El mapache que comía fast food y otras historias de machapes


Primer mapache. Es el de la foto. Nuestras vidas se cruzaron fugazmente en el Yosemite. Nosotros habíamos cenado una pizza en un merendero. Cuando ya estaba por marcharme a fotografiar estrellas , vi una especie de gato enorme saltando de mesa en mesa, en busca de alguna patata frita abandonada o de un trago de cocacola. ¡Era un mapache!

Segundo mapache. Yo nunca había visto un mapache pero curiosamente, su cola anillada y sus gestos ágiles me transportaron a la infancia. Recordé haber leído un libro de un niño que tenía un mapache. La historia, que nos fascinó primero a mi hermana y después a mi, estaba ambientada en los tiempos de los primeros automóviles. A los dos nos pareció que la vida de aquel niño que construía una canoa, patinaba sobre los ríos helados, acampaba con su padre junto a un lago y jugaba con su mapache era la felicidad en estado puro.

Pero años más tarde, un mal día se me ocurrió leer la vida del autor, que venía en las últimas páginas. Y descubrí que cuando tenía la edad del protagonista había quedado inválido. Entonces comprendí que todas las aventuras del niño y su mapache eran en realidad una idealización de su propia infancia. Me imaginé al autor, que tan vital me había parecido en las páginas del libro, encerrado en una habitación con una máquina de escribir, rebuscando entre sus recuerdos como el personaje de Borges, alargando indefinidamente con el pensamiento cada una de las tardes en que pudo correr libremente por el bosque. Y entonces me pareció un libro muy triste.

Tercer mapache. Mis hijos tienen una enorme cantidad de muñecos de peluche. Entre los más queridos del pequeño figuran un encantador pulpo verde que compramos en una gasolinera y un mapache que mi hermana le trajo de Estados Unidos (sin duda, recordando al segundo mapache). Pero con este peluche había un problema: el niño se empeñó en llamarle machape en lugar de mapache. Yo se que eso no tiene la menor importancia pero soy un perfeccionista y le corregía cada vez que decía machape. Hasta que un día se enfadó y me dijo:

-¡Es que Machape es su nombre! Se llama Machape, ¿entiendes papá?

Con aquella frase creo que quedó demostrado que ser un poco exigente con los niños no es malo, por lo menos para su imaginación.

Pero él mismo se obligó a algo terrible: perpetuar la palabra machape por los siglos de los siglos.

Un día ocurrió lo inevitable. Ya estaba en la cama con el pulpo verde pero era incapaz de conciliar el sueño, por falta de peluches, y me llamó:

-¿Me puedes traer el mapache, papá?
-Dirás Machape, hijo.

No pude evitarlo.

(Esta entrada es cosa del robot. Donde yo estoy ahora no creo que haya internet)

Comentarios

pablito ha dicho que…
estupenda la historia de tu hijo :)

la del libro es mucho más triste, pero seguro que al autor le hizo mucho bien

ehhh...¿no te has cansado de ese fondo negro?
Javier 16 ha dicho que…
Yo odiaba a los puñeteros tramperos con su característico gorro de mapache, cuya cola, colgaba de un lado.

Me gusta la espontaneidad del mapache buscándose la vida, y la foto.

La historia es conmovedora.

Saludos.
Erna Ehlert ha dicho que…
Desde luego eres un mago, chico.
Al leer tus mapachadas una siente muchas cosas y muy variadas.
Me ha puesto triste, pensativa y me hizo reír tu historia de hoy.
Que fenómeno de hijo también.

Un saludo

Bueno, haciendo la entrada por robot como dices, al menos no te encontramos a faltar tanto.
Chabier Lozano ha dicho que…
Eso que hace tu hijo es una metátesis, y de ellas están las lenguas llenas, en unas más y en otras menos. Por supuesto que en el lenguaje infantil hay todavía más. Tu hijo debe de estar haciéndose mayor si ya se autocorrige. Que vayan bien las vacaciones.
Mad Hatter ha dicho que…
¡Ja, ja! Eso de "Machape" me recuerda al locutor de radio ficticio que introducía el "Summer Fun" de los "Barracudas", cuando decía aquello de: "I can´t pronounce "Bacarruda".
¡Feliz verano!
Ars Natura ha dicho que…
Bonitas historias de mapaches las que nos has hecho leer. Esta noche casualmente he soñado con un mapache, tendrá algo que ver?

Recuerdo una compañera de clase de instituto que me dijo que de pequeña llamaba a los astronautas: "astronastras". La historia de tu hijo me ha hecho recordarla.
Belnu ha dicho que…
Has vuelto!!!! Y me encantan los mapaches! De pequeño (y aun a veces ahora) a G se le oscurecían un poco las ojeras y le llamábamos mapache. Este que tú has retratado me encanta, tan juguetón, ahora te leeré pero primero quería hablar de la foto y el título, tan americano... Hoy una amiga que vive en Austin, Texas, rodeada de animales y naturaleza, me ha mandado retratos de un woodpecker, pájaro carpintero y luego de un halcón que la miraba mientras ella hacía su yoga matinal. Los pájaros la dejan acercarse cada vez más y ella retrata polluelos, nidos, etc...
Belnu ha dicho que…
Pues el robot estaba inspirado
gyorch ha dicho que…
Supongo que será en una area de descanso de Yosemite. ¿La gente es tan guarra de dejar todo eso tirado por ahí? o ¿el mapache lo ha sacado de la basura?
la desanchá ha dicho que…
Gyorch, la gente es capaz de eso y de más. Muchos confunden el servicio de limpieza con el derecho a manchar.
En un merendero o en un área de descanso se supone que alguien se encarga de recoger los restos, pero no en el campo común y corriente, y ahí se quedan las latas, las botellas, el papel de aluminio, incapaces de transportar a la vuelta lo que a la ida pesaba más y no les importó llevar.

Los mapaches deben ser muy glotones. Tienen fama de robar comida donde se tercie.

Mapache, machape...golindronas le llamaba mi hijo a las golondrinas.
Amig@mi@ ha dicho que…
Genial,
Disfruta, que luego compartes y disfrutamos todos ;)
Un abrazo
Jesús Dorda ha dicho que…
"Pícaro" así se llamaba el mapache de la historia de Sterling North, que yo leí y que, como tantas otras, contribuyó a mi pasión por la Naturaleza.
Supongo que se trata de la misma.

Ahora resulta que en Madrid tenemos mapaches asilvestrados. Hay quien no piensa que el sitio de los animales es la libertad y se empeña en tener como mascota lo que pertenece a la Naturaleza. Luego se libra del "problema" soltándolo, fastidiando al animal y a la fauna local.
¡Cuanto nos queda por trabajar en divulgación! aunque la responsabilidad es difícil de enseñar fuera de casa.
nomesploraria ha dicho que…
En cuestión de machapes me temo que vanos tres a cero.
Feliz usted por esos montes de dios y del diablo.
Saludos al robot de mi parte.

Suyo.
Miguel ha dicho que…
Bonita foto, como todas las que publicas, y bonita historia la del machape.

Un abrazo.
Lienzo tierra ha dicho que…
Pues como todo el mundo está diciendo sus "palabros", la mía era "cucharacha" en vez de cucaracha, no sé si es que me las pensaba comer o qué.

Los mapaches allá deben de ser un poco como los zorros acá. Muy acostumbrados a buscarse la vida en ese tipo de sitios.

Bonita historia.
treehugger ha dicho que…
Me alegra saber que la energia es siempre positiva.

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