormir en un camping helado y húmedo.
Joselu,
Si, el tiempo cambia muy rápidamente en Escocia. No hay que subestimar el efecto que el sol tiene sobre el estado de ánimo. Si se tiene tendencia a la tristeza, no hay quien lo aguante.
Amig@,
No, si yo lo entiendo que es bueno que llueva etc.. Pero una semana !
Felquera,
Paz y amor para todos (pero sin trasvases). Siempre se quiere lo que no se tiene, esto es normal y a mi mismo me pasa contínuamente. Junto al Mediterráneo a veces la lluvia no sabe llover.
Desanchá,
Es eso mismo, después de muchos días nos falta el sol.
Novicia,
Lo de la variedad de climas (y de culturas: basta con viajar un poco para verlo) es una de las gracias de nuestro país. En Galicia he estado muy poco. Pero me gustó.
Anónimo,
Es desolador el panorama que presentas y lo del golf ya debes saber como lo veo yo..
Miguel,
Si, aquí en algunas cosas lo hacemos mejor. Pero en general es cierto que el nivel de vida en el norte es enormemente mejor, por ejemplo la vivienda y mil cosas más.
Erna,
Es que me cambia el carácter después de una semana sin sol. Uno o dos días perfecto pero más ya lo noto. Nadie es perfecto.
Nmp,
Eso que dice Vd a mi también me gusta ! (Menos la asquerosa moqueta)
Hermano,
A mi me contaban otras cosas y por eso siempre procuré poner tierra por medio.
A mi me bastó estar solo una semana para saber que Londres no era un lugar donde me gustara vivir... ahora con estos dias grises de esta primavera que no llega me invade una tristeza y apatia enorme... El domingo hizo sol y estuve en la playa no veas como me cargue las pilas al lado del mar haciendo nada!!!!
besitos!!!!!!
yo a veces echo de menos la vida de esas ciudades frías y plomizas