De nuevo, primavera
Esta mañana he salido a dar una vuelta por el monte con la cámara y he podido fotografiar a esta pareja (ignoro la especie, aunque es muy común en nuestra zona). La fotografía de mariposas tiene su intríngulis: hay que reptar por el suelo hasta colocar la cámara a pocos centímetros de los animales, perfectamente paralela a las alas, enfocar, componer la escena, elegir el diaragma y la sensibilidad, contener la respiración y disparar. Normalmente las mariposas se asustan y las fotos salen mal, hay que armarse de paciencia y volver a empezar una y otra vez. Independientemente de los resultados, es una experiencia muy gratificante con la que puede conseguirse una gran paz interior.
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