Un cuento chino (de árboles)
Se dice que estando el Maestro Lao Tse de viaje junto con algunos discípulos, pasó por el frondoso valle donde había transcurrido su infancia. Muchos años habían pasado desde que el Maestro estuvo allí por última vez. Y donde antes hubo cientos de árboles, ahora tan solo quedaba uno con vida. De no haber sido el Maestro Lao Tse, se hubiera sorprendido o incluso enfadado. Pero él se limitó a comprobar que todo transcurría según lo esperado, por que todas las cosas de este mundo (incluso los dioses si los hubiera) obedecen las inmutables leyes del Tao, que nada obran pero nada dejan sin hacer.
Ya empezaba a soplar el frío viento del norte, anunciando el inicio del otoño. El venerable Maestro se detuvo y recorrió el horizonte con bastón, indicando donde estuvieron algunos de los árboles.
-Allí hubo un árbol que limitaba dos fincas. Hubo una disputa por las tierras y uno de los vecinos debió cortarlo. Un poco más allá, en casa de Liu, había un cerezo de excelente fruto. Debió de cansarse de que los vecinos le robaran las cerezas y lo cortó. Más allá del camino estaban los robles, tan apreciados por su madera, que debieron ser cortados para construir muebles en el palacio del Mandarín. Y los quejigos fueron cortados para encender fuego en los fríos inviernos. Recuerdo que allí, en lo alto del cerro, había un árbol solitario que destacaba por su belleza y presencia. Sin duda atrajo al rayo.
-Maestro, ¿y ese arbolito de allí, como es que es el único que sigue con vida?
-Joven Fri-Koh, observarás que ese árbol no da fruto ninguno y su madera es quebradiza. No destaca por su belleza ni por su tamaño ni por nada en especial. Su leña tarda en secarse y cuando arde lo hace mal y sin dar apenas calor. Por no dar, apenas da sombra, por que sus hojas son pequeñas y escasas. Es el más inútil de todos, el único que no sirve absolutamente para nada ni despierta envidia alguna. Y justamente por eso sigue con vida.
En ese momento salieron algunas ancianas de una casa y se quedaron observando al Maestro y sus discípulos. Pero ya nadie recordaba al venerable Lao Tse en aquel valle, y él les hizo una señal para proseguir el camino que les había de llevar de regreso a la lúcida soledad de la montaña.
Para todos los que siendo niños soñaron con poder volar y de mayores han acabado cansados de las esperas en los aeropuertos. Terminal Q, Octubre 2007.
Comentarios
Sí yo era uno de esos niños que querían volar, mis padres me comentaron que cuando tenía 3 años me tiré una hora corriendo por el pasillo y agitando los brazos hasta que me convencí de que no podía y me puse a llorar desconsoladamente, y ahora no hace mucho también he llegado a llorar en alguna terminal de aeropuerto.
A la mierda! este blog tiene que seguir siendo un referente, nuestra envidia, y latigo impasible de nucleares, especuladores inmobiliarios y demas tiernas lombrices. Ole!
-th
No necesariamente lo inútil es lo que se desecha. Se desecha lo asqueroso, lo que molesta, como una piel de plátano, pero lo que es simplemente inútil, como esa vieja figura llena de polvo en un rincón de la estantería, a menudo que perdura.
Dos ejemplos voy a ponerle.
-Ahora mismo encima de la mesa tengo justamente aquel maldito bolígrafo que no funciona. Ayer estuve usando todo el dia el que si funciona, al final se me olvidó en el bolsillo y ahora debe estar dentro de la lavadora, donde va a tener un fin glorioso.
-El antiguo alcalde de una ciudad que no mencionare, era un notorio inútil, dejado por imposible por su familia burguesa. Todo lo que tocaba el chico se convertía en mierda. No obstante, se afilió a un cierto partido, donde su capacidad para pasar desapercibido y no llevar la contraria jamás, le fue llevando adelante, como una hoja seca en un río, hasta llegar a alcalde, posición en la que aguantó 30 años. Más tarde fue expulsado hacia arriba y ocupó cargos de gran importancia en la capital de la capital. Le he perdido el rastro pero ya debe de estar en el parlamento europeo.
Por otra parte, yo conocí personalmente a un joven brillante, idealista y enérgico que se afilió al mismo partido y en este momento está vendiendo coches en un concesionario.
Ultimamente me dejas un poco preocupado con tus comentarios. Espero que mi pesimismo no te desanime.
TreeH,
Lao Tse en efecto se marchó amargado de la corte para ir a vivir en las montañas.
No recuerdo haberte visto por el Templo de Sao-lín.
Acaso somos de distintas promociones ??? ;-)
Que el Tao te sea favorable.
Mar-Mor-Lhu
"Y al que no produce no se lo desecha? al jubilado? al viejo?"
Aqui me pillaste :)
Totalmente de acuerdo, parece que las cosas hoy son más jodidas que en tiempos del maestro Lao Tse. De todos modos, algo hay de verdad en su punto de vista, esa discreta inutilidad gris es saludable. Por cierto que también elogió la pereza como una virtud, hay que darle a conocer.
Mar-Mor-Lhu,
Ultimamente estoy haciendo alguna campana, todo el día detrás de los bichos :)
Afortunadamente no todos los arboles inútiles, feos y sin valor económico son los que resisten...
Pero qué gran verdad es la parábola-ejemplo del sr. con apellido de árbol frutal de que antes comentabas...
Si no fuera porque los forestales descubrieron la reforestación y la repoblación, sólo quedarían los arboles como el de tu cuento.
Y nosotros, tierras expuestas a la erosión y al arrastramiento por las aguas, necesitamos árboles de firmes raices que nos sujeten y nos cobijen. Arboles como tu blog...
Tengo la incurable obsesión de buscar (y encuentro) vida y utilidad donde no parece haber ni lo uno ni lo otro. Esto, interpretado en simple, a veces me hace volar.
Todo el la vida está porque ayuda a algo, esa es su razón de vida.