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Mostrando entradas de 2017

Salón Eastwood y el orangután

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Ayer estuve cerca de la desembocadura del Guadalquivir. Por la tarde, con unos amigos, conducíamos sin un propósito bien definido dejando pasar las horas antes de ir al aeropuerto de Jerez.  A la hora de la siesta, cruzando un pueblo, el aire abrasador de Julio parecía que exigiera un lento café con hielo. Y paramos en un bar fresco y espacioso, que me recordó los grandes cafés de pueblo de hace casi medio siglo. Si ustedes también llegan a ese lugar, entrando a la derecha verán un salón decorado con fotos y pinturas de Clint Eastwood. Allí está Clint con un armadillo en las manos, Clint cabalgando por un paisaje nevado, Clint con unas admiradoras en minifalda. Pero sobretodo, allí está una foto de Clint conduciendo su Harley Davidson, mientras un orangután le abraza desde la espalda. Es una foto extraordinaria, pero no por la expresión de Clint, si no por la del mono, que sonríe con los ojos cerrados, beatíficamente, enamorado y totalmente abandonado a la paz, la seguridad y el am

Una historia sentimental de las calculadoras: HP-35

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Hace años, muchos años, el objetivo fundacional de algunas empresas no era ganar la máxima cantidad de dinero posible con la mínima inversión, incluso a costa de engañar a los clientes. Naturalmente, se trataba de empresas rentables, y que debían seguir siéndolo. Pero había algo más: un orgullo por la calidad y el trabajo bien hecho. Cuenta la leyenda que Bill Hewlett, uno de los fundadores de Hewlett-Packard, se planteó en 1970 la posibilidad de construir un aparato de bolsillo capaz de calcular funciones trigonométricas y logaritmos. Es decir, una calculadora científica. Entonces no existía nada parecido, la única alternativa eran aparatos enormes y carísimos como el HP-9100. Incluso los astronautas que por aquel entonces seguían viajando a la luna debían usar las engorrosas reglas de cálculo para realizar operaciones vitales. No obstante, los estudios iniciales de mercado mostraron que no habría demanda para el nuevo producto. Hewlett, indiferente a los malos augurios, dio máxim

El relevo

A medida que la información fluye más y más rápido de un punto a otro del planeta, el tiempo parece acelerarse. Lo que antes tardaba un siglo, pasó a tardar una década y ahora parece que pueda suceder en un solo año. Recuerdo un documental estremecedor de un orfanato en China donde acogían niñas abandonadas: era la imagen de un país que solamente hace 15 o 20 años nos parecía terriblemente pobre. Y ahora, la misma China, aspira a ser la primera potencia mundial. La insólita retirada de Estados Unidos del acuerdo de París puede haber sido el punto de inflexión, el definitivo principio del relevo de Occidente como motor del mundo. Primero Europa, después Estados Unidos, ahora Asia y China en particular.

De nuevo, primavera

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Esta mañana he salido a dar una vuelta por el monte con la cámara y he podido fotografiar a esta pareja (ignoro la especie, aunque es muy común en nuestra zona). La fotografía de mariposas tiene su intríngulis: hay que reptar por el suelo hasta colocar la cámara a pocos centímetros de los animales, perfectamente paralela a las alas, enfocar, componer la escena, elegir el diaragma y la sensibilidad, contener la respiración y disparar. Normalmente las mariposas se asustan y las fotos salen mal, hay que armarse de paciencia y volver a empezar una y otra vez. Independientemente de los resultados, es una experiencia muy gratificante con la que puede conseguirse una gran paz interior.

Andrómeda en una bolsa roja

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Uno nunca termina de conocer a sus gatos.

Los siete niveles de la metamorfosis

Buscando "La metamorfosis" de Kafka en Amazon, veo que alguien la puntúa con un 2 sobre 5 y añade: "Es tirar el dinero. En el rincón del vago están todas las respuestas del trabajo. No lo compréis". Todas las opiniones deben ser respetadas, este es uno de los principios básicos de la democracia y de las encuestas, pero sin embargo daría la impresión de que a este revisor se le han escapado algunos matices de la obra. Según Dieter Berglund , la obra de Kafka puede leerse a siete niveles diferentes. El primero, narrativo, es simplemente la descripción de algunos sucesos. El segundo nivel implica conocer por lo menos superficialmente la vida del autor, y permite entender que Gregorio Samsa esté tan preocupado por perder el tren cuando acaba de convertise en "un monstruoso insecto". El tercero, mucho más complejo que los dos anteriores, requiere conocer el Talmud. El cuarto precisaría de un conocimiento completo de la mente consciente de Kafka, y por lo tant

"How to Become a Successful Loser", según Dieter Berglund

Dieter Berglund , polifácetico autor de origen escandinavo, acaba de publicar la que tal vez sea su principal aportación hasta la fecha: " How to become a successful loser ". En esta obra, que próximamente se publicará traducida como "Guía del perfecto perdedor", Berglund clasifica las personas en "winners", "loosers" y "lacklusters" (mediocres, sin energía) y expone su teoría para acumular un fracaso tras otro: 1-Olvidar inmediatamente los éxitos recientes, sin darles ninguna importancia, y pasar a planterse inmediatamente nuevos retos. A poder ser, imposibles. 2-Manifestar abiertamente un estado de ánimo melancólico cuando algo ha salido mal. Por contra, ante el fracaso los "winners" (que también meten la pata ocasionalmente, según se nos dice), aprietan el culo y salen a la calle sonrientes. Berglund enumera algunos ejemplos del mundo animal, como la tortuga herida que suele forzar el paso para disuadir a sus perseguidor

Kafka, ilustrador

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En el museo de Kafka en Praga hay algunas reproducciones de sus dibujos. Es un museo curioso, de estos que realmente no tienen ningún objeto original, pero está bien planteado y merece una visita. Yo no sabía que Kafka ilustró algunos manuales como parte de su trabajo en la compañía de seguros Generali. Están bien hechos pero no tienen ningún interés, como cabría esperar. Sin embargo, los que hizo por su cuenta, son muy interesantes. Parece ser que se planteó dedicarse a la pintura. 

HP prime

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Tengo cierta propensión a coleccionar cosas. Tengo algunas cámaras viejas, entre ellas una Nikon F de la guerra del Vietnam , una F2, una Nikonos V.. y ejem, algunas más. Y desde hace un tiempo, voy guardando calculadoras viejas, a poder ser científicas. Entre las calculadoras científicas, las de la marca HP están en una categoría aparte. Durante un tiempo fueron instrumentos carísimos pero insuperables por su fiabilidad y capacidad. Algún día les hablaré de la HP35 (que llevo a clase para enseñarla como ejemplo de buen diseño), las HP41, la HP48, etc. El caso es que el otro día, buscando una HP15C (se admiten regalos) me apareció un anuncio de la HP Prime, la heredera de la saga. Pensé ¿por qué no? y me la compré. Debe ser la mejor calculadora de todos los tiempos, la versión actualizada de las míticas 41, 28 y 48. En realidad no es tan cara (algo más de 100 euros). Ayer abrí la caja casi con miedo. Me temía que fuera una chapuza postmoderna, o un producto aberrante del depa

El Padre y el paraíso

Algunos dicen que en realidad el Padre no creó el paraíso, sinó tan solo un desierto abrasado por el sol. Y que fueron los hombres quienes después de largos años de esfuerzo lograron que brotara un frondoso jardín. Todos los visitantes se admiraban contemplando la fertilidad de aquellas tierras y se preguntaban a que se debía tanta exhuberancia. "Yo os lo mostraré" -contestaba el Padre- "tomad cualquiera de los frutos que aquí brotan y siempre veréis mi nombre escrito en él ¿No es justo decir que esta espléndida obra es mi creación?". Pero como en el fondo de Si mismo sabía que no era cierto, día a día su envidia fue creciendo hasta que finalmente expulsó a aquellos que en verdad habían creado el paraíso. "Ahora ya no habrá ninguna duda", pensó. Cuando finalmente estuvieron solos,  el Padre, el Hijo y el Espíritu se reunieron y contemplaron gozosos la obra que ellos habían llegado a creer que era suya. Entonces dejaron escrito que hubo una serpient

El botón de la fe

Hace un par de años, a la hora del café un amigo nos contó que había sido creyente, aunque que perdió la fe. Pero que si pulsando un botón pudiera recuperarla, sin duda lo haría. Después de mucho reflexionar, entonces pensé que tal vez yo también estaría por lo menos tentado de pulsar el botón de la fe. Pediría un teclado de la fe con diversos mandos para las diferentes fes que uno va perdiendo a lo largo de los años. La hora del café es muy adecuada para los temas trascendentes. Yo se que en algunos entornos la gente no habla de esas cosas, pero nostros buscamos el sentido de la vida en cada detalle. El fin del toner ya nos parece una metáfora amarga. Y ayer, de nuevo a la hora del café, mi amigo me habló otra vez de su botón ... pero omitió el deseo de pulsarlo. Está mejor. La verdad es que yo no recordaba su comentario, pero me había impresionado y lo dejé anotado aquí, como un borrador. Después de tanto tiempo me ha dado por revisar  las cosas que dejé a medias. Ahora mismo